Lorena Salmón: "#sinfiltro #noretoques"

La belleza natural es una cosa del pasado, así lo sentencia Linda Rodin, 65 años, ex modelo, ex vestuarista e ícono de estilo para generaciones actuales, pasadas y venideras. Rodin lleva el pelo completamente canoso y sus arrugas de una manera tan natural, fresca y a la vez sofisticada que inspira a las generaciones transversalmente. No importa cuántos años tiene, lo que tiene (y le sobra) es un estilazo.

Leyendo una entrevista que le hicieron (Rodin fue modelo en los años 70, luego fundó una boutique en Nueva York y terminó trabajando como stylist de moda) ella comentaba con cierto tono de frustración que cuando uno ve hoy una revista de moda, ve una foto de una mujer retocada a niveles abrumadores. «Es imposible reconocer lo que se está viendo. No es la realidad», sostiene.

Lo mismo pensé yo cuando vi el poto de Kim Kardashian. No es real, me repetía adentro, tratando de entender las dimensiones de sus glúteos (algo así como lo que quiso hacer el otro día Magaly Medina en su programa, donde se daba la dificultosa tarea de analizar la veracidad o no de las colas de las celebridades peruanas).

Todo lo que tu intuición señala como falso, es falso. «No, Angelina Jolie no tiene esa cara sin haberse hecho nada», me discutía a raja tabla el otro día una estilista peruana. Y así es como uno cae en la cuenta de que ha vivido engañada todo este tiempo.

«No es real», se convierte en un mantra y en épocas donde la información se comparte y devela con una inmediatez sin precedentes. Por ello hay que tener cuidado. Las fotos veraces, las que no tienen Photoshop siempre logran colarse y asomarse a la realidad.

Basta recordar la humillación por la que pasó Justin Bieber, luego de ser imagen de la última  campaña de Calvin Klein. En ese caso el cantante no encontró como mejor opción que utilizar fotografías retocadas. Al día, se filtraron las verdaderas fotos del muchacho en ropa interior y dejaron mucho que desear, además de despertar un cyberbullying al que Bieber respondió sin molestarse o demostrarlo demasiado.

La sociedad es bipolar en sus valores y en su comportamiento: que por un lado apela a la belleza natural y la celebra, pero por otro se ciñe a las exigencias de la industria de la moda, cuyos estándares exigen perfección. No arrugas, no rollos, no manchas en la piel, o músculos fornidos donde no existen y cuerpos de infarto donde el photoshop hizo y deshizo a su antojo.

Yo, por mi parte, he decidido unirme al equipo Rodin que alguna vez sostuvo con tanta sabiduría: «cuando te vas haciendo más grande, uno se siente más libre e independiente, más honesto y abierto con los demás». Todas tenemos inseguridades, pero al fin, una aprende a vivir con ellas y entender que todo está bien, que nadie es perfecto y que todos hacemos lo que podemos.