Sandra Yépez Ríos
A los latinoamericanos sí que nos gusta tener sexo, vivir en pareja y concebir hijos. Al menos, las cifras así lo confirman. Según el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática, INEI, en el Perú se celebran 200 matrimonios y nacen 1,400 bebes todos los días. De hecho, en el 2013 menos del 40% de la población adulta declaró ser soltera. Pero mientras en nuestro lado del planeta estamos teniendo hijos, comprometiéndonos y disfrutando del sexo, en otras latitudes la llama de la pasión parece estarse extinguiendo.
En muchos países, el porcentaje de adultos que prefieren no compartir la casa con una pareja es cada vez mayor. Según un estudio de mercado realizado en Europa por la firma Euromonitor International, el número de personas viviendo solas en el 2011 era de 277 millones, casi el doble de lo que era en los años 90. Solo en Inglaterra se estima que un 34% de las viviendas tienen un solo habitante, mientras que en Suecia ese porcentaje es de un alarmante 47%.
Según los datos, está claro que cada vez más personas quieren vivir solas, pero ¿será que también se están desinteresando por el sexo? Si llevamos la pregunta hasta Japón, no cabe duda de que la respuesta será sí. En los últimos años, ha empezado a surgir en este país un fenómeno conocido como sindrome del celibato.
Un estudio presentado hace un año por la Asociación de Planificación Familiar de Japón mostró que 45% de las mujeres y 30% de los hombres, entre 18 y 24 años, no están interesado en lo absoluto en el sexo. Un índice impensable en otras sociedades. En Estados Unidos, por ejemplo, algunos grupos religiosos impulsan campañas para promover la abstinencia sexual en los jóvenes; sin embargo, su impacto es casi nulo. Tan solo un 3% de los estadounidenses llega virgen al altar.
En Japón, por otra parte, el síndrome del celibato no tiene nada que ver con religión o con esperar hasta casarse, es solo una ola creciente de personas a quienes simplemente no les apetece ir a la cama. Es más, a muchos ni siquiera les provoca tener una cita con alguien. Consultados en una reciente encuesta realizada por la compañía de seguros Meiji Yasuda Life, un 30% de hombres, en la franja de los 30 años, confesó jamás haber tenido una cita con una mujer.
Las extenuantes jornadas de trabajo, el alto costo de vida y la falta de intereses comunes parecen estar alejando a hombres y mujeres en la apabullante sociedad japonesa; o al menos así opina Ai Aoyama, consultora sexual en Tokio.
De acuerdo con Aoyama, en Japón, y sobre todo en las grandes ciudades como Tokio, «se está perdieron la intimidad». Las relaciones de pareja están siendo sustituidas por sexo casual, pornografía y realidad virtual.
En una cultura donde no hay expresiones públicas de afecto y el contacto físico es poco frecuente, Aoyama ofrece terapia para personas que no consiguen relacionarse o tener intimidad con otros.
«Mis clientes dicen que no encuentran sentido en el amor. Las relaciones se han vuelto muy complicadas aquí (…). Pero hacer el amor es una necesidad humana que ayuda a la gente a funcionar mejor en su vida diaria».
Ese retorno a la intimidad no solo le interesa a Aoyama, el Gobierno Japonés está cada vez más preocupado con la falta de apetito sexual de sus habitantes. Menos sexo significa también menos niños. Actualmente, la tasa de natalidad es tan baja en Japón que, de seguir así, para el año 2050 la población se habrá reducido a la mitad.
Mientras tanto, no hay indicios de que el síndrome del celibato pueda llegar a nuestra tierras. De acuerdo con una encuesta efectuada por la compañía de condones Durex, un 67% de los hombres, en este lado del planeta, asegura tener sexo al menos una vez a la semana. Así que no hay duda de que por aquí la llama de la pasión todavía arde vigorosamente.