Por Andrea Carrión / WUF
Perros que pegan de alaridos cada vez que sus dueños dejan la casa sin ellos, perros que gimen sin cesar hasta que el dueño regresa, perros que andan pegados a las piernas de sus dueños cuando están en casa, perros que se meten hasta a la ducha cuando sus dueños se bañan.
La ansiedad de separación en muchos perros de casa es un motivo de consulta que llega con demasiada frecuencia a los profesionales en conducta canina. Atender este problema y buscarle una solución es un acto de amor pues contribuyes a crear armonía con tu mascota en casa y en el vecindario, y además reduces la posibilidad de abandono, incluso de muerte.
Majo Rivera, fundadora del centro de psicología canina Dog Balance, lleva años lidiando con perros difíciles y en una reciente entrevista con WUF, señaló que el 40% de los casos que llegan a su centro son por ansiedad, el resto se divide en varios temas.
“La ansiedad por separación nace del punto en que el perro no sabe cómo estar solo. Sin hacerlo adrede, el dueño lo ha acostumbrado a siempre estar con él y en la medida en que se refuerza, se hace más agudo”, explica Rivera.
Una de las formas de reforzar la conducta ansiosa de tu perro es cuando celebras los brincos y ladridos con los que te recibe cuando vuelves a casa, cuando lo dejas subirse a tu cama o cuando se mete al baño contigo y lo estimulas con palabras como “ay mi amor, cosita linda” mientras él espera sentado.
La situación se convierte en un verdadero problema cuando el perro necesita estar cerca al dueño todo el tiempo y no tiene la capacidad de estar en la misma casa sin poder disfrutar relajado en un espacio diferente.
Uno de los factores que contribuyen a agudizar esta situación es cuando la persona siente pena por el perro, como por ejemplo cuando lo adoptan. Rivera explica que en muchos de estos casos, la lástima hace que la energía del adoptante se debilite y como en el mundo animal todo funciona por jerarquía, esto hará que la energía del perro se ponga por encima de la del dueño.
“Si me vuelvo muy emocional con el perro, eso es sinónimo de debilidad, y si soy débil ante el perro, entonces para él yo no tengo por qué tomar decisiones importantes, las toma el perro. Ahí entra el ‘¿Y por qué te vas y me dejas solo? Si yo tengo acá el control de la situación; si te vas de la casa, yo empiezo a chillar y a destruir porque no me has enseñado a estar sin ti y no sé qué hacer’. Eso es un problema”, explica Rivera.
Otro factor es cuando el dueño no puede dejar solo al perro en casa. Rivera ha tratado casos en los que toda la familia gira en torno al perro y llegan al punto de dejar a alguien en casa para que acompañe al animal.
“El perro, por un tema de salud mental y paz interior, tiene que aprender a estar solo porque es normal, es natural estar solo por momentos. No es que lo vayas a dejar solo 12 horas al día, pero por pocas horas es normal, así cuando salgas no encuentres destrozos a tu regreso ni vecinos quejándose por el ruido excesivo”, dice Rivera.
¿Cómo romper con la ansiedad?
Lo primero que se necesita es tener voluntad. La mayoría de personas que refuerzan conductas ansiosas en sus perros no lo hacen adrede sino por desconocimiento, pero una vez que toman consciencia, el 90% está dispuesto a entender a sus mascotas y mejorar.
A continuación, Rivera explica algunas técnicas para ayudar en este proceso:
A su cama
Una forma es enseñarle al perro a ir a su cama, léase cama como cualquier superficie diferente al suelo, sea canil, colchoneta, net, manta, camita de tela. Ello le dará al perro algo que hacer. Pero tiene que ser ‘anda a tu cama’ porque si solo se le dice ‘ándate’, para el perro será ‘¿pero dónde me voy? No sé qué hacer’. ‘Ándate a tu cama’ es más específico.
¿Cómo enseñarle?
Lo llevas a su cama y cuando ponga la cuarta pata sobre la cama, le dices ‘A tu cama’. El perro entenderá que cuatro patas arriba de determinada superficie significa ‘cama, sitio, lugar, su espacio’. La idea es darle significado a esa frase.
Antes de salir a la calle
Si le dejas toda la casa libre, le estas dejando demasiadas alternativas para hacer, lo cual los abruma porque no tiene dirección. Por eso el perro destruye, rasca o se come las paredes. Rivera sugiere dejarlo en un canil porque eso reducirá las alternativas y lo único que le quedará hacer es chorrearse y descansar.
Los perros duermen el 70% del día, con o sin canil. Una forma de acostumbrarlos a estar en el canil es dándoles de comer adentro sin cerrar la puerta. Para animarlos a ingresar, se les puede llevar primero con correa y con una actitud calmada para que el perro lo asocie con algo positivo. Un juguete o un hueso manzano siempre ayudará.
Lento y firme
Es irreal que de tener un perro que se mete hasta la ducha con el dueño, de pronto ya se quede tranquilo en su camita. Lo recomendable es empezar a crear distancias paso a paso. Lo primero es lograr que el perro no duerma en tu cama, entonces cada vez que intente entrar a tu cuarto, con mucha seguridad, firmeza y postura corporal clara, se le dice “atrás” las veces que sea necesario. Para facilitar el proceso, se le puede poner su camita en la puerta del dormitorio. Lo mejor es buscar situaciones cotidianas para trabajar con el perro y ser repetitivo.
¿Premio?
Se puede estimular con premio, pero se corre el riesgo de que el perro se quede conectado al dueño por la galleta, pedazo de comida, juguete o lo que se le ofrezca de recompensa.
Cuidado con sentir pena
La parte más difícil en este proceso se la lleva no el perro, sino el dueño porque le va a dar mucha pena y se sentirá mal. Hay quienes incluso rechazan el canil porque les da pena dejarlos encerrados. Rivera explica que los perros provienen de los lobos y los lobos, en estado salvaje, si no están en su cueva, están pendientes del peligro que hay alrededor. En su cueva se sienten seguros y con los perros, el canil reemplaza esa cueva, es su guarida. Hay que ser fuertes y pensar en el beneficio y bienestar que le dará al perro y a la dinámica en el hogar.
* WUF es una asociación sin fines de lucro que busca generar consciencia sobre la realidad de los perros abandonados en el Perú y que ofrece las herramientas necesarias para combatir el problema y así hacer de la adopción la mejor alternativa.
* Majo Rivera vive y trabaja rehabilitando perros en Lima y usa técnicas de César Millán, El Encantador de Perros.