Cuando Alessandra Montesinos (28) se animó a adoptar una mascota lo primero que hizo fue buscar a un perro adulto, ya que sabía que, por su ritmo de vida, le iba a ser difícil criar a un cachorro.
Sin embargo, la comunicadora audiovisual jamás imaginó lo complicado que sería el proceso de adaptación de su mascota, Tuna, una Wuf de 7 años.
“La personalidad de un perro adoptado puede tardar en salir a la luz”, señala la adoptante. Y es que su engreída no solo tenía un oído muy agudo, que la mantenía alerta ante cualquier sonido, sino también se negaba a bañarse.
“Ella llegó a la casa muy sucia porque no se quería bañar. Le tenía una fobia extrema al agua… Tan extrema que, a la semana, tuvieron que sedarla en la veterinaria para que recién la pudieran bañar”, cuenta.
A su querida Tuna también le costaba interactuar con otros perros: se ponía muy nerviosa y se negaba a caminar cada vez que veía a uno en la calle. A pesar de que esto ha sido muy difícil para su adoptante, ella confiesa que jamás se dio por vencida.
“Aún estoy trabajando para que pueda llevarse mejor con otros perros, pero también he aceptado que solo le gustan ciertas interacciones. Aprendí que eso es normal, ya que los perros tienen derecho a no llevarse bien con todos”, señala.
Tenencia responsable
Para Montesinos, antes de adoptar, ya sea un cachorro o un perro adulto, hay que saber cómo mejorar el comportamiento y la calidad de vida de la mascota, teniendo en cuenta que los perros de albergues han tenido una vida muy difícil en las calles.
“Todo el proceso ha sido prueba y error. Felizmente, he encontrado fuentes confiables de información. También he llevado cursos y sigo a influencers que hablan sobre tenencia responsable de mascotas”, dice.
Montesinos no ha dejado de aprender con el fin de poder conocer más a su engreída. Incluso, ha aprendido sobre lenguaje canino para poder descubrir en qué momentos está alerta y en qué momentos se siente nerviosa.
Si bien el camino ha sido difícil y ha requerido de bastante tiempo, compromiso y esfuerzo, hoy su hija de ‘cuatro patas’ no le tiene miedo al agua y hasta juega con algunos perros del parque de vez en cuando.
“Tuna es el ejemplo de que se pueden hacer cambios para tener una vida más segura y feliz. Por eso, espero que más personas se animen a adoptar perros adultos, ya que ellos merecen tener un hogar y una segunda oportunidad”, recalca.
“Sé que aún tengo mucho por trabajar, pero los pequeños momentos son los mejores momentos para mí: cuando la veo jadeando de felicidad, la veo durmiendo feliz en su cama o cuando juega con otros perros. No puedo escoger un solo recuerdo bonito porque los recuerdos bonitos son del día a día”, añade.
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