Día de la mujer: así fue como la voz y el voto femenino cambiaron la historia del Perú

El 8 de marzo se conmemora la lucha de las mujeres por tener una participación igualitaria y activa en la sociedad, con derechos que así lo garanticen. En 1956 las peruanas pudieron votar por primera vez, un hito que marcó un antes y un después en la historia de nuestro país. A ese momento dedicamos el Retrovisor de hoy.

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Un 7 de junio de 1956 las mujeres peruanas participaron por primera vez de un proceso electoral.

Nora Sugobono

08/03/2021 12H35

Junio es un mes con muchas fechas importantes para los peruanos. La agenda incluye desde el día del padre o el día del campesino, hasta el necesario y muy patriota día del cebiche. Hay un hecho trascendental, sin embargo, que suele perderse en el calendario. Hace 65 años (una tercera parte del tiempo que llevamos existiendo como nación) las peruanas votaron por primera vez. Mujeres de todas las edades “acudieron con entusiasmo” –reportaba entonces El Comercio– a ejercer este derecho un histórico 7 de junio de 1956. Tal y como se ve en la imagen, hicieron una fila aparte.

El voto femenino se había aprobado un año antes, después de una larga lucha por parte de pioneras feministas como Clorinda Matto de Turner o María Jesús Alvarado, quienes colaboraron con sus textos en este diario durante la primera década del siglo XX. El camino no había sido sencillo: muchos hombres, quizá la mayoría, lo veían como un capricho. Hasta entonces madres, esposas, hermanas e hijas eran eso: algo de alguien.

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Con el voto la mujer se convirtió en ciudadana (por increíble que suene, tampoco podían ejercer carreras como el periodismo, ya que dependían de sus padres o esposos) y pudo, por fin, tener un rol más activo en la sociedad. Había nacido el empoderamiento femenino, pero pasaría medio siglo para que se invente el concepto.

Hoy, 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Una fecha que conmemora, precisamente, aquello que se consiguió con hitos como el que aquí recordamos: la batalla constante, inacabable, que millones de mujeres en el mundo todavía deben librar para conseguir su emancipación. El próximo abril no olvidemos que esa voz debe hacerse escuchar, por nosotras y por las que vendrán. El voto femenino no es solo un derecho: en momentos como el que vivimos también es una responsabilidad.