Universitario de Deportes: Orestes Jordán y la reveladora entrevista donde contó lo que pasó en el partido contra Austria en Berlín 1936

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Futbol, ciclismo y boxeo

Orestes Jordán Cánepa nació en Chincha el 21 de noviembre de 1913. Su familia era una de las más poderosas de la ciudad, ya que tenía una compañía llamada Jordán Hermanos, que eran dueños de fundos, haciendas (como Casaconcha, Casa Blanca y La cuchilla) y de ganado. Su niñez la vivió en la casa de su padre Rómulo Jordán, ubicada en la calle Los Angeles. Luego, ingresó a estudiar en el Colegio Nacional José Pardo y Barreda, en donde empezó a jugar al futbol.

En esa institución educativa también practicó ciclismo y boxeo. “Me gustaba mucho este deporte (Boxeo). Lo aprendí en el colegio. Mi maestro fue un panameño que se quedó en Chincha y fue contratado por el “Pardo”, como entrenador. Le decían “Nocaut Brisset”. Fue de los mejores en Sudamérica”, dijo el seleccionado peruano en la conversación de 1986 con el suplemento de El Comercio. Años después, en 1932, Orestes Jordán inició su carrera como futbolista en el Atlético Chincha, equipo de su ciudad natal.

Ya en 1933, el entonces entrenador de Universitario de Deportes, Plácido Galindo, le vio “condiciones” e hizo que llegara al cuadro crema. Es así como en un partido le tocó reemplazar a Eduardo Astengo, emblemático defensor del equipo: “Lo hice bien y me quedé”. En 1935, Orestes fue como refuerzo de Alianza Lima a una gira por Chile junto a Lolo Fernández. A ese equipo la prensa chilena lo catalogó como “El rodillo negro”. “Fue la mejor campaña que hice con un equipo, desde luego, junto con la de Berlín”, dijo el ex volante nacional.

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Detalles inéditos de los JJ.OO. de 1936

Al ser consultado por Francisco Miró Quesada Rada sobre los JJ.OO. de Berlín de 1936, Jordán contó que le dieron “una pateadura” a Finlandia en el primer partido que disputaron en el torneo (Perú ganó 7 a 3). Esto hizo que se confiaran un poco para el siguiente: “En realidad, Alemania había quedado eliminada. Roto el eje, solo quedaban los austriacos y tenían que ganar de todas maneras para demostrar la superioridad de la raza germana. Era el único chance de los nazis. No podían tolerar que un equipo de mestizos los derrotara”.

Después, reveló que toda la selección peruana estaba segura que le ganarían a Austria. Sin embargo, se sorprendieron cuando acabaron el primer tiempo perdiendo por 2 a 0. Como empataron el marcador en el segundo tiempo, los europeos se comenzaron a desesperar. La estrategia nacional fue “quedarse en el campo trotando todo el tiempo de descanso” para el suplementario. Por eso, anotaron los dos goles restantes en los primeros 15 minutos de la prórroga.

Luego, el plan fue defenderse con uñas y dientes. “Te repartían por todos lados, pero tenías que aguantártelas. Te diré que me costó mucho. En otro momento hubiera repartido patada y de todo. Pero la orden era aguantar y hacerse el loco. Al fin ganamos. Lo demás se sabe. Estos “gringos” no podían creerlo. Pero allí estaban con sus cuatro pepas”, dijo Orestes. Después, confesó que le dio mucha rabia que les anularan el partido por una “supuesta invasión”.

“Nos propusieron jugar otro partido, diciendo que la cancha, en la que habíamos jugado, no tenía las medidas exactas y que por consiguiente el partido era antirreglamentario. Además, nos dijeron que el otro partido se tenía que jugar sin público y bajo la supervisión de las autoridades alemanas. Realmente un insulto. Te agarraban a palazos o te colgaban y nadie lo sabía. Por eso hizo bien el presidente de la delegación, Claudio Martínez, al disponer que nos retiráramos de la competencia. Él sabía de futbol y también de los peligros de jugar en las condiciones que proponían las autoridades alemanas”, explicó Jordán.

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Malos recuerdos

Tras ese terrible capitulo, el volante peruano participó con la bicolor en la Copa América de Argentina en 1937. En el tercer partido, la selección nacional se enfrentó al anfitrión del torneo sudamericano. Allí Orestes fue golpeado por la policía argentina tras salir en defensa de un compañero de equipo, que fue agredido por dos jugadores locales. “Ni las clases de Brisset me sirvieron”, dijo Jordán, sonriente. Esto le hizo que llegara con varios moretones en el cuerpo a Lima.

Para finalizar la conversación, el ídolo crema respondió un rápido cuestionario sobre futbol. Allí reveló que, para él, el mejor jugador peruano de todos los tiempos era Lolo Fernández, de la nueva generación era Teófilo Cubillas, el mejor equipo en el que jugó fue la selección olímpica de 1936, el mejor jugador de la historia del futbol era Pelé, la mejor selección extranjera fue la de Argentina de 1957 y que siempre fue disciplinado como deportista, ya que “no fumaba ni tomaba”. Así acabó esta sorprendente entrevista que se dio hace más de 30 años.

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