Los más pequeños suelen ser quienes más se emocionan en esta temporada de Halloween porque tienen la posibilidad de disfrazarse de alguien más. Sin embargo, sabemos que esto no solo es cosa de niños y niñas, y como adultos también podemos disfrutar de diversos beneficios que aportan a nuestro bienestar.
¿Cuáles son los beneficios de disfrazarnos?
- Aumenta nuestra creatividad. Pues pensar de qué nos queremos disfrazar supone todo un ejercicio de creatividad, desde quién o qué queremos ser hasta qué usaremos. Esto resulta refrescante frente a nuestra rutina y responsabilidad diarias.
- Cambiar los roles. Tenemos la oportunidad de dejar de ser nosotros mismos, al menos por unas horas. Además, nos ayuda a conectar con nuestros sentimientos y emociones que no solemos exteriorizar, las cuales salen con más facilidad cuando estamos interpretando el papel de alguien.
- Tiempo para ti. Al momento de decidir nuestro disfraz, dedicamos tiempo para nosotros mismos y para fijarnos en la imagen que queremos reflejar.
- Una forma diferente de socializar. Llevar un disfraz o tal vez una máscara en una fiesta de Halloween nos brinda esa confianza para ser nosotros mismos y entablar conversaciones con otras personas de forma más divertida.
- Mejora nuestra autoestima. Ya sea que decidamos una opción de disfraz atractivo y seductor o cómico y terrorífico, cualquiera ayuda a reírnos de nosotros mismos. Lo más importante es que te sientes cómodo y a ti te gusta como te ves, además, probablemente llames la atención por tu espectacularidad o tu originalidad.
- Aumenta la complicidad con los amigos o la pareja. Es más divertido disfrazarse en grupo que solo, ¿cierto? Pensar en ideas de disfraces en pareja o en grupo nos ayuda a mejorar nuestras dinámicas. Este trabajo conjunto fomenta el optimismo y la complicidad entre los involucrados.