El club de la pelea
BUSCO NOVIO VS. EL CHICO TÍMIDO
El Chico Tímido me invitó a cenar. Lo que no me dijo es que esa misma noche iba a conocer a sus mejores amigos, a los hermanos que no se eligen, a sus brothers de chela (y como dice Charly, “de tantas otras cosas”), los otros tres miembros del Club de Toby, los amigotes, los que todo lo saben y, por supuesto, los que algunas veces dicen lo que uno no quiere oír, es decir, ciertos detalles del pasado del chico con el que estás en el presente. Bienvenidos al ring de box.Recuerdo muy claro que la primera vez que salí con CT me preguntó con real curiosidad por qué en mi decálogo antidesastres había un ítem en el que estaba prohibido hablar de los ex. De pronto, un desfile de experiencias pasadas pasaron por mi mente bailando can-can. Malas, claro. Entonces, cambié mi cara de Bambi por la cara del cazador que mató a la mamá del bendito venadito y le dije, como si no fuera obvio, según yo:
- Porque, en el pasado, hablar de los ex solo me ha traído problemas de todo tipo.
- ¿No eres amiga de tus ex acaso?–, preguntó CT.
- Sí, de la mayoría. Salvo de un par que no quiero volver a ver ni en pelea de perros.
- Yo también
- ¿Tú tambien qué?
- Soy amigo de todas mis ex, por ejemplo…
- CT -lo interrumpí–, no quiero que me hables de tus ex.
Obediente como boy scout en una primera cita, CT cerró la boca por un segundo y cambió de tema rápida e inteligente.
La noche en la que me encontraba cenando con CT y sus amigos -digámosles Hugo, Paco y Luis-, como todos los patas del alma del mundo, no pudieron evitar hablar de sus historias, hazañas y aventuras pasadas, en las que no faltaban ciertos personajes femeninos. Me estaba divirtiendo, no lo voy a negar. Hasta que el tema de conversación pasamos a ser CT y yo.
- Cuando recibió el primer mail que le mandaste estaba eufórico-, dijo Paco.
- Empezó a gritar “yo voy a cerrar ese blog, carajo!”-, agregó Luis.
- Después que salió contigo nos dijo que ese asunto ya estaba “cerrado”-, dijo Hugo.
CT reía nervioso y me miraba a cada ratito para ver qué cara tenía. Después de todo, era la primera vez que conocía a alguien de su entorno. Y de hecho el gol de conocer a los amigos es caerles bien y, la verdad, estaba divertido conocer el otro lado de la historia.
- ¿Te acuerdas el día de la fiesta esa?–, le preguntó Paco a Luis.
- ¡Sí! -gritó Paco– No se quería ir, decía (haciendo una imitación de la voz inocentona de CT) “es que he conocido a una chica”
- Nadie le creía-, me dijo Hugo.
Entonces CT la cagó cuando preguntó:
- ¿Acaso me han visto abordar a una chica así en una fiesta?
- ¡Claro!–, respondieron los tres al unísono.
Eso no fue lo peor. CT agregó:
- ¡Mentira! Ellas son las que me abordan a mí.
Entonces pensé que tenía tres opciones: le apago el cigarro entre los ojos, me paro y me largo, o aguanto estoicamente ese típico alarde que hacen los hombres cuando hablan entre ellos, olvidándose de que la “nueva chica de la cuadra” esta ahí sentada con los oídos ni por asomo preparados para tanta información no deseada. Elegí la segunda y sellé mis labios con crazy glue. Pero por supuesto, eso no había acabado. Acaba de empezar.
- ¡Claro! Te acuerdas de la vez que estuvo afanando a una huevona en el Dragón y terminó vomitándole encima?
- Oye huevón, ¿pero esa no era tu novia?-, le preguntó Paco.
- Nunca fue mi novia–, se defendió CT.
- Bueno, agarre, lo que sea–, dijo Hugo.
- Claro, fue la que lo choteó por el paseador de perros.
- E-n-t-r-e-n-a-d-o-r de animales–, corrigió CT, casi con orgullo.
- Y aún así le rogaste, ¿huevón?
CT se encogía de hombros y reía nervioso.
- Sí, pues.
- Estaba buena-, respondió Paco
- Sí, esta guapa. La otra vez la vi saliendo del gimnasio-, agregó Hugo.
- Tiene buenos mangos-, sentenció Luis.
En ese momento decidí darme un paseíto por el baño y echarme un poco de agua en la cara. Había ese lanzallamas interno que son los celos; como también había olvidado a las mujeres de ficción de los posts de CT que en ese momento dejaban su carácter virtual para convertirse en realidad. Y como ciertas veces ocurre, la realidad asusta. Pero bueno, le dije a mi imagen en el espejo, tratando de llamar a la tropa de bomberos de mi interior, quién soy yo para juzgar si una parte de mi vida sentimental también está colgada en el ciberespacio. Gajes de blogger, pensé. Y como buena mujer que no termina de entender qué poco saben algunos hombres de nosotras, creí que el cuarteto había notado mi incomodidad y cambiado cortésmente de tema. Estaba completamente equivocada.
Me enteré en 15 minutos que “todos”, es decir, el Club de Toby ahí presente y las mujeres de las diferentes etapas de sus vidas, incluidas las de CT, eran parte de esas aventuras que suelen recordarse entre risotadas. Con la sonrisa del Guasón puesta en mi cara, miré mi copa vacía y me serví yo misma un vino blanco doble a punto de cantar “sírvame una botella más, cantinero”. Una anécdota más de CT con Fulanita, Menganita o Perengana y mi paciencia le iba a meter un lapo a la seudotimidez del, ahora, mujeriego ese que estaba a mi lado.
De pronto, un haz de luz me iluminó. Alguien al fin pidió la cuenta. Por fin se iba a terminar el infierno de estar viendo en primera fila “The E True Blogllywood History: Las Ex de CT”. Me despedí de los sobrinos del Pato Donald y CT se subió a mi carro. Fuimos en silencio casi todo el camino. Cerca de nuestras casas, me puso la mano en la pierna.
- Ni se te ocurra–, dijo mi rabia aguantada durante el trayecto.
- Pero, ¿qué pasa Ali?
- ¿Cómo que qué pasa, CT? ¿No habíamos quedado en algo?
- ¿En qué?
Me enfureció más que no se diera cuenta de la razón de mi piconería.
- Te dije que no quería saber de tu pasado.
- ¡Ah! Esas fueron tus reglas, no las mías.
- Ya te dije como siete veces que no quiero saber de tus ex.
- Pero entonces ¿me voy a tener que quedar callado y estar pendiente de contarte algo por miedo a que te molestes?
- No de tu pasado, te hablo específicamente de tu pasado que tiene que ver con otras mujeres.
- Entonces no puedo hablarte de mí–, me dijo levantando un decibel la voz.
- Primero me bajas la voz y segundo, ¿acaso tienes novia desde que naciste hasta hoy para no poder omitirlas de nuestras conversaciones?
- Son parte de mi vida
- Bueno, no tienen por qué ser parte de la mía
Nos paró el semáforo en rojo y me di cuenta de que ya no estábamos en mi pequeño auto sino en la Bombonera del Estadio Nacional.
- Está bien Alicia, no hablo más. Pero no me reclames después, cuando te presente a alguien, me preguntes quién es y te diga que es solo una amiga
- No quiero que me mientas
- Entonces confía en mí
- Yo sé cómo es la vaina. A la primera que alguna ex vuelva con el cuento de “soy tu amiga, Pepito me dejó, dame un besito y de ahí ¡zas! a la cama ”
Me quedé en silencio. Un carro nos tocó la bocina. La luz estaba en verde. CT me pasó un dedo por la mejilla y me susurró sonriendo:
- No sabía que eras una loca celosa
- Loca, no –dije avergonzada-.¿Tú no eres celoso acaso?
- Ali-me miró CT-, soy tan inseguro que ya ni siquiera tiene sentido ser celoso.
Me reí de su inocente honestidad y él de mi ridículo ataque de celos. Nuevamente sonreímos juntos. Me di cuenta que no nos íbamos a poner de acuerdo jamás. Yo no podía imponerle mis ideas, ni él obligarme a olvidar en una noche un pasado de inseguridad y temores. Tendríamos que encontrar, si no nos matamos en el camino, el punto medio ese tan esquivo, pero tan necesario. En eso sí estábamos de acuerdo.
Confianza. Confiar. Ceder. Seguridad. Palabras mayores. Va a ser difícil aprender a hacerlo otra vez. Mientras tanto, prometo contar hasta veinte.
CANCIÓN PARA CONFIAR (otra vez)
She Moves In Her Own Way.mp3 – The Kooks
LA MEJOR RECETA PARA CONFIAR: ALGUIEN QUE ESTÁ AHÍ PARA ESCUCHAR TUS MIEDOS, HASTA LOS MÁS RIDÍCULOS.