Birmania, el país Dorado
“Welcome to the Golden Land”, me gritaba un enorme letrero que cubría huachafamente la salida del aeropuerto de Rangún. Era diciembre del 2004, año en el que entré a trabajar en una empresa europea en el sur de Francia. Después de haber trabajado cuatro años en los Estados Unidos, el poder tomarme tres semanas de vacaciones (y que aún hoy pueda seguir haciéndolo dos veces al año) fue para mí una novedad increíble. Hacía años que soñaba con visitar este país conocido tanto por sus pagodas doradas (lo cual explica el apodo del país) como por su hermético gobierno dictatorial.
En 1990, el gobierno militar llama a elecciones generales. Aung San Suu Kyi, la lideresa de la Liga Nacional de la Democracia e hija de un héroe nacional, es la triunfadora. La junta militar responde anulando los comisios y poniendo a la elegida bajo arresto domiciliario. Suu Kyi hizo entonces un llamado internacional: pidió boicotear el turismo de su país.
En el 2004 solo 200.000 extranjeros visitaron Birmania, oficialmente llamada Myanmar. Si bien la junta militar que gobernaba el país incentivaba el turismo como actividad económica, una gran parte de los turistas extranjeros evitaban el país debido a su situación política.
Los signos de la dictadura están por todos lados: propaganda política digna de una novela de Orwell (quien irónicamente vivió en Birmania durante su juventud), acceso limitado al internet, acceso a Hotmail y otros sitios web restringido, poca gente hablando Inglés a pesar de que esta es una antigua colonia británica, entre otros. Sin embargo, fue justamente la ausencia de turismo de masas lo que hizo que disfrutara tanto del viaje.
Hoy en día, la junta militar ha cedido parcialmente el poder. Aung San ha sido liberada y ocupa un escaño en el parlamento. El turismo se ha incrementado enormemente. Se espera mas de un millón y medio de turistas en 2013 y se habla de poder recibir hasta 7 millones en un futuro no muy lejano. Todo parece indicar que este es el momento para visitar Birmania. Yo, por ejemplo, estoy barajándo como destino de fin de año (para volver con cámara digital y mejores habilidades fotográficas).
Rangún, la antigua capital política (el rol de capital fue desplazado a la ciudad de Naypyidaw en el 2005) es una ciudad sorprendente. Tiene la más grande concentración de edificios coloniales británicos en Asia. Cuando fui todavía escapaba a la fiebre constructora que afecta a las otras capitales de Asia, pero esto está cambiando poco a poco tras la apertura económica. Espero que tengan la inteligencia de conservar su patrimonio arquitectónico.
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La emblemática Pagoda de Shwedagon, símbolo del país, se sitúa sobre una colina a dos kilómetros del centro de la ciudad. Tiene una altura de casi 100 metros, está recubierta por paneles de oro y fue edificada para conmemorar la legendaria visita de Siddharta Gautama, al que conocemos como Buda.
La silueta de la Shwedagon y los amplios parques que la rodean se pueden ver a varios kilómetros a la redonda.
En pleno centro de Rangún, en el medio de una transitada avenida, se encuentra la pagoda Paya Sule, más pequeña que la Shwedagon, pero también cubierta de paneles de oro.
En el interior se congrega la gente para rezar y meditar. En el exterior se venden pájaros. Según la creencia, estos han de ser liberados para atraer así la buena fortuna.
Se puede atravesar el rio Irrawaddy en pequeñas embarcaciones. En el momento de mi visita la orilla opuesta a Rangún se caracterizaba por su aire pueblerino, acogía pequeñas casas de madera y no había transito.
Rangún se encuentra cerca de la desembocadura del rio Irrawaddy y cuenta con un importante puerto. Se rumora que la junta militar tomó la decisión de cambiar la capital para proteger al gobierno de una potencial invasión marítima.
Unos 300 kilómetros al este, se encuentra el pueblo de Hpa-An, en el estado de Kayin. A las afueras del pueblo se puede visitar una serie de cuevas y formaciones rocosas rodeadas por un hermoso paisaje, muy similar al de la región de Viñales en Cuba.
Uno de los principales atractivos del país es el Lago Inle, situado al norte de Birmania. Si bien el lago es pequeño, resulta interesante pasear por las aldeas de sus orillas, así como por los poblados y mercados flotantes.
Se pueden visitar varios monasterios en el lago incluyendo el Nga Phe Kyaung, donde los monjes han entrenado a varios gatos a saltar a través de aros.
Fue en un hostal de madera a orillas del Lago Inle donde sentí el temblor más fuerte de mi vida. Resultó ser el terremoto/tsunami del 26 de Diciembre que azotó la región. Lo sentí aún estando a 3000 km del epicentro. Fue frustrante recibir información sobre el impacto del terremoto viendo los noticieros internacionales, pero que no se reporte nada sobre los impactos en Birmania. La junta militar había decidido ocultar toda información referente a los daños, por lo cual no se podía saber si la costa birmana fue afectada por el Tsunami o no. Tampoco podía conectarme a mi correo para dar noticias.
En el lago Inle también se puede observar la pesca tradicional.
Mandalay es la segunda ciudad del país y fue la capital del reino de Birmania en el siglo XIX. Está dominada por una enorme fortaleza.
Los alrededores de Mandalay acogen varios puntos de interés. Quizás el más impresionante sea el sitio de Mingun, protagonizado por un enorme templo rajado por un terremoto. Solo se puede llegar allí en bote.
Al sur de Mandalay se encuentra un simpático barrio de alfareros donde se fabrican miles de imágenes de Buda.
Manejar por el campo puede traer muchas sorpresas como ver bueyes cruzando el río a través de un puente.
Cruzarse con una procesión campesina también es muy factible.
Observar el proceso de colecta y transformación del ají llamó también mi atención.
El Budismo domina totalmente la cultura y el ritmo de vida de los Birmanos.
La mayor parte de birmanos estudian en escuelas monásticas en algún momento de su vida. Resulta curioso observar niños vestidos con hábitos religiosos, pero mostrando sus ansias por jugar y divertirse.
Cada día, decenas de miles de monjes o monjas salen a las calles con campanas a pedir donaciones para sus monasterios. En el año 2007, los monjes budistas protagonizaron la llamada revolución Azafrán, en la que salieron a la calle para protestar contra los abusos de la junta militar.
De Mandalay se puede bajar por el Irrawaddy para llegar a las ruinas de Bagán, el más popular atractivo turístico de Birmania. El viaje en barco dura varias horas.
Bagán fue la capital del Reino de Pagán entre los siglos XI y XII de nuestra era.
Más de 2.000 templos, pagodas y estupas se reparten en la planicie de Bagán. Para poder explorar bien los restos arqueológicos se requieren de varios días.
Es interesante observar como la vida rural sigue su ritmo en medio de todos los templos.
Lo mas simpático de este país es su gente. A pesar de la adversidad los birmanos siempre se muestran amables, sonrientes y relajados.
¿Alguna vez han viajado a algún lugar durante un contexto político complicado?