El abecé de la sexualidad humana
En momentos de profunda división ideológica, como el que está pasando el Perú por el recientemente archivado proyecto de ley de unión civil entre personas del mismo sexo, algo de ciencia puede ayudar a entender mejor el impase.
Eso sí, le advierto amable lector, que si usted pertenece al grupo de fundamentalistas que cree firmemente que Dios solo creó al ser humano en dos variedades: hombre y mujer, y que no pueden existir posibilidades intermedias, no se haga mala sangre y deje de leer en este momento, vaya a hacer otra cosa. Usted nunca podrá entender que el mundo que conocemos sería imposible si todo fuera solo en blanco y negro, y que la maravilla de la humanidad está precisamente en la variedad de los miles de tonos de gris que existen. Y quiero que interprete ese “blanco y negro” como los extremos de diversas características humanas como inteligencia, color de piel, amor por el arte, habilidades científicas, tendencias religiosas, habilidades deportivas, espíritu altruista, etc., etc.
Por otro lado, si usted es una persona que tiene fe en la creación divina, pero que acepta que través de una disciplina llamada ciencia, el ser humano ha ido descubriendo progresivamente leyes que lo ayudan a tener un mejor entendimiento de la creación divina, creo que va a poder entender que la sexualidad, tanto biológica, como emocional, tiene un desarrollo científico que estamos recién empezando a entender.
Sexo biológico, identidad de género y orientación sexual
Se denomina sexo biológico a lo que se ve en los genitales cuando nace un niño o una niña: escroto, testículos y pene para el macho y vulva y vagina para la hembra. El sexo biológico incluye también las características que adopta el cuerpo con el desarrollo a través de los años (forma masculina o femenina del cuerpo, tono de la voz, distribución de los vellos, etc.).
El sexo biológico se determina por la combinación de dos cromosomas sexuales en el momento de la fecundación, o sea cuando el espermatozoide del padre fecunda al óvulo de la madre. Los espermatozoides son de dos tipos, “macho” con un cromosoma sexual Y o “hembra” con un cromosoma sexual X, el óvulo tiene siempre un cromosoma sexual X. Si un espermatozoide Y fecunda al óvulo, se produce un ser XY o macho, mientras que si el espermatozoide que fecunda es un X, se forma un ser XX o sea hembra.
Es interesante que hasta la sexta semana de desarrollo del embrión, el nuevo ser no es ni macho ni hembra en sus gónadas y genitales. Es recién a partir de ese momento que el gen SYR (Sex-determining Region Y) del cromosoma sexual Y, inicia el proceso para que el embrión se convierta en macho y “activa” sexualmente el cerebro, importante momento en el desarrollo de la identidad de género y la orientación sexual (ver después).
Dese cuenta amable lector que el sexo biológico no dice nada de un concepto muy importante (y muy difícil de entender por ciertas personas), llamado identidad de género. Imagine que el niño, que para orgullo de su padre nació con pene y testículos, empieza a darse cuenta que no se siente hombre, que ese pene, esos testículos y esa barba lo estorban porque él se siente (y se sabe) una mujer. Esa es la definición de una persona transexual y se presenta también en las mujeres, quienes durante la niñez se dan cuenta que son hombres.
Y dese cuenta también que ninguna de las dos esferas mencionadas hasta ahora, ni el sexo biológico ni la identidad de género, dicen nada acerca de la tercera esfera de la sexualidad (y que le digo que es más difícil de entender y aceptar), el de la orientación sexual.
La orientación sexual nos indica el tipo de atracción (romántica o sexual) que tiene un ser humano hacia otro ser humano. La atracción sexual puede ser hacia una persona del sexo biológico opuesto (heterosexual), hacia una persona del mismo sexo biológico (homosexual), a personas de ambos sexos (bisexual) o puede estar completamente ausente (asexual).
Orígenes de las variedades humanas de sexo biológico, identidad de género y orientación sexual
Dese cuenta que estoy usando el termino variedad y no el de enfermedad, anormalidad o trastorno debido a que existe consenso en que las situaciones que vamos a describir a continuación no son enfermedades.
Sexo biológico. Las variedades humanas de sexo biológico se engloban en el término intersexo, que incluye el nacimiento de bebes con genitales ambiguos (no son ni de hombre ni mujer) y alteraciones en los cromosomas sexuales (ausencia de alguno o presencia de más de un cromosoma sexual). Estos cambios son consecuencia de arreglos genéticos diferentes al momento de la fecundación y en su desarrollo, estas personas muestran diferentes identidades de género u orientación sexual.
Ciertas sociedades más progresistas (Australia y Alemania entre ellas) reconocen ya la identidad de estos seres humanos y no los catalogan como enfermos, permitiendo la existencia de un tercer sexo en las partidas de nacimiento u otros documentos oficiales (lo llaman sexo X).
Identidad de género y orientación sexual. Existen dos corrientes que tratan de explicar las variedades humanas relacionadas a la identidad de género y orientación sexual humanos. La primera es la teoría de fijación cerebral temprana, la cual dice que el embrión sufre cambios genéticos y/o del medio ambiente que influyen en la estimulación hormonal del cerebro o causan diferencias en el desarrollo de ciertas zonas cerebrales.
Y la segunda corriente postula teorías sociales y psicológicas que tratan de explicar las variedades de la sexualidad centrándose en alteraciones del desarrollo socio emocional de los niños después del nacimiento. En esa lista figuran la ausencia del padre o resentimiento contra este, sobreprotección de la madre, el orden de nacimiento (los hijos menores tendrían mayor probabilidad de ser homosexuales), traumas de la infancia, etc.
Si bien las cosas no están totalmente definidas, la balanza se inclina a considerar que el componente genético biológico es la causa primordial, situación sobre la cual actúan después las condiciones sociales y de desarrollo emocional de la persona.
No es una opción o una elección
Lo que sí es cierto es que las personas con diferente identidad de género u orientación sexual no decidieron serlo en algún momento de su vida. Muchos estudios científicos y testimonios de gente famosa que ha revelado su orientación sexual (Ricky Martin, Carlos Bruce, Ricardo Morán) coinciden en decir que ellos fueron diferentes desde su niñez y tuvieron que adaptarse a una sociedad que no los aceptaba. Lo mismo se ha visto en niños transexuales.
Esa situación ha sido reconocida por diversas organizaciones psicológicas y psiquiátricas que han dejado de considerar que esas variaciones humanas son enfermedades y que incluso ha hecho que la Organización Mundial de la Salud prohíba las nefastas “clínicas de corrección de la homosexualidad”, que en mi opinión no son sino establecimientos para sacarle dinero a padres desesperados por la homosexualidad de sus hijos, del mismo modo que los “buitres del cáncer” se aprovechan de la desesperación de los familiares de un enfermo grave de cáncer ofreciéndoles curas milagrosas que no funcionan.
Aspectos políticos y sociales
La percepción popular acerca del origen de la homosexualidad está cambiando lentamente. Las encuestas Gallup por ejemplo revelan que en 1977, 57% de norteamericanos creían que el homosexualismo era consecuencia de algún “problema” en el desarrollo del niño, solo 12% creía que era genético. En el 2014, esos porcentajes se invirtieron, 42% cree ahora que es genético y solo 37% cree que es una cuestión de desarrollo. Las personas menos educadas son las que creen más en la segunda posibilidad.
Lamentablemente, políticos y religiosos homofóbicos enturbian el debate científico y se niegan a reconocer las diferencias y los derechos de los seres humanos que tienen diferente identidad de género u orientación sexual.
Recientemente por ejemplo, el sacerdote Luis Bambarén insultó bajamente a un congresista homosexual. Por su parte, el congresista Rubén Condori Cusi acaba de disparatar dándole la razón a Hitler, quien dijo que la homosexualidad es una “inconducta” que se genera por “un tipo de vida” y que hay que perseguirlos para acabar con ellos.
Y si usted creía que solo en Perú se pueden tener ese tipo de políticos malintencionados y homofóbicos, está equivocado, el precandidato republicano a la presidencia de Estados Unidos Ben Carson, quien es un neurocirujano afroamericano retirado, dijo hace unos días el disparate de que los hombres que entran a una prisión salen homosexuales después de que los violan adentro. El homofóbico político tuvo que pedir disculpas horas después por su exabrupto.
Para terminar, le digo que en EEUU, el 40% de las personas tienen amigos cercanos o familiares homosexuales y que la probabilidad de aceptarlos y entenderlos va de la mano con el número de personas homosexuales que conoce y trata.
Al respecto, quiero dejarlo con una pregunta, ¿Conoce usted amable lector o ha tratado alguna vez de cerca a una persona homosexual?
¿Cuál fue su impresión, negativa, positiva o neutral?