La canción más bonita del mundo
A propósito de la polémica por la canción del mundial Sudáfrica 2010, un repaso a los mejores himnos en la historia de la Copa del Mundo. A Shakira dile no y elige el tuyo ¿Cuál es?
Hasta los diez años mi gran manzana estaba formada por las últimas cuadras de la avenida Canevaro en Lince. Eran años aún de terrorismo y de promesas de honradez, tecnología y trabajo. Todo era muy inseguro, mis padres (y los de mis amigos) cuidaban mucho que sus hijos no salgan del barrio. Un coche bomba o un guerrillero instalado en la urbanidad podían fulminarnos la vida en solo minutos. Había que evitarlo. Pero yo me escapé. No hice caso. Tenía diez años y tomé un “micro” para llegar hasta Santa Catalina. Quería ver el Mundial Italia 90 y una canción que no entendía me lo hacía recordar a cada minuto.
Eran años infelices por lo incierto y por la oscuridad. Los apagones condenaron a mi distrito. Durante las horas de los partidos en ese Mundial casi nunca había luz. Yo no podía soportar eso. Aquel inconveniente fue mi primer reto para enfrentar eventuales adversidades. Siempre me he rebelado contra el destino. Si las cosas quieren salir mal no me dejo. Si pierdo un vuelo, voy por tierra. Si un virus entra a mi laptop, lo escribo todo de nuevo. Si había apagón, me mandaba a mudar a la casa de mi recién casada hermana mayor.
Fue un acto de independencia, casi una actitud hippie, casi un desliz anárquico. Pero tenía una banda sonora que me acompañaba y que me empujaba a buscar los bienes esquivos. Mi hermana y mi cuñado me recibían felices pero cuando mi madre se enteró de mi escape primero quiso castigarme y después me lanzó el comentario que más le agradezco en toda mi vida.
-Tú naciste para ser un alma libre. Debo dejarte volar.
Y nunca le fallé, y nunca me pasó nada. En los últimos partidos éramos varios los que íbamos al recién estrenado departamento de mi hermana. Allí vi los goles con baile de Roger Milla (a quien entrevisté esta semana para DT), las atajadas de Goycochea, el gol de Rincón a Alemania, el partidazo entre Inglaterra y Camerún, el llanto de Maradona (que fue portada de El Gráfico con el titular “Héroes igual”). Quizá no fue el mundial con el mejor fútbol pero sí el que tuvo un himno para recordar. El más hermoso de todos los tiempos. “La estate italiana” causa un extraño efecto en mí. Me recuerda a los mundiales de mi infancia, a mi acto de insubordinación en tiempos de apagón, me hace gritar goles en la mente, me hace jugar de memoria sin balón ni cancha. Me recuerda a mi hermana. Y a mi madre también.
Falta un mes para que comience el Mundial y mientras resuelvo mis convulsionados días escucho las mejores canciones que aparecieron en cada Copa del Mundo. Dos son muy especiales para mí. “La estate italiana” me regresa al primer campeonato que pude seguir con los cinco sentidos y “La Copa de la Vida” es la mejor referencia para Francia 98, el único mundial que vi completo. Todos los partidos en tiempo real. Y sin HD.
Otra canción que me emociona mucho sin llegar a ser himno mundialista es “Perú España 82”. Un canto emocionado de José Escajadillo que motiva a cualquiera. Ni antes ni después se compuso algo así (que a nadie se le ocurra hacerme escuchar “Perú Campeón” porque detesto esa canción). Quizá con una mejor canción nos podría ir mejor en el futuro. A veces escucha la canción de ese mundial sin motivo alguno y de pronto me da bronca haber tenido solo dos años cuando Perú eliminó a Uruguay. Y repentinamente me molesta que la historia no se haya repetido Y quizá puedo llorar porque tengo treinta y no quiero morirme sin ver a mi país en un mundial. Y al final esa soberana frustración se ahoga en los inquietos mares del silencio porque es mejor así. Porque nadie me entenderá.
Me acuerdo de los himnos de los mundiales porque este año me pierdo en una sensación extraña. Me siento insatisfecho, molesto, indignado. Todo. Leí la semana pasada que las mentes brillantes de la FIFA le concedieron el honor del himno mundialista a la loba Shakira. La colombiana me gustó en 1996, con “Antología” y en el 99 con “Ojos así”. Pero después se reinventó tanto que dejé de conocerla. Hoy, hasta su cuerpo pasa por estudios de grabación y masterización. No se pasen, pues. Esa canción es horrible, de mal gusto y para colmo es una copia de una composición de Wilfrido Vargas que fue cantada por las “Chicas del Can”.
No me importa que ese “Waka waka eh eh” no haya sido patentado porque es un cántico típico en Sudáfrica. No me importa si Shakira alguna vez será tan contorneada como Jessica Rabbit. Yo hubiera preferido mil veces al amigable K’naan y su ‘Wavin Flang’. Cuando fui a tomarme foto con la Copa del Mundo hace un par de meses también pude saludar a ese emprendedor músico somalí. Él estaba seguro que su canción iba a trascender pero algo lo detenía, quería comentar algo más pero nadie lo dejaba. Todos querían foto con el hombre fuerte del himno que nunca fue.
-Lo que pasa es que mi canción es de Coca Cola. La FIFA aún no dice nada.
Y así fue. La FIFA bajó del carro a K’naan y a su amigo David Bisbal que había grabado una simpática versión en Español. Blatter, siempre con las decisiones equivocadas, le dio los derechos a Shakira y, quizá por primera vez, tendré que ver un Mundial en HD pero con los oídos tapados. Si “La estate italiana” fue el mejor himno de todos los tiempos, siento que “Waka Waka” es el peor bodrio de la historia. Quiero emocionarme, escuchar una canción y recordar jugadas, sentir el himno y buscar de inmediato mi álbum Panini del 90 o 94. Esta vez no ocurrirá eso. Shakira es ciega, sorda y muda para el balompié. Jamás sabrá de fútbol porque vive con los “pies descalzos”.
¿Cuál es la canción mundialista que más te gusta? ¿Cuál te trae los mejores recuerdos? ¿La de Italia 90 o la de Francia 98? ¿Te acuerdas la del 2002? ¿Perú Campeón o Perú España 82?
LA PALABRA ES DE USTEDES
[“La estate italiana”: el himno del Mundial Italia 90. Una obra de arte. Para mí esta es la mejor canción de la historia de la copa del mundo. Me emociono cuando la escucho]
[La marcha del mundial Argentina 78 me hace acordar mucho a los programas deportivos de la antigua radio Ovación con Pocho Rospigliosi]
[La canción del Mundial 94 “Gloryland”. Muy ceremoniosa pero me regresa a años entrañables. Cuando mi familia empezó a mudarse seguido y yo aterricé en el disfrute del constante cambio]
[“La Copa de la vida”. Otro himno memorable. Para mí ránking esta ocupa el segundo lugar después de “La estate”. Para 1998 ya estaba en la universidad. Y dibujaba animes en mis cuadernos]
AVISOS PARROQUIALES
1. Hoy he querido estar mundialista así que en la sección “El Memorex” de Deporte Total de El Comercio publiqué una entrevista exclusiva con el ex delantero camerunés Roger Milla que puede ser revisada en la contraportada del suplemento o en la versión web.
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