Atreverse a soñar
Lo primero que pregunto a quienes llegan a mi oficina buscando apoyo para encontrar trabajo es ¿qué es lo que realmente quieres hacer? La mayoría de personas me mira desconcertada; pocos lo pueden verbalizar con toda lucidez y menos aún lo saben claramente. Sin embargo, para ayudarlos necesito saber cuáles son sus objetivos laborales. Así que insisto, y en tono de broma les pido que se imaginen por un instante que soy su hada madrina, aquella que puede concederles todos sus deseos. ¿Qué es aquello que te encantaría hacer o ser? ¿Qué es lo que te hace vibrar o brillar? ¿Cuál es tu trabajo soñado? Ya sonrientes, casi todos me cuentan sus sueños laborales pero, extrañamente, son muy pocos los que se plantean cumplirlos verdaderamente. Creo que muchos sienten que soñar es una actividad del mundo de la fantasía y que sus sueños están divorciados de lo posible. No consideran sus sueños como las semillas de metas u objetivos alcanzables, reales y tangibles. Apenada veo que muchos ni siquiera se atreven a aspirar a lograr sus sueños y no los vinculan con lo que quieren hacer con sus vidas laborales. Y digo apenada porque sé con la autoridad que me dan veinte años de experiencia en el tema, que si uno no sabe lo que quiere, nunca lo consigue.
Nuestro trabajo empieza entonces por ayudar a las personas a visualizar y diseñar ese futuro empleo u empresa soñada (les hablo del mundo del trabajo, aunque esta herramienta es muy válida para el ámbito personal). Los apoyamos a proyectarse, a definir, a crear, a inventar, a soñar su siguiente actividad. A hurgar en su futuro y a proponerse hacer realidad lo que vieron. Los ayudamos a definir claramente qué es lo que quieren lograr.
Para muchos, esa es una aventura muy nueva que les cuesta iniciar, pero insistimos en que la lleven a cabo a plenitud. Es vital que puedan reconocer, valorar y poner en uso esa capacidad humana que tenemos todos para imaginar y crear nuestro propio futuro, poniendo por escrito metas claras y objetivos ambiciosos, medibles y cuantificables… ¡Y manos a la obra! El proceso de continuación de carrera empieza con buenas bases: el objetivo.
Nada nos pone más felices que cuando escuchamos las historias y vemos los resultados que obtienen quienes se atrevieron a soñar y consiguieron no solo sus metas y objetivos laborales, sino incluso sus sueños empresariales más ambiciosos. Son historias de éxito que inspiran y conmueven, pero que sobre todo le dan visos de realidad a esta actividad de soñar y vivir para contarlo. ¡Nosotros llevamos la estadística y es tan real que la reportamos anualmente!
Hablar de hacer realidad los sueños en el mundo empresarial siempre trae sus riesgos. A los más escépticos esta idea les puede resultar gaseosa o fantasiosa. No tengo miedo a esas miradas escépticas porque tengo como soporte muchas experiencias positivas con el tema, tanto laborales como personales.
Yo sé que los sueños pueden convertirse en el punto de partida para cumplir grandes metas. Compartir esta idea, hacer que otros sepan que sus sueños los pueden inspirar y dirigir es mi principal motivación. Creo firmemente que uno diseña su futuro. Creo que el ejercicio de definir lo que uno quiere, necesita o desea y hacer un plan para conseguirlo, nos acerca a cumplir esos sueños, metas u objetivos. Pone nuestro subconsciente a trabajar, alinea nuestras acciones, da coherencia a nuestros actos diarios y pone al universo a trabajar a nuestro favor. Los dejo con la idea.