Ocho pasos para la credibilidad
2. No se sobrevenden. Tampoco favorecen el autobombo, ya que saben que su credibilidad está basada en realidades y no solo en apariencias. Las apariencias pueden generar buenas o malas reputaciones, ya que pueden ser interpretadas por otros a la ligera o subjetivamente. Saben que la confianza y el prestigio bien ganado se logran gracias a un récord consistente de acciones y logros reales en el tiempo.
3. No son improvisados ni se duermen sobre sus laureles. Los profesionales con credibilidad trabajan con seriedad, rigor y disciplina. Se puede confiar en ellos, ya que “hacen su tarea” y se preparan muy bien cuando se trata de ejercer su especialidad o su trabajo. No olvidan que su credibilidad está basada en valores, pero también en resultados y acciones que benefician a sus clientes, proveedores, colaboradores, accionistas, etc. Profundizan sus conocimientos, se informan e investigan y se mantienen vigentes y competitivos. Toman cursos, siguen aprendiendo y creciendo.
4. Cumplen su palabra. Respetan sus promesas y sus compromisos, incluso cuando hacerlo ya no les resulta práctico o conveniente o cuando les cuesta dinero u oportunidades de seguir ganando. No se desdicen ni cambian de opinión a la ligera. No necesitan de papeles firmados para validar sus acuerdos pactados, ya que para ellos su palabra es suficiente.
5. Son coherentes. Tienen los mismos valores para sus vidas personales y sus vidas profesionales, es decir, no tienen dobles discursos ni hay incoherencias entre lo que dicen y lo que hacen. Son íntegros y saben que conducirse correctamente no tiene fronteras, límites o áreas de exclusión. Tampoco viven con conflictos éticos ni de intereses, así eso afecte su bolsillo.
6. Son leales hasta en las malas. La gente que valora su credibilidad no vende sus lealtades al mejor postor ni tampoco compromete la reputación de otros gratuitamente (es decir, no se la pasan chismeando irresponsablemente). No dejan de lado a sus amigos cuando estos “ya no están de moda” o cuando son criticados por otros injustamente.
7. Reconocen los créditos ajenos. Jamás se toman los méritos de otros para sí mismos. Obviamente no piratean ni copian el trabajo intelectual ajeno. Saben reconocer el éxito de otros sin que esto los haga sentir menos importantes o valiosos. Son capaces de agradecer públicamente la colaboración de otros sin por eso sentirse disminuidos. No minimizan el apoyo recibido ni se ‘olvidan’ convenientemente de quienes los ayudaron a lograr sus metas u objetivos.
8. Dicen la verdad. Las personas que valoran su credibilidad tienden a ser líderes de opinión que no dejan de hacer lo correcto aunque eso los haga temporalmente impopulares. Son honestos y transparentes, y no mienten ni tampoco acomodan los hechos a su favor, aunque eso les resulte práctico o conveniente. ¡Son de esas personas con las que da gusto tratar, ser amigos o hacer negocios!