El respeto a la dignidad y autoestima de quienes se quedan sin trabajo es vital por ellos y su marca personal.
En mercados tan cambiantes y competitivos como los de hoy, las organizaciones muchas veces deben tomar decisiones difíciles, las que incluso pueden implicar dejar partir a colaboradores valiosos.
Sea que es por un cambio de perfiles, por una necesidad de balancear costos, de cambiar estructuras o por los muy comunes temas “políticos” entre ejecutivos, estas situaciones se presentan tanto en momentos de crecimiento como en entornos recesivos. Y contrariamente a los que mucho piensan, a veces en épocas de crecimiento hay incluso más movilidad y cambios. En todo escenario las salidas deben llevarse siempre de manera muy respetuosa y siempre coherente los valores de la organización. El foco debe ser minimizar el impacto de la salida en la autoestima, la dignidad y el ánimo de las personas que se quedan sin trabajo. Y también el de cuidar el compromiso de los que se quedan, que miran con atención como se trata a los que se van ya que mañana les puede tocar a ellos.
Es importante notar que los programas de outplacement no son hechos para “dorar la pildora” ni para facilitar la salida de nadie. Son programas que se ofrecen a las empresas que ya tomaron la decisión de desvincular personas a cualquier nivel. Y, muy importante, es un servicio que jamás debe ser cargado a quien se queda sin trabajo. Nosotros pensamos que no es ético cobrar dinero a quien no tiene trabajo, ya que si bien un programa de outplacement formal ayuda mucho a mejorar las probabilidades de éxito en una nueva actividad laboral, jamás puede garantizar a nadie un trabajo seguro o un negocio exitoso.
Las empresas serias de outplacement son las que ayudan a las empresas a transitar cuidadosamente por esta etapa de cambios, sin involucrarse jamás en decidir quién debe quedarse o quién debe salir. Ayudan a sensibilizar a todos los involucrados en el proceso para asegurar que la comunicación de salida sea dada de manera correcta y respetuosa y en las circunstancias adecuadas. Es importante notar que el outplacement no es un beneficio reservado solo para ejecutivos, sino también se debe dar a profesionales, empleados y operarios de todo nivel por igual.
Una parte vital del outplacement es el apoyo inmediato a dar a quienes reciben la difícil noticia de que se acaba el vínculo laboral. Es vital apoyarlos in situ para ayudarlos a manejar sus reacciones emocionales y a focalizarlos rápidamente en el futuro y en las oportunidades que este puede traer, lejos de reacciones potenciales dañinas para ellos mismos, su marca personal o la reputación de la empresa.
Los procesos de outplacement formales brindan la estructura necesaria para ayudar a identificar los objetivos laborales que más se ajusten a las capacidades, intereses y valores de cada quien para alcanzar sus objetivos de recolocarse o crear negocios. Esa estructura debe incluir consultores con larga experiencia gerencial, diversos talleres diarios para generar comunidad y combatir la soledad del desempleo, uso de oficinas para no quedarse en casa en depresión o distraídos en actividades no productivas, apoyo logístico, secretarial, y psicológico. Y ciertamente, para poder contactarlos con todas las firmas de selección serias del país, preparar sus materiales de márketing personal, ayudarlos a tejer sus redes de confianza y hacer estrategias claras para mejorar su marca personal y sus niveles de empleabilidad.
En el Perú, cientos de empresas responsables de todo tamaño y tipo usan estos servicios de calidad desde hace más de 20 años. Y cuanto menos el 48% de las top 500 empresas del Perú lo hacen regularmente. Así, casi 40.000 personas entre ejecutivos, profesionales, empleados y operarios a nivel nacional se han beneficiados de sus bondades.
Publicado en América Economía el el 27 de julio del 2016
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