¿Manejas tú la relación con tu jefe?
Publicado el 09/05/2018 en la revista Aptitus (Perú)
Es común ver relaciones jefe/subordinado complicadas. Las causas son muchas: expectativas no cumplidas, injusticias reales o poco o ningún reconocimiento.
Vivir sometidos a la infelicidad de una mala relación con el jefe es condenarse a no trabajar contentos y si no trabajamos felices será mucho más difícil agregar valor a la organización o avanzar en nuestra carrera. Por ello, la relación con el jefe es probablemente uno de los temas más importantes para el éxito de nuestra carrera profesional. Recordemos que todos vendemos nuestros servicios profesionales; por lo tanto, la empresa y/o la organización que los compra es nuestro cliente (indistintamente de la manera que nos paguen, sea esta en planilla, honorarios, factura, trabajo estable o eventual). Esta organización, en su relación directa de supervisión, está representada por el jefe, quien es claramente nuestro principal cliente y el más directo. Para el resto de nuestra carrera profesional, es el jefe quien será nuestro principal referidor, para bien o para mal. Es imperativo tener buenas relaciones con él o ella, aún cuando nuestra química no sea la mejor, o nuestros estilos de trabajo no se parezcan en nada. Queramos o no, nos guste o no, lo que diga el jefe de nuestro trabajo, de nuestra actitud, nuestra ética, entre otras referencias laborales, impactará positiva o negativamente en nuestras carreras de por vida. ¿Qué hacer? Es importante reflexionar acerca de nuestra propia responsabilidad en la construcción de una relación jefe/subordinado para que ésta sea sana, amable y lo más correcta posible. Debemos tratar al jefe con respeto, como corresponde a una autoridad. Eso no significa que busquemos ser sobones o hipócritas; pero siempre sí muy profesionales. Nuestro jefe es nuestro mejor cliente y como tal debemos tratarlo. Obviamente, esperamos que el jefe también nos trate con el mismo respeto y cariño. Suena idílico, irreal y a veces casi imposible de cumplir (y de hecho hay jefes de terror) pero las relaciones son de doble vía y también dependen de nosotros. Nuestra actitud para manejar esa relación será clave, requiere de mucha madurez, control de emociones y sobretodo de la adecuada perspectiva para comprender nuestro rol en una relación de tanto impacto presente y futuro para nuestra carrera. Así, nos toca decidir qué hacer al respecto con inteligencia estratégica y visión de largo plazo.
Vale la pena considerar también que muchas veces los jefes no han tenido el entrenamiento debido, no saben cómo liderar, que muchos no tienen talento personal para las relaciones personales o simplemente que algunos pueden ser personas con menor nivel de madurez, desarrollo emocional o incluso intelectual. Igual, son nuestros clientes y nos toca apoyarlos con paciencia y respeto, en cómo ser mejores jefes. El éxito de la relación dependerá de cómo nosotros decidamos manejar nuestra propia actitud para mantener siempre una relación profesional, cordial y adulta con ellos. Nos toca entonces asumir ese reto – que no es fácil – y tomar así el control de nuestra carrera.