Arquitectura y Salud
En 1929, el arquitecto finlandés Alvar Aalto ganó el concurso para diseñar un sanatorio para pacientes con tuberculosis en Paimo, Finlandia. Según Aalto, el edificio fue concebido como si de un “instrumento médico” se tratara. Ya en esos años, las “propiedades curativas del sol” eran parte del tratamiento contra dicha enfermedad, lo cual fue aprovechado por el arquitecto, ubicando el ala de las habitaciones en una orientación sur-sureste, rematando en unas terrazas de reposo, beneficiando el asoleamiento de la mañana, y separando los demás pabellones según su función y uso.
El arquitecto planteó en este proyecto la idea del confort del paciente como parte de la terapia para su recuperación y diseñó integralmente los interiores y el mobiliario para que la experiencia en el edificio tenga un efecto positivo para todos sus usuarios, sean pacientes, visitantes o profesionales de la salud.
Este novedoso enfoque fue replicado luego en otros hospitales, donde la calidad de la experiencia humana, visual y táctil, empezó a formar parte importante en la recuperación de pacientes de muchas otras dolencias. El Sanatorio de Paimo pasó a ser un Hospital General en los años 60, y desde el 2014 funciona como un Centro de Rehabilitación de niños y jóvenes. El edificio ha sido nominado para entrar en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, y es un caso de estudio en las facultades de arquitectura.
El diseño de hospitales, clínicas y demás centros de salud ha cambiado mucho con el avance y desarrollo de la medicina. Así también con los sistemas constructivos y equipamiento de los edificios, que los convierten justamente en grandes “instrumentos médicos”. El diseño de los edificios de salud se ha vuelto una especialidad entre los arquitectos por la complejidad de las instalaciones requeridas.
Antes, lo que se lograba con estrategias pasivas de ventilación e iluminación, ahora se resuelve con equipamiento automatizado y una gran red de tuberías y cables que recorren el edificio como si de venas y nervios en un cuerpo se tratara. Todo esto, con una flexibilidad que permita la adaptación de nuevos programas, tecnologías y protocolos que los nuevos descubrimientos en medicina demanden.
Tenemos clínicas y hospitales, tanto o más antiguos que el Sanatorio de Paimo, que requieren de un gran esfuerzo para cumplir con los protocolos de salud actuales, así como con la normativa de construcción vigente. Muchas de estas edificaciones llegaron a la obsolescencia hace mucho tiempo o tienen impedimentos legales para su actualización, como el Hospital 2 de Mayo, declarado monumento histórico.
Los edificios de salud deben ir constantemente evolucionando a la par de los avances en medicina y la tecnología que lo acompaña. El reciclaje de los edificios, de ser emblemáticos, es algo que hay que considerar de forma lúcida. Los hospitales y las clínicas no escapan a este criterio. La larga vida de un edificio se debe a su capacidad de adaptarse a los cambios a través del tiempo, y gracias a su arquitectura poder continuar funcionando como un “instrumento médico”.
Pier Baracco
Estudio: CNTRL Arquitectura