Roca Rey: triunfo memorable ante Ponce, en San Sebastián (con video)
Ponce y Roca Rey, vibrante mano a mano, el martes 14, en San Sebastián
Mano a mano de última hora ● A dos horas de la corrida se enteró que sería un mano a mano ● Con tres orejas, salió en hombros.
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
El martes 14, el mano a mano entre Enrique Ponce y Andrés Roca Rey, en San Sebastián, fue sencillamente grandioso. Andrés salió en hombros mientras que Ponce se fue a pie.
El triunfo lo decidió la letal forma de estoquear de Andrés. La muleta adelante; un toque, bajo el hocico del toro; décimas de segundo de espera; el toro mete la cara y descubre el hoyo de las agujas; entonces, el torero se vuelca y mete con fuerza la espada. Mano izquierda que torea y certera diestra.
−Porqué un mano a mano−
Andrés estaba anunciado con Enrique Ponce y Cayetano Rivera Ordóñez, con toros de Victoriano del Río. A las cuatro de la tarde de aquel día –dos horas antes del paseíllo− Cayetano anunció que la voltereta del domingo, en Pontevedra, le había fisurado dos costillas y que no torearía. A esa hora, con los toros ya sorteados y los toreros empezándose a vestir, solo quedaba transformar la corrida en mano a mano.
La competencia entre un grandioso torero de época −28 años de alternativa− con un joven que el mes que viene recién cumplirá tres años de alternativa, parece irreal. La pugna entre un maestro consagrado −46 años de edad− frente a un diestro de solo 21 años, no aparenta ser algo parejo. Padrino y ahijado de alternativa tan reciente disputándose el triunfo, mano a mano, no suena proporcionado.
Pero no hemos incluido en la ecuación un dato clave: Andrés Roca Rey es un caso único en los últimos 50 años del toreo. Jesulín de Ubrique –otro caso notable−, que ayer reapareció, tras ocho años retirado, dice: “Roca Rey hace cosas impensables; da un paso más allá y le pone las cosas muy difíciles a los que torean con él”.
−El mano a mano−
El primero tuvo poco recorrido. Ponce construyó, poco a poco, una faena bien estructurada. Combinó temple con aguante para esperar la lenta embestida y tablas para, con pausados movimientos, interesar al público con su estética. Mató bien. El frío público vasco pidió la oreja, pero el presidente, que cuida el prestigio de la moderna plaza cubierta, para que no siga siendo la más dadivosa de las de primera, la negó.
El primero de Andrés se lesionó y fue devuelto. Hizo segundo bis el que hubiera sido sexto. Se le picó poco y mal; el público aplaudió al picador; sería por no picar. Brindó al Rey Juan Carlos: “Por el respeto que siempre le he tenido; va por Perú, España y la tauromaquia”. Un cambiado por la espalda y a continuación, sin solución de continuidad, un buen fajo de derechazos. El toro no era fácil, pero lo logró meter en muleta, bajándole mucho la mano y aguantando el calamocheo del astado. Por el lado izquierdo era aun más complicado, pero lo templó, lo aguantó y pegó buenos naturales. Arrimón y circulares invertidos. Los apáticos donostiarras, de pie. Estocadón y una merecida oreja.
El tercero tampoco fue propicio para triunfar. Ponce, obligado por Andrés, expuso mucho, se arrimó y metido entre los pitones, le robó muletazos. No estaba dispuesto a dejarse ganar. Estocada trasera y ovación.
Con el cuarto, la obra cumbre de Andrés. Lo dejó crudo; otro picador ovacionado por no picar. Lo recibió, en los medios, de rodillas, cambiándoselo por la espalda; espeluznante: cambió el viaje a centímetros de él. Tras ese inicio, el público puesto en pie. Series largas de sobresalientes derechazos; siete, ligados. Naturales magníficos. Y de pronto, otro cambiado por la espalda, de improviso; pero el toro no tenía sitio por dónde pasar; le rompió la taleguilla y se salvó de milagro de una cornada. Tres series más con la derecha, grandiosas. Estocadón y dos orejas.
El quinto, fue bueno, Ponce cuajó una faena memorable. Un trasteo de época, muestra de su maestría. Pero lo pinchó, antes de dejar una buena estocada y solo obtuvo una oreja, que supo a poco.
El mansurrón sexto se rajó pronto. Tras un inicio brillante, Andrés tuvo que torearlo en tablas y mostrar su voluntad. Ovación final y salida en hombros.
DOS TOREROS MUY COMPETITIVOS
A pesar de los 25 años de diferencia
Los 25 años de diferencia entre Enrique Ponce y Andrés Roca Rey –en edad y años de alternativa− se notaron en las faenas de cada uno, en el mano a mano del martes 14. Incluso, en los toros complicados, en cuanto a hondura y reposo. Sin duda, los años son los años y nada los sustituye. Pero estar así de bien, como estuvo Andrés y lograr salir en hombros ante Ponce –que es figura ya legendaria− fue una enorme hazaña que solo los elegidos pueden lograr.
Además, aquello fue un mano a mano muy competitivo, porque Ponce no se debe dejar ganar ni jugando a las bolitas. Pero Andrés, tampoco. Es la seña de identidad de las figuras del toreo.
VIDEO
SAN SEBASTIÁN
MARTES 14 DE AGOSTO DE 2018
Plaza de toros de Illumbe
Entrada: más de tres cuartos de plaza
Toros de Victoriano del Río: se lidió como sexto el sobrero y se lidió el sexto como segundo bis y Toros de Cortés (primero)
Enrique Ponce (España), de azul marino y oro con plata: ovación tras petición de oreja y aviso, ovación y oreja
Andrés Roca Rey (Perú), de lila y oro: oreja tras aviso, dos orejas y ovación
https://youtu.be/ipEkdJ4OC-k
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