Un año en blanco y el que viene, una incógnita
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
Nadie olvidará el aciago 2020. Será un hito en nuestras vidas. Dejará el miedo –pésimo compañero– impreso en nuestra mente. Se lo contaremos a nuestros nietos cuando, en algunos años, nos pregunten “¿Por qué hay gente que aún usa mascarilla?”

FOTO: CULTORO
La tauromaquia con mascarilla. José Garrido antes del paseíllo.
Siniestro panorama. Tragedia abrumadora en fallecidos y personas con secuelas. Crisis económica y pérdida de empleos. Golpe contundente para el país. Hay ganas por retornar a la normalidad pero la moral general está afectada y lo estará por mucho tiempo. La imperdonable y punible incertidumbre respecto a la vacuna en el Perú, lo hace aun más grave.
Pero la capacidad del ser humano para reponerse es asombrosa. La cultura y el esparcimiento ayudarán. Habrá que estimular y apoyar las diversas manifestaciones culturales.

FOTO: CULTORO
Tauromaquia en tiempos de pandemia
–Pésimo año–
En España hubo solo 11% de los festejos taurinos respecto a 2019. La cuarta parte, los de la Gira de la Reconstrucción, con solo cuatro toros y dos toreros. Del resto, muchas novilladas. Todos con significativa limitación de público; casi todos emitidos por TV o Internet.
En Francia se dieron solo el 14% de las corridas celebradas el 2019.
En México hubo algunas corridas y festejos menores, con público limitado y emitidas en línea.
En Ecuador hubo algunos. José Luis Cobo tuvo el mérito de dar dos corridas y un festival en Latacunga.
Algunos pocos festejos en Colombia. Manizales anunció dos corridas para enero.
Venezuela, entre su crisis y desastroso gobierno, lo pasó en blanco.
El Perú, taurinamente hablando, igual que Venezuela. La intensa pandemia, en tantos lugares descontrolada, nos dejó en la misma situación.
Más grave aun; el Perú profundo sin festejos taurinos significa que los centenares de millones de soles que mueve la tauromaquia ha dejado en recesión a cientos de ciudades del interior; sus hoteles, comercios y restaurantes están en serias dificultades por no haber tenido ferias taurinas. En esos lugares, lejos de Lima, no han recibido fondos de Reactiva Perú; lo que sucede allí no se sabe ni importa mayormente en Lima.

FOTO: Juan Medrano Chavarry
Cultura popular: en Lampa, Puno, a 4.200 m.s.n.m., los alferados que financian la corrida dan la vuelta al ruedo y se les ovaciona con admiración.
La actividad taurina genera un enorme movimiento económico en el Perú profundo.
Los ganaderos peruanos, sobre todo los de la costa donde no hay pastos naturales, la pasan muy mal. El Ministerio de Agricultura no les ha dado ayuda alguna.
Los toreros, lo mismo. En junio se aprobaron fondos para ayudar al sector Cultura. Ellos presentaron oportunamente la documentación requerida. Seis meses más tarde, no han recibido nada. ¿Ineficacia o prevaricador sesgo antitaurino? El ministro Neyra tiene la palabra.

FOTO: MINISTERIO DE CULTURA
Ministro Alejandro Neyra. Un importante sector cultural aún no recibe ayuda, seis meses después de haberse destinado 50 millones de soles para ese fin.
–¿Y en el 2021?–
Ya se pueden celebrar espectáculos al aire libre con 60% de público. Lajas, en Cajamarca, intenta dar una corrida en enero. Habrá un festival con Joaquín Galdós en La Esperanza, en marzo. Las ciudades del interior deberán adaptar sus protocolos sanitarios para retornar a la normalidad.
Mientras la vacuna no se aplique masivamente, todo ello será un leve paliativo.
Ayer empezaron a vacunar en España, pero ni los más optimistas creen que el 2021 será normal en lo taurino.
Aquí vamos muy retrasados y será aun más arduo. Se necesitará mucha tenacidad e imaginación.

Las vacunas brillan por su ausencia en el Perú. Nadie tiene una explicación y la ministra de salud, la que peor lo narra.

:quality(75)/2.blogs.elcomercio.pe/service/img/fiestabrava/autor.jpg)


