Las cinco décadas de la señito
Pocas son las figuras de la televisión peruana que han logrado colocarse en la mente y el corazón de sus telespectadores, y más aún, mantenerse a pesar de todos los reveses que la popular ‘caja boba’ y la vida misma van poniendo en el camino. Gisela Valcárcel es una de esas figuras. Veinticinco años de carrera en la televisión nacional y una vida llena de matices, que lidia siempre entre lo público y lo personal, la han convertido en una de las conductoras más emblemáticas y exitosas de nuestro medio. Y la ‘reina’ como la bautizaron sus seguidores, cumple mañana 50 años.
Dicen que la edad de una mujer no se debe revelar; sin embargo, para Sonia Mercedes Gisela Valcárcel Álvarez esto no es mayor problema. Nacida el 26 de enero de 1963, en el populoso distrito de La Victoria, esta carismática mujer se sintió atraída por el mundo artístico desde muy pequeña, siendo los eventos escolares sus primeras plataformas.
A principios de los ochentas, cuando la televisión en colores se asentaba en nuestras pantallas, surgen los primeros grandes éxitos en este medio. Fueron los programas cómicos los que le dieron la oportunidad inicial a Gisela, una joven dicharachera y de coquetos gestos, que intentaba abrirse paso en el mundo de la farándula.
Recibió consejo de consagradas actrices y formó parte de los elencos de “Te mato Fortunato”, “Risas y Salsa” y “La Gran revista”, programas en los que se desempeñó como actriz, bailarina y cantante, siendo parte del grupo de vedettes más reconocidas de esos años, entre las que también destacaban las no menos populares Analí Cabrera y Amparo Brambilla.
El boom del ‘Aló’
Los medios televisivos iban evolucionando con el paso de los años, y ya cercanos a los noventa, comenzaron a probar nuevos formatos que tenían éxito en el ámbito internacional. De esta manera, en 1987, surge ‘Aló Gisela’, un programa de concursos familiar que emulaba a su versión argentina ‘Hola Susana’, dirigido principalmente a las amas de casa.
Para tal aventura, los creadores de este programa necesitaban a una persona espontánea que se identificara fácilmente con el público femenino.
Gisela, una joven madre, cumplía con esa cuota de espontaneidad y empatía. A pesar de su inexperiencia en la conducción, supo ganarse al público familiar en pleno, convirtiéndose en la ‘reina del mediodía’. Poco a poco las ediciones de su programa fueron ganando nivel y popularidad.
Ella creció como presentadora puliendo los errores iniciales. Su éxito la llevo a alcanzar los 40 puntos de rating, algo inusual para el horario y la televisión en general. Por su set desfilaron reconocidos profesionales que atendían las consultas de sus ‘señitos’ (así era como coloquialmente llamaba a las amas de casa), artistas de moda, políticos y populares deportistas. Sin duda su plató era uno de los más importantes y nadie quería perderse la oportunidad de estar ahí.
Paseó su simpatía por los dos canales más importantes, Panamericana Televisión (allí inicio el Aló Gisela) y América Televisión (con Gisela en América).
Las malas experiencias
Pero toda monarquía pasa siempre por una época de crisis y el reinado de Gisela no fue la excepción. Demasiada exposición de su vida privada dentro y fuera de la pantalla le pasaron factura. Ganó miles de páginas en la prensa rosa así como críticas a su trabajo. De pronto su edulcorada fórmula empezó a desgastarse.
Sufrió el acoso mediático de Magaly Medina, periodista de espectáculos con la que estuvo enfrentada por varios años. Sus amores, aciertos y desaciertos, fueron la comidilla de los tabloides. Comenzado el nuevo siglo, cambió de horario, de formato y de canal. Esta vez Frecuencia Latina le abre las puertas al reality ‘La casa de Gisela´. No le va mal, pero los niveles de audiencia fueron distintos a los de antaño.
Sin embargo, una nueva propuesta lanzada en el 2005, ‘Siempre Gisela’ le muestra la ingratitud de la televisión. Ante la poca aceptación de su nuevo programa, se despide tras pocas semanas en el aire.
“Si algún día nos tenemos que encontrar, solo Dios lo sabe… gracias”… de esta manera dejó la pantalla chica.
Reinventándose
Asumiendo este momento como un receso necesario para crecer como persona y empresaria, se dedica a alimentar su espíritu, compartir con su familia y fortalecer sus empresas.
Y luego del retiro obligado de los sets, decide plasmar todas sus experiencias en un libro autobiográfico llamado “Mi nombre es Gisela”, con el que nuevamente se conecta con su público, de una manera más calmada y madura.
Pero una mujer como Gisela Valcárcel no podía estar alejada de las cámaras por mucho tiempo. ‘El show de los sueños’, formato de Televisa, adaptado por su productora GV, la regresa con bombos y platillos al medio que la vio nacer como presentadora y aún la mantiene vigente. Muchas han querido imitarla, pero Gisela, ‘la reina’ ha demostrado con creces que es única e inacabable. Felices 50 ‘señito’.
(Rosa Hermoso Alvarado)
Foto: Archivo Histórico El Comercio