Los 90 años del irreverente Truman Capote
El recordado novelista norteamericano Truman Capote fue uno de los más leídos durante el período de posguerra. Con tan solo 59 años falleció en Los Ángeles, dejando como legado a sus lectores un nuevo género literario: la novela de no ficción, perfectamente representada por ‘A sangre fría’. Hoy Huellas Digitales le rinde homenaje al narrador y periodista nacido en Nueva Orleans, Luisiana.
Un 30 de setiembre de 1924 nació Truman Capote, hijo del comerciante Archulus Persons y de la reina de belleza Lillie Mae Fulk. Su apellido lo adoptó del empresario Joseph García Capote, la nueva pareja de su madre.
Durante su niñez decía que no encajaba con los demás, que era mucho más inteligente, sensible y perceptivo. Siempre sintió que nadie iba a entenderlo. Por eso la escritura se convirtió en su confidente, podía expresar allí sus pensamientos y lo que más deseaba.
A los 17 años abandonó sus estudios para comenzar a escribir en ‘The New Yorker’. Y a los 23 años publicó su primer libro: ‘Otras voces, otros ámbitos’ (1948). Fue un éxito al igual que sus cuentos, reportajes y novelas, como la famosa ‘Desayuno en Tiffany’s’ (1958), adaptada al cine por Blake Edwards, con Audrey Hepburn en el papel de Holly Golightly; ‘Las musas son escuchadas’ (1956), ‘El arpa de hierba’ (1951), ‘Los perros ladran’ (1973) y ‘Música para camaleones’ (1980).
Truman Capote siempre supo a dónde quería llegar y lo dijo en 1978: “Tenía que tener éxito y tenía que ser un éxito temprano. Lo que pasa con la gente como yo es que siempre sabíamos lo que íbamos a hacer. Muchas personas pasan la mitad de su vida sin saber. Pero yo era una persona especial, y yo tenía que tener una vida muy especial”. Al escritor estadounidense jamás se le paso en la mente trabajar en una oficina. Siempre supo que quería ser escritor, rico y famoso.
A sangre fría
A finales de 1959, Truman Capote leyó en ‘The New York Times’ sobre el asesinato de cuatro miembros de una familia de granjeros en el pueblo de Holcomb, en Kansas City. A Capote le interesó tanto el caso que por seis años se dedicó a investigar por su propia cuenta; entrevistó a las personas que vivían en ese pueblo, a los policías que estudiaban el caso y a los dos criminales que detuvieron. Incluso estuvo presente cuando fueron ahorcados.
El resultado de esa ardua investigación fue su famoso libro ‘A sangre fría’, que publicó en 1965. Con esta novela inventó un nuevo género literario, una combinación entre literatura y periodismo, que nombró ‘novela de no ficción’. Se convirtió en un éxito de ventas y consagró a Capote como una figura importante de la literatura del siglo XX.
Después de este gran éxito inició su trabajo con la obra ‘Plegarias atendidas’ que tuvo un sin fin de postergaciones. Capote firmó el contrato con sus editores en 1966 y se comprometió a entregarla en 1968. El contrato fue modificado varias veces y los plazos extendidos. Así pasaron doce años y terminó publicando cuatro capítulos en la revista ‘Esquire’ en 1972. Y recién se publicó como libro, póstumamente, en 1987.
En 1977 el escritor confesó que la interrupción de su obra fue por una crisis creativa. “Todo escritor debería tener todos sus colores y capacidades disponibles en la misma paleta para mezclarlos”, dijo. ‘Plegarias atendidas’ fue su peor fracaso. Esta obra le dejó un mensaje al escritor: que todo fracaso es el condimento que le da sabor al éxito.
Años más tarde, un 26 de agosto de 1984, con tan solo 59 años, Capote murió en Los Ángeles, Estados Unidos. ‘A sangre fría’ sería luego llevada al cine. La primera vez fue en 1967, pero la versión más vista seguramente fue la del 2005, con el fallecido Philip Seymour Hoffman como Capote.
María Chávez Chuquimango
(Archivo El Comercio)
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