Cuando te solidarizas con las mujeres, pero sigues siendo machista
Todos los 19 de octubre se celebra el día de la lucha contra el cáncer de mama. Y no es para menos pues, se tiene estimado que al año fallecen un aproximado de 521 mil mujeres por esta enfermedad. El cáncer de mama se ha convertido en el segundo cáncer más letal.
Ante este suceso, amigos que conocen mi inclinación feminista pensaron que sería de mi adoración ver cuántas marcas alrededor del mundo se suman a esta causa y se pintan de rosado por un día. Por cinco minutos fue así. Por cinco minutos me podían encontrar en el escritorio esquinado de mi cuarto aplaudiendo frente a mi laptop.
Pero luego, conversando con una amiga y leyendo Barbijaputa -mi nueva gurú feminista-, llegó a mí el término pinkwashing. Si es la primera vez que lo lees, tranquila, yo también recién me estoy enterando de todo esto. Hay pinkwashing, whitewashing, purplewashing y sospecho que muchísimos más que aún desconozco.
El pinkwashing es un término creado por la Breast Cancer Action para catalogar a todas aquellas acciones de marketing que realizan las empresas para concientizar sobre el cáncer de mama. En facilito: ponerse el lacito o pintarse de rosado.
A primera vista, esta acción es genial. Qué mejor manera de crear awareness sobre una enfermedad, que al año mata a miles de mujeres, que ponerlo en todos lados. Pero si tienes una mente como la mía, de esas que maquinan e imaginan mil cosas, podrás reflexionar sobre el fondo de este tema.
El objetivo principal del pinkwashing es vender. Vender más productos o venderte la idea de que son amigables con ese tema. De primer plano esto tampoco tiene nada de malo. Me siento muy honrada de saber que grandes marcas se pongan a favor de prevenir una enfermedad que afecta de manera tan terrible a esta comunidad a la que pertenezco, el de las mujeres.
Lo curioso del tema es cómo estas mismas marcas que se comprometen simbólicamente con nosotras, al mismo tiempo, caen en las típicas trampas machistas de la sociedad y siguen violentando a las mujeres. Y para explicarme mejor utilizaré a tres ejemplos de empresas que se contradicen un poco con el pinkwashing.
El primer ejemplo que encontré es Marca, el diario deportivo más vendido de España. En su última edición del 19 de octubre, el diario se solidarizó con las mujeres poniendo en portada un lazo rosa acompañado de la frase “Por ellas”. Pues gracias, pero este es el mismo diario que ha sido acusado un sinfín de veces de notas machistas. Aquí te lo ilustro.
El segundo ejemplo la marca de detergentes Ariel quienes, junto a otras marcas, crearon una campaña para detectar a tiempo el cáncer de mama y así evitar la muerte de las mujeres que les iban a lavar la ropa. Abajo te lo explico.
Finalmente, está la NFL (la Liga Nacional de Fútbol americana) que pintó de rosado algunos de los estadios en donde se jugaron sus partidos. Al mismo tiempo, esta es la liga que semana a semana objetiviza a las mujeres poniéndolas en pequeñas prendas a entretener al público.
Pero como lo mencionaba líneas más arriba, el pinkwashing también es venderte productos. Por eso, no te sorprendas si en el mes de octubre empiezas a ver más cosas rosas por ahí. A muchos se les ha ocurrido la brillante idea de sacar versiones rosas de sus productos para sumarse a la lucha contra el cáncer de mama. A todos aquellos genios le pregunto…¿cuánto de ese dinero están donando a la causa?
Esto, lejos de ser una crítica incisiva a todas aquellas marcas que han decidido solidarizarse con nosotras, es un aplauso pero que viene con un consejo: vayan un poco más allá. Revisen si están respetando y honrando a las mujeres en todos los ámbitos o espacios de su empresa. Revisen, además, si lo están haciendo el resto del año. Y sobre todo, revisen si su campaña pro lucha contra el cáncer de mama en verdad está evitando las miles de muertes anuales.
Gracias por sumarse a esta lucha. En serio. Pero espero que la próxima vez que lo hagan no solo sea cuando todos los demás lo hacen, la coyuntura lo amerita o cuando quieren vender más.