Un cierre accidentado
El Festival Granda cerró su reciente edición con inconvenientes y proselitismo político.
Por Gonzalo Tello
Este sábado fue la última fecha de la IX edición del Festival Granda en el Gran Teatro Nacional. Estaba programada una Gala Lírica Italiana con cuatro solistas internacionales y la orquesta dirigida por Jacques Lacombe. Sin embargo el concierto se realizó de otra manera.
Según nos enteramos por un comunicado de Ernesto Palacio y por comentarios de varios de los músicos de la orquesta en redes, la orquesta decidió no tocar debido a demora en sus remuneraciones y desconfianza en las promesas de pago, basadas en experiencias pasadas en que se habría dicho lo mismo y no se cumplió, o se hizo tarde. Ante este escenario, la producción decidió realizar un recital a piano, en la que el correpetidor del Festival, Xavier Aizpurúa, acompañaría a los cantantes, quienes solo interpretaron sus arias sin intermedio y en el que se omitían las oberturas, en un programa de casi una hora de duración.
En este programa, en el cual el director Jacques Lacombe insólitamente ayudaba a pasar las páginas de la partitura de piano, y a veces marcar tiempos, disfrutamos de la calidad del bajo Sergey Artamonov, tenor Davide Giusti, soprano Salome Jicia y mezzo Cecilia Molinari.
Artamonov dio las mas logradas interpretaciones con el aria de Fiesco de “Simon Boccanegra” (que ha cantado junto a Plácido Domingo en Europa), una fresca versión del aria y cavalleta del Conde Rodolfo de “La sonnambula” de Bellini, y una grata y redonda versión de la gran escena de Felipe II del “Don Carlo” de Verdi.
Salome Jicia pudo demostrar su versatilidad en la bravura con la escena de Giselda Oh madre dal cielo soccorri al mio pianto de “I lombardi” de Verdi, brillante sobretodo en la cavaletta No, non giusta causa, llena de coloratura y agudos poderosos. Destacó en el verismo con Un bel di de “Madama Butterfly” y en el duetto Mira o Norma de la ópera de Bellini.
El tenor Davide Giusti demostró que su voz lírica es muy adecuada para roles como el de Rodolfo en “La boheme” y el Duque de “Rigoletto”, con gran potencia, técnica y bella línea de canto. La voz quizá sea algo grande para Nemorino, sin embargo estuvo bien en formato recital cantando “una furtiva lagrima”. Hubiéramos agradecido alguna otra aria menos popular y donde demuestre mas de sus cualidades.
Quien estuvo desaprovechada fue la excelente mezzo Cecilia Molinari, quien interpretó la Seguidilla de “Carmen” de Bizet (compositor francés, no italiano), y el aria Se Romeo… de “I Capuleti e I Montecchi” de Bellini, que sin la famosa cavatina la tremenda ultrice spada resulta vaga. Molinari solo interpretó la primera de estas, en escasos dos minutos. Estuvo mejor en el duetto de “Norma”, pero sin mayor derroche de brillo, teniendo esta excelente cualidades.
El pianista Xavier Aizpurúa asumió muy bien el reto de acompañar a los solistas avisado con muy poco tiempo y habiendo repasado las obras sin prepararse para hacerlo ante el público. Quizá el sea el héroe de la velada.
Respecto al tema de por qué la orquesta no tocó, eso ya queda a criterio de cada uno, si comparamos los comunicados de una y otra parte. Lo que me parece personalmente objetable es el tinte acusador a los músicos del comunicado de Palacio, así como el mal manejo al pedirle al público en la sala que si no estaban conformes, pidieran su dinero de vuelta. En este sentido, hay mejores maneras de comunicarlo y esto causó lógico malestar.
Por otro lado, el Festival atribuye el problema a demoras de pago de los auspiciadores. Eso es pan de cada día para las productoras, pues como sabemos, nuestro país se maneja en la informalidad y poca profesionalidad y las marcas son poco serias al momento de asumir compromisos de ayuda económica. Por otro lado, los músicos están en todo su derecho de no querer tocar, por las razones dadas de desconfianza y no sentir que se los respeta, habiendo respetado su parte yendo a ensayos y cumpliendo el compromiso.
Discrepo con el comunicado de Palacio diciendo que la calidad de los artistas no hizo extrañar a la orquesta. Un programa sin oberturas ni intermedio, que duró menos de una hora, y en que no disfrutamos de la calidad de Lacombe, que seguramente hizo un excelente trabajo con la orquesta, estuvo mas que deslucido y fue un premio consuelo para los que asistieron.
En todo caso, todo esto queda como lección tanto para la organización como para los músicos y público, respecto a los retos que implica producir espectáculos culturales en el país, una tarea de titanes.
LAMENTABLE PROSELITISMO POLÍTICO MANCHA FESTIVAL
Todo lo anterior mencionado no hubiera llegado a mas sino se hubiera presentado un hecho indignante. Al finalizar el programa, Palacio anunció que había una “sorpresa”. El tenor Francesco Petrozzi, había propuesto apoyar al festival participando en la gala. Como sabemos, el tenor es candidato al Congreso por el partido fujimorista. Entrando a escena con los brazos extendidos, decidió hacer un comentario sobre el aria que iba a interpretar, e lucevan le stelle de “Tosca”. Dijo que se identificaba con Cavaradossi por ser “fiel a sus ideas”. Cantó el aria aparentemente sin mayor ensayo (hacia el final parecía que habían ejecutado a Cavaradossi antes de tiempo) y luego llamó a los cantantes a escena para tomar el saludo junto a ellos.
Esto hubiera quedado en una innecesaria adición al programa sino fuera porque a la salida del teatro habían repartidores con propaganda política del candidato en cuestión. Evidentemente esto fue un acto oportunista indignante y de mal gusto al cual el Festival se prestó y lo deja muy mal parado. Esas son las informalidades que algunos creen que pueden hacer en este país y la gente no dice nada. No me imagino el escándalo que se hubiera formado si esto pasaba en Europa.
Como vaticinó un titular reciente en El Comercio, “Se desinfla el Festival Granda”, esto ocurrirá si no se replantean varios temas dentro de la organización. Evidentemente sus objetivos de traer lo mejor de la lírica se cumplen ampliamente, pero la forma de manejar las cosas debe mejorarse. Todos sabemos que producir cultura es difícil y muy frustrante, pero hay ejemplos de éxito que se pueden copiar. Aquí no estamos para criticar, sino para apoyar, pero advertir los defectos constructivamente. Eventos culturales como estos deberían también evitar mezclarse con oportunistas circunstanciales, sobretodo en época electoral.