Monarquía federada
La máxima de que no se puede ser juez y parte existe para evitar que quien tiene que resolver sobre una controversia no lo haga sirviendo a sus propios intereses en lugar de atender a los que le exige la justicia. Así, además, esta premisa es una garantía de las formas para con los involucrados, una excelente manera de tranquilizar a las partes y purgar cualquier suspicacia.
En los últimos días he publicado dos posts donde me he referido a los montos destinados por el IPD al automovilismo peruano y como en el 2013 y el 2014 el ACP –club que preside Eduardo Dibos quien a su vez es jefe del grupo de Trabajo que maneja la Federación por estos meses- ha tenido la responsabilidad de administrar el 75% y 100% del mismo, respectivamente. Más allá de la pertinencia de la inversión en las pruebas estipuladas y el rigor del gastos, en ambos post he dejado en claro que por un tema de formas esta situación no debería darse.
Es importante aclarar que en los últimos años, en el automovilismo deportivo peruano, los presidentes de la Federación –exceptuando a Luis Fischer- han ejercido la función siendo presidentes de un club de base. Marco Durán era cabeza de la Fepad y del Automóvil Club de Huancayo, Ricardo Flores ejercía en conjunto a su puesto de presidente del Automóvil Club de Lima y ahora Eduardo Dibos hace lo propio como presidente del ACP.
Hace mucho se habla que el automovilismo deportivo peruano necesita una reforma sin embargo los nombres de los dirigentes peruanos son los mismos. Eduardo Dibos, por ejemplo, ha sido presidente de la Fepad anteriormente de 1991 a 2001. Luego vino Fischer –que era vicepresidente de Chachito-, lo siguió Durán –miembro del consejo directo previamente de Fischer- que dejó el puesto por una acusación de malversación de fondos-, de ahí Ricardo Flores –de manera interina- y ahora Eduardo Dibos es cabeza de un grupo de trabajo dispuesto por el IPD para dirigir la Federación.
Dato: en 23 años Eduardo Dibos ha dirigido por 13 años el deporte automotor (56% del tiempo en cuestión).
El IPD no puede mantener un grupo de trabajo donde la cabeza del mismo es el presidente de un club de base que reúne más del 70% de los pilotos de rally. No se pasen. No se ve bien y las formas, en materias dirigenciales, si importan. Cabe resaltar que el señor Pancho Boza (presidente del IPD) es by-the-way primo de Eduardo Dibos. El gran cambio en el automovilismo no puede ser encabezado por personas que tienen años dirigiendo el deporte. No tiene lógica. Es como exigir una cura milagrosa a los mismos médicos que mantiene enfermo al paciente.