La Fepad y el sueño de la lista única
Versiones cada vez más fuertes afirman que por estas horas nuestros dirigentes -que aspiran a ocupar los cargos máximos de la Fepad- estarían trabajando en la consolidación de una lista única. Tras el proceso de hace unos días, donde las dos listas presentadas empataron a cinco votos y la próxima convocatoria a la segunda vuelta, todo hace indicar que visto que será imposible quebrar el empate (sobretodo porque más allá de votos de apoyo a un candidatos estaríamos viviendo una realidad de antivotos) las partes vinculadas se han dado cuenta que están destinadas a convivir o morir.
¿En este enroque de posiciones qué se puede esperar? Como toda negociación es seguro que cada quién intentará perder lo menos posible. Muchas veces el orgullo puede contra el bien común y esto se recrudece cuando se trata de posiciones de poder. Desde la aritmética uno de los bandos tendrá que perder porque la lista única solamente tiene cinco puestos así que habrá una posición que logre poner tres de mientras que la otra tendrá que contentarse con dos miembros.
Para que la lista única brinde seguridades debería asegurarse de no contar con ningún presidente de un club de base (esta posición la sostengo desde Durán hasta Dibós pasando por Riflo), ni piloto en actividad (tal como pasó en su momento con Ramón Ferreyros). Dos menos, entonces, en la lista del Motor Club Apurímac. La nueva propuesta además debería tener un representante si o si de la actividad circuitera. De los diez nombre que reúnen ambas listas solamente hay uno que sobresale sale con esta condición: Pablo Brea.
Es importante también que la lista consolidada reúna representantes de clubes de base tanto de Lima como del interior del país. Sería bueno, además, que se sume a la propuesta una persona con experiencia de gestión en el sector privado. Que le guste el automovilismo pero que sobretodo tenga espíritu de servicio y sentido de organización. Que sume, a la mesa, condiciones de negociación, olfato comercial y sentido de inversión.
Es importante, además, que esta directiva una vez elegida se proponga un plan de trabajo y un norte a perseguir. Aclarado este punto deberán nombrar un gerente autónomo, con poder decisión y que vele por los intereses de esta hoja de ruta en lugar de lo que le conviene o no a un club de base. Un gerente que rinda cuentas al directorio y no a un presidente. Un gerente cuya firma valga para algo más que mero papeleo burocrático.