Lo que le gusta y no le gusta a la gente
No me propongo ser políticamente correcto sino incorrectamente sincero, que es lo que soy y lo que me ha traído más de un problema.
La libertad de pensar es un derecho que no se puede arrebatar y, por consecuencia, marchar es una forma de expresar ese pensamiento. Pero…pero si marchas contra lo que llamas “TV basura” afirmas tu derecho sobre la negación de otro, que es el correlativo derecho de otras personas a elegir lo que quieren ver.
El control remoto y las múltiples opciones, incluyendo la de apagar la televisión, es un mecanismo válido de esa libertad de elegir que tratas de aplastar a través de una marcha que, por momentos, juega a la guerra y al destrozo, restando su legitimidad.
¿Has pensado que es la “TV basura? Mencioname un programa. De hecho señalarás esos programetes en los que unos jóvenes compiten con otros en múltiples juegos que exigen su fuerza, acrobacia y resistencia. Quizás no tengan el CI de Stephen Hawking y su mayor atributo sea la exhibición de su semidesnudez, pero ¿Qué lo hace “basura”? ¿El simple hecho que no te guste a tí? Sí, a tí que con alta probabilidad ves con tu familia películas de horror y comicidad burda o que injurias al viento con alguna interjección de callejuela y callejón.
Al decir verdad, no veo esos programas y no los veré. Ni tengo un atisbo de admiración o envidia por los músculos anabólicos ni es de mi dilección las curvas que no aspiren a superar las formas por el buen seso. Tampoco tomo por correcto calificar tan subjetivamente y privar a los demás de aquello que yo, desde mi opción y prioridad titulo como “bazofia” y “montón”. Mientras haya uno o mil o cien mil que aprecien esos programas, mi opción es solo cambiar de canal. Pero ¿imponer por el terror de la turba lo que otros han de ver o no ver es también una afectación de la libertad?
A ver, juguemos. Tú que criticas la TV basura, te propongo un juego, tan serio que linda con la realidad. Si retiramos lo que bien o mal “basureas” ¿Estarás dispuesto a sumarte a la teleaudiencia de una miniserie sobre la obra de Benito Pérez Galdós? ¿Te someterías a un documental sobre la vida de Proust? ¿Te soplarías un programa de debates culturales? ¿Qué tal las biografías de intelectuales y héroes peruanos? ¿Centrarías tu atención en alguna de esas películas premiadas en Cannes que en la cartelera peruana no duraría más de diez días?
El problema no es la TV, el problema es el público ¿Y si marchamos contra nosotros mismos?