La victoria está aquí
A esta crema achibolada, austera, que corre, anticipa y rasca, no le sobran lujos, pero con lo poco que tiene se las arregla. Una sutileza de Christofer, previo taco de Olascuaga, le alcanzó para marcar la diferencia en el clásico frente a un Alianza acobardado, en shock, deprimido por la ausencia de Yordy. Lo ganó Universitario porque así lo quiso. Y por ahora lo mira desde arriba porque es lo más justo.
Pocas veces se ha visto a Alianza tan temeroso y apagado. Desde el minuto 1 se puso el disfraz de equipo chico y jugó a esperar, a detectar el error. Fue tan extrema su pasividad que en el primer tiempo hizo menos daño que puntapié de hormiga. Consiguió anular a la volante crema, pero a costa de no dar dos pases limpios seguidos. Y en el segundo, cuando se acordó de quién era, apenas metió miedo una vez, con un tiro cruzado de Aguirre. Mayor peligro no generó. Si a Carvallo le mandaban unos sudokus, hubiera estado más ocupado.
Universitario cumplió su papel a medias. Mantuvo su orden habitual, quitó la pelota con rapidez, pero careció de ideas para transformar la posesión en peligro. La línea de ataque lució muy separada de los volantes y la ausencia de un 9 que peleara con los centrales rivales, hizo que el esfuerzo de Olascuaga y Ruidíaz por abrir la cancha no tuviera frutos.
El más claro, como otras veces, fue Guastavino, aunque esta vez lució solitario y desconectado; Christofer deslumbra con la pelota en los pies, pero demora en decidir y no profundiza. Detrás de ellos se vio lo mejor: tras un arranque con dudas, Romero se erigió como el patrón de la mediacancha, bien secundado por Toñito, en tanto que Duarte y Galliquio jugaron de memoria, en particular Néstor, quien actuó con la seguridad de un sólido treintañero.
La falta de sorpresa fue un problema que se repitió en los primeros 65 minutos de juego. A ratos, parecía que estábamos frente a la repetición del partido con Cienciano o alguno otro en que el rival amarra y la crema no puede. Era obvio que el encuentro se definiría por una pelota parada -Guastavino casi lo consigue en la primera etapa al dejar su huella en el travesaño- o un error, y así ocurrió: falló Alianza en la salida, Ruidíaz metió el centro, taconeó Olascuaga y Canchita la mandó al fondo con un disparo más colocado que fuerte.
Días antes del clásico coincidía con un periodista amigo que a pesar de que esta crema no llena los ojos, tiene orden y un libreto conocido. Además, ha conseguido algo muy importante: los rivales ya la miran con otros ojos. Hay respeto y hasta temor como lo demostró Alianza el domingo. Universitario no es visto más como una juntura de novatos, un cuadro de emergencia al que se lo puede ganar con un poquito de presión. Ha ganado jerarquía y estatura, tanto así que empieza a mirar su futuro con otros ojos.
¿Hasta cuándo puede llegar? Esta es una carrera de largo aliento, llena de imprevistos, en la que la ‘U’ participa en desventaja porque no tiene un plantel amplio (como Cristal o Vallejo), no sabe aún aprovechar su localía (como Garcilaso) y carece de una billetera generosa para reforzarse (como Cristal, Aurich, San Martín, Vallejo o el mismo Garcilaso).
De lo que no tengo dudas es sobre algo que mencioné en post anteriores: esta ‘U’ va a pelear, no va a ser fácil para nadie.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.
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