Universitario se cobró la revancha con Cristal
Fue un partido redondo. Buen rendimiento colectivo, algunos jugadores en nivel superlativo y tres golazos inolvidables. ¿Qué más se le puede pedir a Universitario después de esta goleada sobre Cristal? Solo una cosa: continuidad. Que este rendimiento se sostenga, que este nivel se repita, que la próxima fecha no volvamos al toquecito intrascendente, los errores infantiles, las lamentaciones de siempre. Este triunfo debe ser una bisagra. Ya es hora.
Cristal fue una sombra en el Monumental. Pero más que extrañar a Lobatón, Ávila y Sheput, extrañó su estilo. Cero presión, cero toque, cero juego sin pelota. Carvallo fue un espectador privilegiado que apenas tuvo que esforzarse en el segundo tiempo luego de un ‘espaldazo’ de Ross y un remate de Chiroque. El campeón no hizo nada más. ¿El recuerdo por la muerte de Clavijo? No creo que haya sido determinante. Más allá de los resultados, la celeste lleva varias fechas dando tumbos en su juego, con individualidades que no muestran ni el 10% de lo que fueron la temporada pasada.
Lo contrario ocurrió en campo crema. El equipo, casi casi, funcionó como un relojito. Hubo presión para el quite, dinámica con la pelota y sin ella, así como desempeños estupendos en los casos de Rainer, Ruidíaz, Chávez, Duarte, Canchita y hasta Gómez que, me parece, lo hace mejor de volante que de marcador.
Ruidíaz demostró que no se necesita ser una torre para inquietar como 9; no obstante, creo que sería más peligroso con un delantero abierto por derecha. ¿Miguel Torres? Ojalá se recupere rápido de su lesión, pero si hay la posibilidad de sumar a otro jugador para la liguilla, el equipo lo agradecerá.
Rainer confirmó que, cuando está entero, es de otro lote. Su rapidez mental marca diferencias en el torneo criollo y redondeó su actuación con un golazo hermoso. Vale la pena detenernos aquí para destacar a un jugador crucial en esta conquista: Alexi Gómez. Controló bien una pelota difícil, no se desesperó -cosa rara en él-, levantó la cabeza y metió un pase soberbio. Que este gol le sirva de lección: el atolondramiento es mala compañía.
Christofer, no voy a descubrirlo, es un jugador con unas condiciones enormes, pero arrastra un error que necesita corregir: traslada demasiado la pelota, lo cual ralentiza el tránsito desde el mediocampo hasta el ataque. Tiene suerte que en nuestro medio las marcas no son asfixiantes y los rivales dan tiempo para controlar el balón, pisarlo, darse una vuelta y pasar. Pero si quiere alcanzar el primer mundo futbolístico, necesita cambiar.
Este triunfo es también, por supuesto, de Ángel David Comizzo. Eligió bien el once inicial y manejó con pulcritud el partido con los cambios. Romero le dio tranquilidad al equipo y Guastavino entró para hundir la espada hasta la empuñadura con el rival moribundo. Supo aprovechar los espacios que dejó Cristal y la falta de respuestas de Mosquera. Y se cobró la revancha tras la desastrosa actuación de la primera rueda.
Toño Gonzales merece un comentario aparte. Su pase de zurda para el primero de la tarde compite con los mejores del campeonato, pero la patada que le metió a Arroé no tiene justificación. No es la primera vez que es protagonista de estas tonterías, que además de afectar la integridad de compañeros de profesión, ponen en peligro a su propio equipo. Debió ganarse la expulsión.
Termino con el concepto del párrafo inicial: espero que este triunfo no sea un chispazo, que el equipo sostenga el nivel este fin de semana y los siguientes. Solo jugando de esta manera, la ‘U’ puede meterse en la pelea por el título.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.
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