Qué lejos estás, campeón
Ningún Clásico es amistoso, por eso duele mucho perderlos, sea por un penal, un offside o un error grosero como el cometido por Chávez que Aguirre tanto agradeció. Pero esta derrota duele más porque a pocos días del debut en la Libertadores, el equipo no reacciona y ni en el banco ni en la cancha asoman alternativas que generen el cambio profundo al que el pueblo crema aspira.
Universitario no funciona. Así de simple. Como señalaba un tuitero tras el partido, transformar la posesión del balón en gol sigue siendo un misterio para los hombres de Comizzo. El último tramo de la cancha, cuando toca inventar para pisar el área con real peligro, es zona de crisis. El juego se hace desesperadamente previsible -toques a los costados, hacia atrás, centros sin sentido… en suma, pura intrascendencia- y el peligro se amansa hasta morir en el botín del rival. Y como no termina de ser sólido atrás –ya ante Nacional se vislumbraban los problemas-, la posibilidad de irse de la cancha sin nada en la bolsa se acrecienta.
Ruidíaz impresiona por sus quiebres, toques, piques y cambios de juego. Levanta a la tribuna con cada amague. Pero entre tanto regate olvida su función principal: hacer goles. Su mundo, su hábitat, la tierra media de nuestro Hobbit criollo, es el área. Cuanto más se aleja de ella, más inofensivo es. Como no tiene quién lo asista, sale a buscársela por las bandas, por los tres cuartos, a veces por la mitad de la cancha, y la ‘U’ sufre cuando su goleador se va. Van tres partidos y el cero sigue inquebrantable. Es el único rival al que el Chato no ha podido gambetear.
En preparación física, no hay nada que discutir. Las contrataciones tampoco han defraudado (Dalton y Cris son los mejores). El problema está en la elaboración, falencia que se arrastra desde el año pasado y que se resolvía con un hombre que ya no está en el equipo: Diego Guastavino.
El uruguayo tuvo muchos altibajos durante el año, pero levantó sobre el final, sobre todo en los play off. Cuando había problemas, era la llave para abrir defensas acorazadas o ultimar a rivales desfallecientes. El equipo se hizo ‘Guastadependiente’ y aún no logra encontrar la vacuna para acabar con ese virus.
Aunque el juego de la ‘U’ descansa en el conjunto, requiere inventiva para el desequilibrio. ‘Canchita’ y Rainer en este momento no la tienen, mucho menos García, un buen pasador de pelota, pero demasiado trotón para el juego dinámico y explosivo que pretende Comizzo.
A tan poco para el debut ante Vélez, el campeón está muy lejos de despertar entusiasmo.
Otra vez -como casi siempre- vamos a sufrir.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.