¿Qué hacemos con Ibáñez?
El patrón de juego de un equipo no asegura el éxito deportivo, pero establece un orden y visibiliza el objetivo que se persigue. A cinco fechas del inicio del Clausura, Óscar Ibáñez ha sido incapaz de plasmar algo parecido a ello con Universitario. Aunque las lesiones han conspirado contra su trabajo, eso no justifica lo que se ve en la cancha: once desconocidos sin rumbo que lo único que tienen en común es el color de la camiseta.
Ante Unión Comercio se repitieron los errores de siempre, agravados con la temprana expulsión de Martínez por faltarle el respeto al árbitro. La roja a Ruidíaz por una patada criminal es una expresión de impotencia que revela, sin miramientos, lo que se vive en el plantel.
¿Qué hacemos con Ibáñez?
Relevarlo sería una opción en cualquier lugar del mundo. Sin embargo, más allá de lo que mande la amargura o la cabeza fría (elijan alguna o mezclen las dos) existen ciertos aspectos de indispensable evaluación antes de tomar una decisión de ese tipo:
¿No merece que lo esperemos hasta que tenga el equipo completo?
Tal como van las cosas, el equipo va a estar completo en la fecha final. Si no son lesiones, son expulsiones tontas como las ocurridas en Moyobamba. Sin embargo, este campeonato es muy corto, así que no hay muchas opciones para equivocarse. Fue un riesgo enorme optar por un técnico novato, que más allá de su experiencia en menores, como asistente de Del Solar y en el cuerpo técnico en la selección, nunca había dirigido en Primera. El cargo venía con carne, pero también con harto hueso. La ‘U’ carece de jugadores para armar un equipazo, se sabía que la plantilla era corta, en algunos casos inexperta, así que su responsabilidad era trabajar con lo que tenía.
Si se fuera Ibáñez, ¿un técnico serio aceptaría tomar un equipo para solo diez partidos?
La respuesta es obvia. Salvo excepciones, los únicos que aceptarían serían aventureros o buitres que están a la espera de que un colega se vaya de bruces. En todo caso, si se eligiera cambiar, lo correcto sería que al nuevo técnico se le hiciese un contrato hasta el final de la próxima temporada para que pueda trabajar con cierta tranquilidad y arme el equipo en concordancia con los objetivos del club. La gran pregunta es: ¿cuáles son los objetivos del club?
¿Hay dinero?
La economía de la ‘U’ está en crisis. Veo difícil que esté en capacidad de afrontar la contratación de un nuevo técnico y sus asistentes, así como disponer de recursos para cancelar a los actuales. Las taquillas son una miseria y la tesorería, por lo que se sabe, está en rojo.
En estas circunstancias, es complicado que se decida cambiar de técnico. De alguna manera, el club se ha metido en un atolladero del que le va a resultar difícil salir. Solo si ocurriese un resultado catastrófico (que, por la forma cómo está jugando la defensa, puede suceder en cualquier momento), el cambio se concretaría.
¿Qué hacer?
Por lo pronto, Ibáñez necesita reforzar su liderazgo y que esto se vea reflejado en la cancha. En otras palabras, el jugador necesita creer que en lo que propone. Un equipo de la dimensión de Universitario no puede perder la cabeza ante Los Caimanes, jugando en casa y con superioridad numérica, ni jugar con timidez ante Unión Comercio. Hace falta reforzar el trabajo de campo, pero también el mental. La camiseta crema hay que hacérsela sentir al rival, no sentirse intimidado por ella.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.