Y pensar que fue hace solo un año...
Hacía frío, apenas soportable para quienes solemos tiritar con el vergonzante invierno limeño. Era 18 de diciembre y jugaba el Real Madrid. El rival era un equipo de tercera división y aunque Cristiano y los otros miembros de la realeza merengue no estarían en el campo, la ocasión de ver en directo al cuadro de Ancelotti, y en el Bernabéu, era imposible de driblear.
Y ahí estaba, abrigadísimo, admirado por las escaleras eléctricas de las populares, agradecido por las estufas que nos regalaban calor desde los techos. Pero mi cabeza estaba en otro lado. A miles de kilómetros de allí, en Huancayo, Universitario definía el título con Real Garcilaso y aunque Casillas y su corte ya peloteaban sobre la gramilla perfecta del coso madrileño, mis ojos estaban pegados en mi nunca tan querido Samsung 3.
El wifi desfallecía y cada ataque cusqueño era una amenaza para mi agitado corazón. La definición por penales se hizo desesperadamente eterna. Mientras miles miraban a la cancha, yo buscaba respuestas en el Twitter, con esa mezcla de esperanza y miedo que se apodera del hincha en los instantes cruciales. Hundí el pulgar mil veces, hasta casi rajar la pantalla. Cuando Duarte marcó el penal definitivo, grité que éramos campeones ante decenas de ojos que, seguro, me creyeron un demente. Cogí mis cosas y me fui del estadio. En la cancha, el partido seguía. El más importante para mí ya había terminado.
Parece mentira que haya transcurrido solo un año desde ese momento sublime. Que tanta alegría desparramada se haya desvanecido con tamaña rapidez. La huída de Comizzo, el espanto de la Libertadores, los errores de la AT, Chemo, Ibáñez, los refuerzos y un equipo que, como si fueran las luces de un árbol de Navidad, se encendió y apagó durante el año, hasta hundirse en la más profunda oscuridad.
Es difícil presagiar qué sucederá el 2015 a pesar de que la continuidad de Óscar no ofrece garantías, los refuerzos no entusiasman y la situación institucional es una interrogante. El probable ingreso de Antonio García Pye traería un poco de calma ante las dudas generadas por el manejo administrativo, sobre todo frente al déficit de 15 millones de soles que se habría generado durante la gestión de Right Business.
¿Y Forlán? Mejor dejémoslo ahí.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.