Ahora sí, Óscar
A excepción del desencuentro que tuvo con el Puma Carranza hace más de diez años –el cual los mantiene distanciados-, Óscar Ibáñez ha llevado una vida deportiva correcta, muy profesional, alejada de los escándalos.
Como jugador fue un ejemplo por su disciplina y entrega. En el santoral crema ocupa un lugar de privilegio y para cualquier hincha que anda en sus treintas, debe ser, junto con el Ruso Zubzuck, quien mejor defendió el arco merengue en los últimos 25 años.
Es, para muchos, un ídolo.
Por eso duele tanto este fracaso.
No faltará quién diga que cinco partidos son muy pocos para medir lo que vale un entrenador, que los procesos deben respetarse, que el Torneo del Inca sirve para que los equipos afinen su maquinaria, que esto recién comienza. ¿Pero, realmente podemos decir que recién comienza?
Ibáñez dirige a la ‘U’ desde el Clausura pasado. En ese torneo, de 45 unidades apenas consiguió 21. Siempre se le criticó la ausencia de un patrón de juego y el pobre estado físico del plantel. Su justificación -hasta cierto punto razonable- fue que encontró el equipo armado. Pero el actual se hizo bajo su consentimiento. ¿El resultado? Solo ha ganado 6 de 15 puntos posibles en el Torneo del Inca.
En Piura, Alianza Atlético pudo golear. No necesitó de mucho: corrió con y sin la pelota, la rotó y arriba intentó ser profundo. Vivió el partido, se entregó. Los granates -¿o rojos?-, en cambio, parecían zombis sin rumbo.
La ‘U’ sigue sin saber a qué juega, por eso todo se le hizo más fácil a los hombres de Cardama. El empate de Grossmüller era maquillaje puro. El golazo de John Valencia –tras un nuevo error de Fernández- puso justicia.
NO SE DEBE IR SOLO
Es inconcebible que un equipo recién ascendido, que realizó una pretemporada austera y silenciosa, haya peloteado a su gusto a otro que jugó cinco partidos de preparación internacionales, tres de ellos en el exterior.
Óscar se debe ir. Quizás en algún momento pueda volver, más cuajado, con los conocimientos y la experiencia necesaria para dirigir a un club de la dimensión de Universitario, pero no existe motivo para que permanezca en el club en estos momentos. Y no debe irse solo. Chemo del Solar también es parte de este fracaso. Él fue quien lo propuso y sostuvo. Además, avaló a los refuerzos, incluyendo a Raúl Fernández, cuyo arribo generó un cortocircuito en la interna que pudo, al menos, manejarse mejor.
¿Y Quiñones? ¿Aún hay que esperar a García? ¿Merece más tiempo Alemanno?
La situación económica del club no es buena y desprenderse de jugadores con contrato puede resultar contraproducente. Las deudas dejadas por Right Business obligaron a armar un plantel cortito y barato, por eso el margen de error era muy corto. Desafortunadamente, el trabajo que debió hacerse con extrema delicadeza se manejó con brusquedad, sin el mínimo tacto. Los encargados de tomar las decisiones se equivocaron de cabo a rabo. Por eso, hoy les toca responder por sus actos.