¿Te quejas porque te va mal, o te va mal porque te quejas?
Hace unos días fui a una clase especial en Lima Yoga. Fue una clase dirigida por uno de los directores del estudio, Alex Landázuri y fue hermosa. La verdad es que nunca me dejo de sorprender de cómo en cuatro paredes, sentada en un mat, con los ojos cerrados puede pasar tanto.
Alex empezó la clase dictando movimientos sutiles: torsiones del cuerpo y estiramientos. Y luego, vino lo interesante: nos enseñó cómo medir nuestro aura. Primero, abrir y cerrar las manos . Luego, colocarlas al ancho del cuerpo, mirándose una con la otra e intentar cerrar las manos hasta sentir una fuerza que nos lo impide. En mi caso fue muy leve, casi imperceptible.
Suena a una locura, pero con algo tan simple podemos darnos cuenta que somos pura energía. A los minutos, nos sentamos a meditar. Pero no fue cualquier meditación: Alex guió una pensada en mandar amor al mundo, bendiciones a todos. Fue como un canto de paz, pero en silencio.
Por un momento sentí que se me caían las lágrimas. No me sentí mal. Para nada. Todo lo contrario, quería llorar como un símbolo de gratitud: una manera de decir gracias por la oportunidad de estar ahí y sentir lo que realmente soy. Lo que realmente somos: amor.
Alex, luego, habló sobre la importancia de las buenas actitudes, de tener respeto al karma: si haces un bien, recibirás bien. “Cuando escuchas a alguien que se queja de que todo le val mal , hay que preguntarse si le va mal y por eso se queja, o si es que le va mal porque se queja… Es un poco de los dos”, dijo.
Todo sonaba bastante simple. De hecho lo es, solo que se nos hace difícil porque estamos acostumbrados a ahogarnos en estrés, o a amarrarnos a relaciones que no nos hacen bien y así, cientos de cosas más. Y durante esta clase lo confirmé: es importante que sintamos ese amor dentro de nosotros para así querer actuar con buenas intenciones.
Crea un espacio, date el tiempo para agradecer por cada día, por las cosas buenas y las no tan buenas. Date un tiempo para suspirar y aceptar, para decir: “ok. estoy demasiado cansado, pero algo mejor vendrá. De todas maneras”. Date un tiempo y todo mejora.
Y si quieres tener una clase con Alex, que la recomiendo a ojos cerrados, date una vuelta por Lima Yoga. Dicta unas clases (se llama satsang) gratis. Estas las dicta todos los segundos miércoles de cada mes en el local de Magdalena y todos los cuartos viernes de cada mes en local de Schell. Más información en la página web.
Namasté