Año 1927. Diez de agosto. La vida en esta parte del mundo se mueve así: en Ecuador se celebra los 108 años de la revolución de Quito, el inicio de su proceso independentista; en Bolivia se gesta la revolución indígena; en Estados Unidos, el aviador Paul Redfern ultima detalles para su primer vuelo sin escalas hasta Río de Janeiro, Brasil, sin saber que desaparecería en el intento. El Perú, por su parte, ya vivía un siglo de independencia, pero recibió una visita real y se convirtió en la tercera de las seis paradas que tuvo el Real Madrid -el gigante español que hoy cumple 120 años- en su primera gira por América que duró casi tres meses. Una expedición de aventuras y desventuras, pero histórica y revolucionaria para el fútbol mundial.
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El éxito que tuvo dos años antes en un tour por Francia, Inglaterra y Dinamarca, hizo que el cuadro blanco se plantee cruzar el Atlántico. Sin embargo, eran momentos tensos en un fútbol español que buscaba la profesionalización. Esa temporada, la 1927-28, fue el primer experimento que no funcionó por discrepancias entre las federaciones regionales y los clubes. LaLiga, como la conocemos ahora, nació en la 28-29. De hecho, la institución madridista recibió una multa de mil pesetas por parte de la federación por su osadía de llevar su fútbol a un continente “desconocido” y fueron advertidos de que eran los únicos responsables de lo que les pudiera pasar. Aún así, la travesía ya estaba planeada: primero Argentina, Uruguay y Perú; luego Cuba y México, y se cerraba en Estados Unidos.
De acuerdo a los diarios españoles, el viaje se dio por varios motivos. El primero: la existencia (ya habitual por aquel entonces) de jugadores profesionales obligaba al pago de sus nóminas. El segundo: la supuesta gran y tentadora oferta económica que había de por medio, aunque el Madrid viajó sin cerrar ninguno de los 15 amistosos “pactados” y en pleno recorrido España se enteraba que el promotor de la visita blanca a Estados Unidos tuvo que huir de su país acusado de fraude. El tercero: Santiago Bernabéu, presidente y cabeza de la gira, veía la oportunidad como una gran ocasión para ver el fútbol que se realizaba en esos seis países. Así pues, el 14 de junio de 1927, la expedición madridista tomó un tren rumbo a Barcelona, desde donde zarparon a tierras americanas.
Antes de que pisen suelo peruano, El Comercio, en su edición del mismo 10 de agosto de 1927, titulaba así sobre la llegada del Real Madrid: “Hoy llega el equipo del ‘Real Club de Madrid’ a bordo del ‘Santa Ana’”. “Los deportistas viajeros serán desembarcados tan pronto como la nave sea puesta por las autoridades marítimas en libre plática, de tal manera que bien pueden estar ya en tierra a las diez de la mañana. Tienen tiempo los aficionados para acudir al muelle a darles la bienvenida”.
La expedición la formaban Oliván, Quesada, Josemari Peña, Lope Peña, Muñagorri, Pepín Menéndez, Moraleda y Del Campo, todos ellos del Madrid, a los que se sumaron Manolo Vidal y Travieso (del Athletic vasco), Quico Marín y Triana (del Athletic madrileño), Urquizu y Gurrucharri (de Osasuna), Esparza (del Tolosa) y Pachuco Prats (del Murcia). Faltaron Cándido Martínez y Monjardín. El primero no pudo posponer su boda, mientras que al segundo su familia lo dejó viajar.
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Luto en Argentina, viaje a Uruguay y desembarco en Perú
La primera parada fue Buenos Aires, Argentina. Y el primer encuentro en la historia del Real Madrid en América fue el 9 de julio de 1927 en el campo del Sportivo Barracas. El encuentro acabó igualado en cero ante un combinado de jugadores bonaerenses, entre los que destacaba el otrora delantero Raimundo Orsi, quién ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam en 1928 como argentino y el Mundial de 1934 como italiano (nacionalizado).
Un día después, en el mismo escenario, se repitió el partido con victoria argentina (3-2). Antes de retirarse al descanso, los dos equipos guardaron un minuto de silencio por los 30 fallecidos en el accidente de tren ocurrido el día 7 en Alpatacal, camino de la frontera entre Argentina y Chile. La primera victoria americana del Madrid llegó el día 16 ante Boca: 2-1 con dos goles de Gurucharri. Menos de 24 horas después sufría la peor derrota de la excursión: 4-0 ante Newell’s en Rosario, en un partido al que los blancos llegaron fundidos.
Tras dejar tierras argentinas, Real Madrid fue rumbo a Uruguay, la tierra del fútbol en esa época. Los charrúas habían ganado el oro en los Juegos Olímpicos de 1924 (harían lo mismo en 1928) y ya tenían seis Campeonatos Sudamericanos (hoy Copa América). Además, tres años más tarde organizaría el primer Mundial de fútbol.
Tras el 0-0 con Peñarol en Pocitos, los merengues volvieron a Argentina para enfrentar a Racing en Avellaneda. Con una derrota (2-0) se despidieron del país que un año antes había visto nacer a Alfredo di Stéfano (uno de sus más grandes ídolos) y ahora sí zarparon rumbo a Perú. En estas tierras los esperaban dos partidos más: primero contra un seleccionado chalaco y luego contra un combinado limeño.
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¿Por qué separados y no un solo equipo para ser más poderosos? El periodista y enciclopedista peruano, Antenor Guerra García, autor de tres libros sobre la historia del fútbol peruano, nos responde: “En 1927 recién se jugaba el segundo campeonato de la liga peruana. La Federación Peruana de Fútbol se había fundado cinco años antes, en 1922, por lo que el torneo tenía a la mitad de equipos limeños (Alianza Lima, Sport Progreso, Circolo Sportivo Italiano) y la otra mitad eran equipos del puerto (Atlético Chalaco, Jorge Chávez de Chalaco, Washington Chalaco, Unión Buenos Aires). Era difícil unir ambos combinados en un mismo equipo, había mucha rivalidad. Esa fue la razón por la cual se presentaron dos equipos”.
“Hasta 1922 se disputaban dos torneos paralelos: la liga de Lima y del Callao. Generalmente al final de año jugaban los campeones de ambos certámenes. A raíz de una gran pelea que sucedió ese 1922, en la que un hincha de Chalaco se metió al campo con un arma blanca e hirió al portero aliancista Eugenio Zegala, se dejó de disputar esa especie de final”, añade.
En medio de ese contexto hostil que se vivía entre Lima y Callao, el Real Madrid llegó al puerto chalaco para disputar sus dos encuentros y luego continuar con su gira americana.”El vapor ‘Santa Ana’ amaneció fondeado en el Callao, y una vez puesto el libre plática por las autoridades marítimas fue posible subir a bordo a dar la bienvenida a los deportistas hispanos. En una lancha de la capitanía de Puerto fueron los señores Alejandro Garland, Pedro Ureta y J. Fitzgerald en representación de la Federación Peruana de Foot Ball”, informó El Comercio.
Papeles por aquí y por allá, los español al fin pudieron desembarcar y pisar tierra firme nuevamente. Felices y aptos para jugar, la delegación enrumbó hacia la capital por la avenida del Progreso (hoy Av. Venezuela) apreciando y disfrutando el hermoso paisaje de aquellas épocas en una ciudad que no conocía de tráficos a hora punta. “Elogiaron al Rotary Club por la idea y el significado de la inscripción: “despacio se anda lejos” y lo que el conjunto representa”, agregó el decano de la prensa peruana antes de señalar que el club blanco se alojaría en el histórico Hotel Bolívar.
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Goleada a chalacos
El domingo 14 de agosto de 1927, las tribunas del antiguo “Stadium Nacional” lucieron totalmente repletas para darle ambiente festivo a un partido histórico. El Real Madrid de Europa, el mismo que hoy es el que más Champions tiene (13), se presentó para golear 4-1 al combinado chalaco. Previo al choque, los equipos “B” del Atlético Chalaco y Alianza Lima se enfrentaron en un duelo preliminar con victoria para los blanquiazules por 2-1.
Los blancos formaron con Vidal; Urquizo, Quesada; Peña, Esparza, Prats; Del Campo, Gurucharri, Travieso, Traina y Muñagorri. Por su parte, los del puerto salieron al campo de la siguiente manera: Álvarez; Saldarriaga, Vásquez; Mustafuch, Arana, Ulloa; Dávila, Sudman, Dañino, Puerte y Córdova.
De acuerdo a la crónica de El Comercio, “en días pasados expresamos nuestra opinión en el sentido de que era muy provechosa la venida de equipos extranjeros de la talla y la valía que (la) que actualmente es nuestro huésped porque de estas visitas se derivan muchas enseñanzas, puesto que con ello se adquiere experiencia y también para que los nuevos rumbos que se está dando el perfeccionamiento de football peruano sigan el buen derrotero que siguen países mejores organizados que el nuestro en este orden de cosas”.
“Suponer que la chance de los footballistas locales era igual a la de los visitantes, es sencillamente un exceso de bueno deseo y natural aspiración en los aficionados, sin tener en cuenta los múltiples factores que influyen todavía en la falta de capacidad de los footballistas peruanos”, se puede leer.
En el encuentro, los europeos fueron ampliamente superiores. Gurrucharri, el ‘9′ del Osasuna en ese momento, fue autor de un doblete. Traina, del Athletic de Madrid (hoy Atlético de Madrid) y Peña también marcaron. Saldarriaga descontó para el consuelo de los hinchas chalacos.
Terminado el partido, los jugadores madridistas subieron hasta el palco oficial para recibir el trofeo entregado por la “Unión Deportiva Española”, una institución que se había formado en esos años por personas de la colonia española residentes en Perú.
‘Manguera’ Villanueva siempre en la historia
No habían pasado ni 24 horas y el Real Madrid volvió a presentarse ante un repleto antiguo Estadio Nacional de Santa Beatriz. Esta vez el rival iba a ser el seleccionado de Lima compuesto por jugadores compuestos básicamente por jugadores de Alianza Lima (ocho, todos miembros del famoso ‘Rodillo Negro’), Circolo Sportivo Italiano y Association F.B.C.
Los limeños salieron al campo de la siguiente manera: Segalá; Maquilón, Moscoso; Quintana, García, Parravicini; Sarmiento, Neyra, Villanueva, Montellanos y Lavalle. Mientras que el Madrid presentó algunos cambios lógicos por cansancio: Vidal; Urquizu, Quesada; Prats, Lope Peña; Peña, Menéndez, Moraleda, Travieso, Gurucharri y del Campo.
El cuadro de la capital peruana se mostró entusiasmado en su juego en los primeros minutos, mientras que los visitantes aguardaban en campo propio para robar el balón y salir de contra. Así nació uno de los primeros ataques. Luego de una pared incompleta entre Villanueva y Lavalle, Gurucharri estuvo a punto de poner el primero. El ‘9′ del Osasuna, goleador insaciable, volvió a la carga después y por fin puso el 1-0.
Los limeños nunca bajaron los brazos. “A pesar del revés sufrido, el conjunto local no sufrió en su moral”, relataba El Comercio. Con el aliento del público, Lavalle sufrió una falta en área madridista y el árbitro cobró penal. Alejandro Villanueva, el máximo ídolo aliancista y referente del fútbol peruano en sus inicios, decretó la igualdad definitiva.
“En sensacional partido, el seleccionado de Lima empató honrosamente con el Real Madrid”, tituló en su crónica El Comercio. “La presencia de un equipo europeo como el Real Madrid ayudó a difundirse más el fútbol a nivel local”, nos cuenta ahora el periodista Antenor Guerra García. Sin duda, la visita del que ahora es un gigante mundial fue beneficioso para nuestro fútbol.
Una victoria y un empate. Así terminó la aventura española en Perú. Luego continuaron su travesía por Cuba, México y Estados Unidos. Una gira histórica que tuvo aventuras y desventuras. Momentos tensos y alegrías.
“No ha sido nada grato. Hemos tenido frente a las costas uruguayas un feroz temporal. El Giulio Cesare ha danzado con la furia epiléptica de un charlestón. Pero acostumbrados a esas cargas furiosas de un ataque a la portería hemos pasado el mal momento con filosofía y absoluta resignación. Al mal tiempo, buena cara”. Así contaba el 4 de julio a la prensa local Santiago Bernabéu su periplo por América
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