Pau Llorens es un corredor en la modalidad de orientación de España. Él a diario tenía que recorrer más de 50 kilómetros para poder entrenar en una pista de atletismo ubicada en el pueblo más cercano al suyo. Un día viendo cómo entrenaban los más aclamados maratonista en Kenia pensó: “Puedo hacer una pista de atletismo al lado de mi casa”, y así empezó su loca idea.
MÁS INFORMACIÓN: La especial dedicatoria de la maratonista mexicana Daniela Torres al conseguir la marca para Tokio 2020
Llorens se decidió hacer una pista de 400 metros en el campo de su pueblo. Ante la falta de iniciativa de los políticos de la región, su idea era construir una pista de tierra asentada y ponerlo a disposición de todo aquel que quisiera entrenar o hacer un poco de deporte. Se unió a otro atleta de su pueblo y pronto vieron que hacer la instalación era una tarea posible y, a la vez, más difícil de lo que parecía.
“Mi familia es ganadera y la intención era hacerlo en uno de sus terrenos. Hubiera sido lo más fácil, pero cuando lo analizamos nos dimos cuenta que en ninguno de sus campos cabía la pista. Así que lo enfocamos de otra manera. Buscamos el campo más llano de todo el pueblo y fuimos a preguntar a sus propietarios”, cuenta Llorens que, afortunadamente, se encontró con una dueña muy dispuesta. El pacto: le pagarían por el cereal que deje de cultivar este año y luego decidirían si continúa la pista.
“Con el tractor de mi padre, ya sólo quedaba poner manos a la obra, pero queríamos que fuera una distancia lo más ajustada posible. Así que primero, con la computadora, dibujamos el circuito, luego medimos, después fuimos al campo con un GPS. Nos han salido 400 metros exactos”, cuenta Llorens, de 26 años, atleta en la modalidad de orientación y que ahora se entrena para el próximo Mundial.
Justo después de hacer el camino hace unos meses, la tierra era inconsistente y era difícil correr sobre ella, pero con el paso de los días, poco a poco la pista va asentándose. Su calidad no se compara con las de material sintético, pero es la misma que ofrecen las pistas de tierra que hay en varios pueblos de España.
“Desde mi casa se ve la pista, queda a unos 500 metros, y la verdad es que siempre hay alguien. Como la noticia de la construcción ha salido en varios medios regionales, a todas horas hay algún corredor e incluso vienen grupos de señoras a pasear”, indica el atleta a el diario español El Mundo.
“La única condición para usar el terreno es entrar y salir siempre por los mismos caminos para no malograr el cultivo. Quizá esto anime a los políticos a construir unas pistas de atletismo en la zona o quizá el año que viene vuelva a haber cereal y ya está”, concluye Llorens, el atleta que hizo su propia pista de atletismo.
Contenido sugerido
Contenido GEC