Los tambores repicaron. Los bronces los secundaron. Inició una carrera descendente hacia un cuadrilátero. Tomó lo que por derecho era suyo: su oportunidad. Se robó el show, la atención y el Campeonato Mundial de WWE. Seth Rollins se convirtió en el primer dueño del Money in The Bank que canjeó su maletín en WrestleMania y se dio el lujo de hacerlo durante el evento estelar de la noche. Y así inició su legado y su arquetipo de luchador estelar.
Su camino estaba destinado a ser una farsa. Desde que ganó aquel campeonato tuvo que ser apadrinado por miembros de The Authority. Carecía de resultados creíbles y sus defensas titulares fueron cobardes. Pero su talento para la lucha libre y su entendimiento en el ring con Dean Ambrose en una lucha por escaleras con el título mundial en juego lo llevó a hacerse con una victoria limpia –y muy necesaria- que lo puso en estado de ebullición para su desafío más grande: enfrentar a Brock Lesnar.
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