Lionel Messi sumó ante el Atlético de Madrid el gol 700 de su carrera. (Foto: AFP)
Lionel Messi sumó ante el Atlético de Madrid el gol 700 de su carrera. (Foto: AFP)
/ CRISTINA QUICLER
Julio Vizcarra Torres

Después de 700 goles, tiene poco para celebrar. Con 33 años cumplidos hace algunos días, el crack argentino sostiene a un roto, que lo consume y solo le genera altas cuotas de frustración. Su imagen en el empate a dos goles con el Atlético de Madrid en el Camp Nou fue otra muestra del triste presente que vive. No por culpa de él, que es el único al que parece no haberle afectado la para.

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Ver a Messi tirando con alevosía el balón hacia la publicidad estática hizo recordar la escena que protagonizó el ’10′ en el triunfo de Argentina contra Chile en el 2017. El atacante no encontró mejor forma de desahogarse que insultando al juez de línea brasileño. La Albiceleste del ‘Patón’ Bauza decepcionaba desde la propuesta e iba de tumbo en tumbo en las Eliminatorias hacia el Mundial de Rusia. El contexto terminó enfermando a Lionel, que se sentía tan solo como ahora en el Barza.

Lejos están los tiempos en los que levantaba la cabeza y veía a Xavi, Andrés Iniesta, Dani Alves o Neymar. Messi hoy no se siente respaldado futbolísticamente. La amarilla del último martes se sumó al desaire que le hizo en pleno partido en el campo del Celta al asistente de Quique Setién. La cámaras de televisión captaron al argentino dejando con la palabra en la boca a Eder Sarabia, mientras sus compañeros y el propio técnico miraban con asombro el accionar de Leo.

La estrella azulgrana sigue siendo un jugador superlativo, pero ya siente el paso del tiempo. Él, a diferencia de la gran mayoría, sabe que el final se acerca y necesita ganar. Volver a la senda del éxito. No casero, sino continental. Debe ser doloroso y frustrante para Leo, los hinchas y el club que teniendo al mejor futbolista del mundo, y uno de los más grandes de toda la historia, el eterno rival haya aumentado su historial de Champions League. Tres consecutivas desde la última que alzó con Luis Enrique como entrenador.

La aparición de canteranos como Ansu Fati o Riqui Puig son buenas noticias para el genio, que en este tiempo necesita rodearse de elementos que entiendan su idioma. Sin embargo, en el corto plazo no son suficientes. Para que el Messi de Barcelona vuelva a ganar urge de futbolistas hechos y de mayor jerarquía como Neymar, el gran anhelo del rosarino. Así como un entrenador de nivel para la institución catalana, del tipo Jürgen Klopp o Pep Guardiola.

El otro aspecto a mejorar es el que viene desde un entorno que el crack no puede controlar. Existe una necesidad de justificar todo lo que hace Lionel. El desplante a Sarabia es una falta de respeto inaceptable por donde se le mire. Lo mismo que el empujón a puño cerrado al brasileño Diego Carlos, hace unas jornadas ante el Sevilla, o el pisotón a Yeray Álvarez en la victoria sobre el Athletic Club de Bilbao. La defensa a ultranza es una acción que solo le crea una falsa inmunidad a Messi, que parece estar por encima de todos, haciéndole un flaco favor a alguien que ya tiene suficiente con ser el ‘Mesías’ de toda una ciudad.

Hay varias personas preocupadas por lo que será del fútbol sin la estrella argentina. Lo que realmente debería importar es pensar cómo el pequeño gigante pueda volver a sonreír haciendo lo que mejor sabe.

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