
La idolatría que Luis Advíncula ha ganado en Boca Juniors es la gran noticia futbolística del año para los peruanos en el exterior, ya que nutre una pequeña tradición de figuras peruanos de corazón “bostero”. Esta inicia con Carlos Gómez Sánchez, allá en 1948, coge fuerza con Víctor Benítez y Miguel Loayza, ya en los sesenta, tiene su cúspide en el gran Julio Meléndez, hasta ahora titular indiscutible en el once histórico boquense, y ya más cerca, continua con Nolberto Solano, el ‘Chino’ Pereda y más recientemente con Zambrano y el Rayo. En River Plate, en cambio, y a pesar de Joya y Soriano, el aporte peruano ha sido más discreto.