Gritar un gol peruano en el Nacional de Santiago de  tiene un sabor especial para todos los peruanos. Hoy,  demostró que tiene la casaquilla blanquirroja bien puesta y celebró el tanto del empate con una euforia única.

De pie en su zona y con las manos en la cintura estaba observando atento el despliegue del ‘Orejas’ Flores hacia el área rival. Conforme iba avanzando, las ganas contenidas de decir la ‘bendita palabra’ le embargaban.

Una vez que el delantero peruano remató hacia el arco de Claudio Bravo y el balón dijo “gol”, Ricardo Gareca cambió radicalmente de posición, levantó los puños hacia arriba y pegó el grito al cielo con todas las fuerzas posibles contenidas que tenía dentro.

Lamentablemente, minutos después llegó el 2-1 de Chile por intermedio de Arturo Vidal.

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