Quiebras, liquidaciones, cierres de operaciones o salidas del mercado. Todas esas son medidas que se han vuelto comunes en el sector aéreo a nivel mundial y, lamentablemente, son algunas de las fórmulas tomadas por más de una aerolínea en el Perú. Ese es el efecto que ha provocado la crisis del COVID-19 en esta industria, un descalabro que está lejos de terminar.
Lo último que hemos visto aquí en ese sentido ocurrió la semana pasada, cuando Star Perú (la cuarta línea aérea más importante del mercado local) anunció la suspensión de sus vuelos comerciales. Ya antes, en mayo del 2020, habíamos noticiado sobre la adscripción de Avianca (en su momento, la segunda compañía local más importante) y Latam Airlines (la primera) a la hoy famosa Ley de Quiebras de Estados Unidos. Ello, además, terminó con el cierre definitivo de las operaciones de Avianca en nuestro país, tras liquidar su filial peruana.
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Si el lector hace las cuentas, estamos hablando —hasta el momento— de que tomaron medidas de emergencia o se terminaron yendo tres de las cinco aerolíneas que conformaron el top 5 de las que más pasajeros transportaron a nivel doméstico antes de que azotara la pandemia. Hoy de ese top 5 sólo quedan cuatro y, de esas, apenas tres volando: Latam Airlines, Sky y Viva.
La pregunta entonces, en un contexto de segunda ola y cuarentena, se cae de madura: ¿Cuánto más podrán operar las que quedan?
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REDUCCIÓN Y FINANZAS EN ROJO
Para tener una idea del tamaño de la afectación en el Perú, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés) ha señalado que, desde marzo (cuando comenzó la pandemia en nuestro país) hasta la fecha, las aerolíneas locales han perdido US$2.500 millones, lo que representa una caída del 77% en sus ingresos respecto de la etapa pre COVID-19.
Además, el gremio más importante del sector a nivel mundial ha señalado que, debido a las severas restricciones impuestas aquí, la reducción de los vuelos en el Perú es una de las más notables de la región: 55%. Es una caída más fuerte que la registrada en países como Chile (45,4%), Colombia (42,7%), Brasil (30,9%) y México (26,2%).
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Como cereza del pastel de afectaciones, IATA indica que sólo en nuestro mercado la autoridad sanitaria exige a los pasajeros pruebas COVID negativas para poder volar dentro de nuestras fronteras, acotando que en ningún otro lugar del mundo existe este requerimiento.
Con tal escala de problemas, la asociación prevé una recuperación de los niveles pre pandemia en el mercado peruano recién para mediados del 2022, en el mejor de los casos. En el peor, IATA indica que esa recuperación podría darse recién para el 2025.
AL FILO DE LA NAVAJA
Día 1 consultó la situación con las aerolíneas que —aún— son parte del mercado local. “Hemos regresado al inicio de la pandemia”, ha resumido Stephen Rapp, gerente general de Viva, que a la fecha es la tercera más importante a nivel doméstico.
Todas las líneas locales —las que quedan— coinciden en que el factor que está marcando la diferencia —hacia abajo— es el requerimiento de la prueba de COVID negativa a los pasajeros que vuelan en rutas nacionales.
José Raúl Vargas, gerente general de SKY (hoy la segunda más importante del Perú), ejemplifica el problema: “Un pasaje doméstico comprado con anticipación puede llegar a costar US$25 incluyendo impuestos. Y en cambio, una prueba PCR cuesta US$90 en promedio. Esto, sumado a la sensación de desconfianza e inseguridad, estaría desincentivando el viaje”, anota.
Lo dicho —el hecho de que la prueba cueste más que el pasaje— estaría provocando que nunca como ahora haya un porcentaje tan alto de inasistencia al vuelo, como ha precisado el gerente general de Star Perú, Carlos Carmona. “Hoy casi el 50% de quienes tienen ya su ticket comprado no se presenta al aeropuerto”, indica el ejecutivo.
REDUCCIÓN Y DESOCUPACIÓN
Como es de suponer, la falta de pasajeros provoca que las aerolíneas sigan operando a pérdida y con sus balances cada vez más en rojo, o que ya no vuelen. “No tiene sentido que volemos ahora para perder más plata. Nunca lo hemos hecho y menos lo haremos hoy”, ha explicado Carmona a Día 1, tras el anuncio de la suspensión de sus operaciones “hasta que la exigencia de la prueba COVID se revierta”.
El resto de líneas aéreas está volando a un 60% de lo que habían previsto para febrero, tomando en cuenta que antes sólo habían recuperado su oferta hasta el 50% de lo que trabajaban en tiempos de normalidad.
Así las cosas, SKY sólo está cubriendo ocho de sus 11 destinos nacionales habilitados, mientras que Viva no ha vuelto a volar a Tacna, Cajamarca o Jaén. Por supuesto, ninguna está operando con sus frecuencias normales, lo que sería un suicidio comercial. Destinos que antes atendían una vez al día (o hasta más), hoy cubren con apenas uno o dos vuelos por semana.
¿UNA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL?
“La recuperación de la demanda sólo se dará cuando se levanten las medidas establecidas [por el Gobierno]”, explica Antonio Olórtegui, gerente central de Asuntos Corporativos, Legal y Compliance de Latam Perú. Además, hace foco en un dato que es muy relevante para las líneas aéreas y que se ha convertido en su caballito de batalla para pedir al Estado que levante la exigencia de pruebas COVID a sus viajeros: “Según estudios de IATA en el 2020, el riesgo de contagio dentro de una aeronave es de 1 entre 27 millones de pasajeros”.
IATA, por su parte, ha solicitado esta semana al Ejecutivo que se instale una mesa de diálogo para analizar la crisis con las aerolíneas. Entre sus pedidos, vale acotar, también figura que se elimine el requerimiento de protectores faciales a los pasajeros.
Hay un tema, sí, que vale la pena preguntarse en esta industria de cara al corto plazo y al margen de que se aligeren o no algunas restricciones de hoy: “Deberíamos mirar a lo que va a suceder en los próximos meses. Yo, por ejemplo, esperaría que tengamos una temporada de Fiestas Patrias al menos digna, pero todo parte de que hagamos las proyecciones con el Estado, que tengamos una hoja de ruta, me preocupa que no haya eso”, indica Rapp, de Viva Air.
Incertidumbre, inacción, cero proyecciones. Un clásico ya de estos tiempos, y no sólo en el sector aerocomercial.
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