Para algunos, la muerte es el fin de la vida y, para otros, la extensión de la misma. Lo cierto es que esta se ha convertido en uno de los pocos negocios que -en esta coyuntura de crisis - ha continuado activo y sin parar, generando rentabilidad a las funerarias como Jardines de la Paz. Ante el lamentable aumento de decesos en el país por el COVID-19, la firma está en proceso de ampliar sus servicios de cremación y estrena su velatorio virtual, así lo revela su gerente general, Javier Servan, en la siguiente entrevista.
¿Qué tan preparados estaban para enfrentar esta pandemia?
Hemos tenido que adaptarnos. Antes el servicio de cremación se realizaba solo durante ocho horas, ahora, estamos operando 24 horas al día, es decir, que estamos cremando permanentemente debido a la gran cantidad de casos por el COVID-19
¿En qué proporción han aumentado las cremaciones?
Antes de la pandemia, se cremaban alrededor de 11 casos diarios en Lima, ahora estamos en 25. Tenemos tres centros crematorios y cinco hornos en La Molina, Villa El Salvador y en la ciudad de Chiclayo.
Están, entonces, al máximo de su capacidad.
Ya estamos llegando al límite de nuestra capacidad [de cremación] en Lima. Por ello, vamos a desarrollar un proyecto para incrementar nuevos hornos o ampliar nuestras instalaciones para los próximos meses. Lo ideal es tener el servicio de cremación en nuestros cuatro camposantos (Chiclayo, Trujillo, La Molina y Lurín). Nos faltaría implementar un horno en Lurín.
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¿Considera que en el país también se ha llegado al límite?
Desde hace años atrás hay una clara tendencia hacia la cremación en el país y en el mundo, pero el gran problema en el mercado local es que no tenemos la cantidad suficiente de hornos. Solo el 15% de las personas que fallecen en el país son cremadas, en Japón y Suiza llega al 99.7% y 87%, respectivamente. En Lima solo hay siete centros crematorios y 11 en provincias, por ello [ante la pandemia] no se dan abasto. Probablemente, somos la empresa con más hornos.
Ante esta falta de capacidad es que también se permite el entierro, para los fallecidos por COVID-19.
Sí, esta disposición ha sido una solución del Gobierno que permite descongestionar los centros crematorios y acceder a los sepelios.
La cremación también es un proceso que toma su tiempo.
El proceso demora dos horas, aproximadamente. Además, con la nueva directiva sanitaria estamos obligados a cremar -en los casos de muerte por COVID-19 e insuficiencia respiratoria- con ataúd, lo cual demanda un mayor esfuerzo de los hornos y mayor gasto de GLP. Por ello también tuvimos que hacer alianzas con nuestros proveedores para que diseñen ataúdes especiales, sin vidrios, clavos u otros que dañen los hornos, que faciliten la cremación.
La Defensoría del Pueblo advirtió excesivos costos en el servicio de cremación en el país, ¿han aumentado sus precios y en cuánto oscilan?
No hemos movido nuestros precios desde hace un año más o menos. Estos van desde S/2.200 a S/3.900, dependiendo de la sede (en La Molina cobramos S/3.900), la capacidad de los hornos y los horarios.
Ante el confinamiento de la población se han restringido los sepelios y prohibido los velatorios ¿Están haciendo algo al respeto?
En efecto, hoy las personas están imposibilitadas de asistir a velatorios. Solo se permiten dos familiares como máximo en el sepelio y cremación en el caso de muerte por COVID-19 y, por otras causas, hasta 10 personas en el sepelio y cinco en el proceso de cremación; mientras que los velorios dejaron de realizarse. Es por ello que, hemos implementado una plataforma de velatorio virtual y un mural de memorias.
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¿En qué consisten estos nuevos servicios?
El primero es un sistema de acompañamiento virtual que permite en tiempo real la transmisión de la ceremonia de velación del fallecido. Con la ayuda de una computadora o celular, los familiares impedidos de concurrir podrán hacerse presentes acompañando a la familia. Podrán acceder a través de un enlace privado hasta 100 personas. Mientras que el mural de memorias es un libro de condolencias digital. Creemos que luego de la cuarentena seguirán existiendo limitaciones para los velatorios y esta es una alternativa que nos permite la tecnología.
¿Cuál es el costo de estos servicios?
El velatorio virtual que tiene una duración de 45 minutos tiene un costo de S/700 y solo está implementado en La Molina, pero para los próximos dos meses esperamos hacer lo propio en los camposantos de Lurín, Chiclayo y Trujillo. El mural de memorias es gratuito.
¿Cuál es la expectativa de la empresa para este año, en vista que algunos servicios ya no se realizan?
Uno de los negocios que sí se han visto afectados por la crisis sanitaria es la venta a futuro de espacios o servicios funerarios, pero creemos que reflotarán en los siguientes meses. Este año esperamos cerrar en azul, pero más que nuestra rentabilidad lo que procuramos, en estos 30 años dedicados al rubro funerario, es dar un buen servicio.
¿Es posible seguir creciendo con más camposantos?
Siempre estamos evaluando esa posibilidad, es algo que está sobre la mesa.
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