Durante el 2020 y el 2021, producto de la pandemia y su impacto en las economías de los hogares, algunos padres de familia optaron por retirar a sus hijos de las escuelas privadas para inscribirlos en el servicio estatal.
Atender un número mayor de alumnos en presencialidad, a decir de algunos especialistas consultados para anteriores informes publicados en Día1, supondría un reto aún mayor para el Estado respecto al que ha tenido que enfrentar bajo la modalidad virtual.
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Al respecto, consultamos con el Ministerio de Educación (Minedu) sobre qué tan significativa ha sido la migración de estudiantes y cuáles son sus planes para fortalecer tanto la educación estatal como la privada.
José Carlos Vera, director general de la Dirección General de Gestión Descentralizada del Minedu, detalla que 337.000 estudiantes solicitaron trasladarse de un colegio privado a uno público en el 2020 y 151.000, en el 2021.
INFRAESTRUCTURA
Para Jorge Camacho, vocero de la Alianza de Escuelas Privadas, mejorar la infraestructura de las escuelas es uno de los grandes retos que tiene el Gobierno actual y el próximo con miras al regreso a clases presenciales. Varias de estas, según Camacho, se encuentran en mal estado, e incluso deberían ser demolidas.
Esta situación toma aún mayor relevancia, dice Camacho, si se tiene en cuenta que alrededor de 480.000 alumnos han pasado de la educación privada a la pública durante la pandemia. “Cuando se pase a la presencialidad, el nuevo Gobierno tendrá que ver en qué locales escolares va a poner a esos estudiantes”, señala.
Cabe mencionar que en el 2018, el Programa Nacional de Infraestructura Educativa reveló que en el Perú existen 27.400 colegios que se encuentran en mal estado y que deben ser demolidos.
En ese sentido, Vera indica que a la mayor cantidad de estudiantes que se trasladaron de escuelas privadas a públicas se les ha asignado vacantes que cuentan con espacio físico (carpeta, mobiliario y demás) en alguna institución educativa.
Un grupo menor, detalla, estaría en modalidad semipresencial cuando se retorne a la presencialidad.
“Este grupo estudiará por turnos. Por ejemplo, lunes, miércoles y viernes irán unos chicos. Martes, jueves y sábado irán otros. Los días que no van de manera presencial se complementan por educación virtual”, precisa Vera.
Por último, un grupo aún más pequeño continuará sus clases de manera virtual durante el próximo año. De esa manera, menciona Vera, se estaría dando una solución temporal al incremento de la población estudiantil en el sector público.
Paul Neira, educador y director general de The Learning Factor, señala que la carpeta asignada para un alumno no necesariamente va a estar disponible en el distrito donde este reside. En consecuencia, los estudiantes vana a tener que trasladarse probablemente a otros distritos para recibir clases presenciales. Eso implicaría esfuerzos económicos y logísticos adicionales para las familias.
“¿Se ha considerado en el funcionamiento del esquema híbrido la contratación de profesores adicionales para el mayor número de estudiantes y para cubrir la jornada escolar que sería de lunes a sábado?”, cuestiona Neira.
En cuanto al mantenimiento de las escuelas, Vera indica que en el 2020 y en el 2021 se han transferido S/365 millones con la finalidad de que se reparen los servicios higiénicos y se mejoren las condiciones de los locales, en general.
Asimismo, Vera afirma que se han destinado más de S/37 millones para la implementación de lavamanos a 15.000 escuelas que no tenían fuente directa de agua potable. Además, indica que se ha hecho un acondicionamiento sanitario más específico en 148 locales que estaban en una situación crítica, lo que ha tenido un costo de S/50 millones.
Aunque no especifica cuánto de ese monto ha sido ejecutado, señala que se están implementando mejoras.
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Para Neira, si bien es una buena acción el destinar presupuesto para el mantenimiento de la escuelas, no necesariamente todos esos recursos han sido ejecutados, ya que durante el 2020 habían restricciones de movilización y los colegios no operaban.
Asimismo, remarca que el presupuesto destinado solo alcanza para arreglar problemas menores, no para otros de mayor envergadura.
SECTOR PRIVADO
Como se ha mencionado en este artículo, alrededor de 480.000 estudiantes han pasado de la escuela pública a la privada. Esto ha impactado en las finanzas de las instituciones particulares. Algunos colegios cerraron y otros se encuentran en una situación crítica, que no les permitiría, por ejemplo, dar mantenimiento a la infraestructura de sus locales ante un eventual retorno a la presencialidad sea este año o el 2022.
Según cifras del Minedu, 292 colegios privados cerraron en el 2020 y en lo que va del 2021, van 207. “En algunos casos sabemos que siguen brindando el servicio virtual. Eso quiere decir que el servicio educativo como tal no se cierra”, acota Vera.
Ante las distintas condiciones en las que se encuentran las escuelas, el Minedu busca regular la educación a distancia para que las instituciones puedan continuar con las clases durante el 2022.
“No puedo asegurar que los colegios que han cerrado sus locales van a poder continuar todo el 2022 sólo con educación virtual. Eso no está del todo definido. Creo que va a ser más un modelo con presencialidad y virtualidad al mismo tiempo”, explica Vera.
A su turno, Edgardo Palomino, presidente de Acopril, afirma que los datos del Minedu no son precisos, ya que varias escuelas no han informado que no están operando.
Esto se debe, detalla Palomino, a que algunos colegios que han cerrado le reportan al Minedu que tienen uno o dos alumnos en ciertas secciones, con la finalidad de no pedir receso, a fin de que si al pasar ese tiempo desean volver a operar, no tengan que hacer algunos trámites. Asimismo, menciona que hay otros colegios que simplemente dejaron de funcionar y no reportaron.
Respecto a la propuesta de implementar una educación híbrida, en la que un grupo de alumnos se encuentre en el aula física y de manera simultánea, otro grupo atienda la clase desde casa, Palomino considera que es inviable, ya que sería muy costoso implementar ese sistema.
El único escenario económicamente viable para Palomino es que un grupo de alumnos asista dos días de manera presencial, mientras los otros no toman clases durante esas fechas. Eso implicaría reducir el número de horas de clase a la mitad, lo cual pedagógicamente lo considera perjudicial.
El futuro de la educación en el Perú empieza a hacerse más claro con los esfuerzos que se están realizando, pero el tránsito no deja de ser muy complejo.
GREMIOS SE OPONEN AL REGRESO A CLASES
El ministro de Educación, Ricardo Cuenca, indicó la semana pasada que al 30 de junio se han contabilizado 25.000 escuelas que están habilitadas para volver a operar.
Al respecto, once asociaciones, integradas por directores, profesores y padres de familia de los colegios privados y públicos, señalan que un eventual retorno sería “muy irresponsable e incoherente”, teniendo en cuenta “el fracaso de nuestro sistema sanitario en las dos primeras olas de COVID-19” y los problemas que tiene el Perú en transporte, salud y educación.
Asimismo, en el pronunciamiento los gremios solicitan, entre otras cosas, incluir a los profesores, al personal administrativo, a los estudiantes desde los 12 años y a las familias vulnerables como prioridad en la vacunación. Además, piden que se estipule un plan y protocolos para el transporte escolar, y que se convierta la educación remota “en una opción para todos”.
En ese sentido, Daniel Alfaro, exministro de Educación y fundador de Pirka, señala que se entiende la preocupación de los padres de familia y de los colegios frente a la posibilidad de volver a la presencialidad en el segundo semestre.
Por el lado de los profesores de colegios privados, Alfaro indica que la preocupación es válida, ya que son en promedio más jóvenes que los profesores del Estado, por lo cual el turno de vacunación de ellos sería posiblemente a partir del segundo semestre.
“La edad de profesores en el sector público es 45 años. En el privado es menor, por lo que podría demorar más su turno de vacunación. Priorizar la vacuna de los docentes podría ser una buena política”, agrega.
No obstante, y a diferencia de la posición de los gremios, Alfaro menciona que se deberían hacer todos los esfuerzos necesarios para regresar a la presencialidad en el segundo semestre.
Para ello, además de priorizar la vacunación de los docentes, recomienda flexibilizar los indicadores del Minedu y mejorar su comunicación con las escuelas y los padres para que no haya temor de relajar las medidas de salud en el sector.
“Esa comunicación tiene que ir de la mano con que los colegios tengan agua, jabón y mascarillas, y de que se trate de minimizar el transporte público para asistir a clases, que implica un riesgo”, indica.
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