Desde el 15 de marzo los gimnasios reabrieron sus puertas en Lima Metropolitana y otras ciudades, que pasaron de nivel de alerta extremo a muy alto, con un aforo del 20%. Luis Lobato, gerente general de Smart Fit y vocero del gremio de gimnasios del Perú, sostiene que este nivel de aforo no es rentable para nadie e implicará más pérdidas. Sostiene que aunque entienden las medidas sanitarias, no hay estudio que respalde ese porcentaje y que esta situación afecta a las membresías. En conversación con Día1, el ejecutivo hace un análisis del primer año de pandemia para la industria- que agrupaba 1 millón de usuarios hasta el 2019 y 1900 gimnasios- y los replanteos de Smart Fit durante esta crisis sanitaria.
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—Desde el 15 de marzo se habilitó la reapertura de los gimnasios, ¿cómo ha sido este retorno? Se les permite un aforo del 20% en Lima y ciudades con nivel de alerta muy alto.
Hemos retomado operaciones después de abrir solo mes y medio en el último año. El abre y cierra no da tranquilidad a las personas y eso hace que mucha gente no retorne o cancele sus membresías. No vemos una lógica con los aforos, un 20% no es rentable para nadie, va a ser pérdida para todos. Sobre todo para los gimnasios de barrio, que son la mayoría, y van a buscar otras alternativas para no tener costos mayores. Entendemos la necesidad de un aforo reducido como parte del protocolo, pero no entendemos de dónde surge el 20%, no hay un estudio que lo respalde. No obstante, si bien es un momento difícil, estamos agradecidos a las autoridades de que los gimnasios puedan volver, de una manera segura.
—¿Hay forma de optimizar la operación con este nuevo aforo? ¿han abierto de manera gradual o todas las sedes?
No, con este aforo no hay expectativa de rentabilidad, pero sí somos claros que debemos abrir el 100%, de todas las sedes. Nuestros clientes lo están pidiendo. El gimnasio es percibido como un lugar para mejorar sus condiciones. Estar preparado para cualquier tipo de enfermedad. Como Smart Fit, las expectativas no son positivas, pero lo importante es estar abiertos y demostrar que con protocolos bien implementados el gimnasio es un lugar seguro. Como en otras parte del mundo, los gimnasios son los últimos en cerrar y los primeros en abrir.
—¿Han conversado con Produce o con el Ministerio de Salud sobre este aforo?
Sí, estamos conversando para seguir mejorando los protocolos, tenemos buena conversación con ello, y queremos demostrar que los aforos bien controlados garantizan el distanciamiento y un ambiente seguro.
—¿Les han dicho que revisarán el aforo o que lo evalúan?
No, no hemos tenido esa conversación específica, pero sí revisar los protocolos.
—¿Ajustaron los protocolos ante la reapertura este mes? A diferencia de diciembre , cuando se reabrió en la llamada fase 4, ahora estamos en plena segunda ola de contagios.
Los protocolos anteriores eran los adecuados, recogían lo mejor que se conoce en términos internacionales. Lo que cambió fue el aforo, que si ya los gimnasios eran seguros con el aforo anterior, ahora son lugares prácticamente vacíos. Solo Smart Fit tuvo más de 248 mil ingresos- en todas sus sedes- durante la primera apertura (desde diciembre al 30 de enero) y no hubo ni un solo caso de contagio. Y eso es una constante en todos los países donde se implementan protocolos en gimnasios. El nivel de contagios en un gimnasio es muy inferior a centros comerciales o restaurantes que, incluso, tienen mayor aforo que nosotros. Hay estudios internacionales que lo respaldan y eso queremos demostrar a Minsa y Produce, con relación al rubro. Les estamos mandando los estudios de Estados Unidos, Europa, Asia.
—¿Cuál sería el nivel de aforo que solicitan, el que les permitiría- según su pedido- tener el negocio rentable y con distanciamiento adecuado?
Bueno, en general los aforos en el mundo se trabajan en 50%, eso permite que tenga una capacidad de atender a la demanda de los clientes y tener un ambiente seguro. Con 50% aforo todo el día puedes tener un distanciamiento muy superior al metro y medio entre las máquinas, superior a 3 metros en clases grupales, aunado a una constante desinfección de los equipos, con lo que la probabilidad de contagio es muy baja. La gente, los usuarios, entienden los protocolos. Si hay gente que no quiere seguirlos, ahí nuestros entrenadores nos ayudan, pero el cliente entiende que es la manera de protegerse y a los demás.
—Al ser un gimnasio denominado low cost, parte del modelo de negocio de Smart Fit era aprovechar el metro cuadrado y tener muchas máquinas para tener volumen de clientes, ¿cuánto ha cambiado esta estrategia con la pandemia? ¿Cómo se refleja en las pérdidas de la cadena?
El impacto de no operar es mayor al tiempo que hemos operado con las nuevas condiciones de distanciamiento e inversión en protección personal, y protocolos. Más allá de eso, todas estas inversiones ha afectado la rentabilidad de cualquier negocio. Todavía estamos en un período de entender lo que está pasando.
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—¿Cuál ha sido el efecto de la pandemia hasta el momento para la industria?
Como gremio acompañamos los resultados generales de la industria, que hasta el 2019 tenía 1900 gimnasios. De todos ellos, en los últimos 12 meses, el 90% tuvo un impacto gigante y casi el 50% han cerrado y no van a volver a abrir. Esto ha hecho que personas que dependían de este rubro tuvieron que buscar otra actividad, mucha gente ha cambiado de rubro. El impacto no solo lo siente el millón de personas que solía ir a los gimnasios hasta el 2019, sino a las familias que dependen del sector.
Como gremio hemos hecho esfuerzos para mantener los empleos lo máximo que se puede, pero eso no es posible con gimnasios más pequeños o que dependen de la venta mensual.
—¿La mayor cantidad de este 50% son gimnasios de barrio o hay cadenas de gimnasios que también están cerrando o abandonando sus ubicaciones?
De todas maneras. Toda la situación ha impactado de alguna manera a todos. En nuestro caso, te puedo hablar del caso de Smart Fit, hemos postergado inversiones. De los 14 países donde estamos presentes en la región, el Perú ha sido el país que ha cerrado durante más tiempo.
—¿En el caso de Smart Fit, entonces, ¿ han cerrado locales o lo evaluarían en caso la situación se prolongue?
Nosotros no hemos reducido ubicaciones, incluso en enero inauguramos tres que estaban en cola. Pero lo que sí ha pasado ha sido reducir la velocidad de crecimiento e inversiones. En cuanto al sector, con el cierre de gimnasios de barrio se reducen las opciones para entrenar, una pena porque la industria pierde mucho con eso.
—Consideras que con estos cierres, en una etapa pospandemia, ¿veremos un retroceso en cuanto a la gente que acuda a los gimnasios a entrenar?
Pese a todo, la perspectiva a corto y mediano plazo es positiva. Una tendencia que queda clara es que para enfrentar esta pandemia tienes que estar bien de salud y a eso ayuda hacer ejercicio constantemente. Cuando bajen los contagios y haya una eficiente disposición de vacunas, el consumidor del futuro será consciente de su propio bienestar y de sus familias. La gente buscará ser más constante en su ejercicio físico. Mucha gente con comorbilidad que fallece por COVID-19 tiene como agravante la obesidad. Entonces, vemos que habrá una recuperación de la industria que no será pronto sino en los próximos dos a tres años, porque hay conciencia del consumidor por cuidarse más.
—Mencionó que la gente no el cierre de los gimnasios que se dio en febrero estaba afectando a las membresías, ¿cuál ha sido ese impacto?
Sí, ha afectado a las ventas de nuevos planes. Si no sabes si tu gimnasio seguirá abierto en 15 días es difícil que compres un plan nuevo. Lo importante es tener la capacidad de ver las cosas a mediano plazo. Tenemos que continuar abiertos, no podemos tener ese vaivén porque confunde al consumidor. El mensaje es claro: los gimnasios con protocolos bien implementados son seguros.
—Dentro de las membresías ya vigentes, ¿cuál ha sido la respuesta de sus usuarios? En las redes sociales de Smart Fit se ve que si bien hay gente que estaba muy pendiente del retorno del gimnasio, también hay gente que pedía la devolución de su dinero o la cancelación de su membresía, muchos usuarios han tenido un impacto a nivel de sus ingresos.
Sí, claro que hay un impacto en ese sentido. Mucha gente ha perdido su empleo, no ha encontrado empleos, pero lo que más tuvimos fue congelamiento de planes, y lo que estamos viendo es que cada vez que abrimos hay demanda de usuarios nuevos.
—¿Cuántas han sido las personas que han decidido congelar sus planes y cuántas han decidido cancelarlos?
Gran parte congeló sus membresías y un porcentaje menor canceló. Recuerda que ahora hay usuarios que pueden pedir cancelar el plan por un impacto económico, pero también hay gente que está en dudas sobre la seguridad de los ambientes de gimnasios. Y ahí está nuestro papel y de la autoridades sanitarias, mostrar que son lugares seguros.
—¿Cuántos afiliados tiene ahora Smart Fit?
Hoy en día tenemos más de 50 mil clientes en todas las sedes del país.
—¿La cadena mantendrá los precios de siempre pese a las pérdidas?
Nosotros creemos fielmente que traemos al mejor producto al mejor costo, queremos democratizar el ejercicio de alta calidad, queremos dar a los peruanos un ambiente seguro, de alta tecnología para sus entrenamientos, Nuestro modelo sigue siendo el mismo, de precio justo. Ahora tenemos que invertir más en tecnología.
—Durante el año de pandemia, Smart Fit se apoyó en la tecnología para llegar a sus afiliados con clases virtuales, ¿las siguen utilizando?
De todas maneras, la oferta online ya venía siendo trabajada antes de la pandemia y se transformó para brindar servicios en la pandemia. Tenemos un número importante de clientes conectados con entrenamientos de distintos países.
—¿Reacomodaron sus horarios ante las restricciones por el toque de queda? Antes de la pandemia no solían abrir los domingos
Sí, tenemos la apertura los domingos, ya que para evitar que haya mucha gente hay que aumentar la cantidad de horas disponibles.
—Cuando ingresaron al país comentaron que la competencia principal, más que otros gimnasios, venían a ser el sofá y Netflix. Ante el confinamiento por la pandemia, ¿cuál es la principal competencia?, ¿ha cambiado?
Después de más de un año de pandemia y cuarentenas, claramente cada vez más la competencia es el sofá y Netflix. El impacto que hubo en la industria hace que la oferta haya bajado bastante, la preocupación ahora es traer de regreso al cliente a los gimnasios y ellos perciban que es un ambiente seguro. Y no solo recuperarlos sino atraer a nuevas personas. Antes de la pandemia ya el 35% de nuestros clientes eran personas que nunca habían entrado a un gimnasio. Pero sí, se ha confirmado cada vez más que la competencia son el sofá y Netflix.
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