El norte del país está siendo azotado por intensas lluvias afectando cultivos como el arroz, la papa, legumbres, zanahoria y otros tubérculos. Gabriel Amaro, flamante presidente de la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú, explicó a El Comercio el estado situacional de esta zona del país y cómo se encuentran los agricultores, agroexportadores y sus cultivos en medio de este fenómeno climatológico.
—¿Qué representa el norte para el sector agrícola y agroindustrial?
Las regiones costeras como Piura, La Libertad, Lambayeque, el mismo norte de Lima, representan una zona altamente productiva para productos agrarios, pero particularmente para productos agroexportadores. Hoy en día, La Libertad es una de las principales regiones agroexportadoras del país. Lo mismo sucede con Lambayeque, que tiene un proyecto como Olmos con poco más de 30 mil hectáreas de productos nuevos de exportación. Piura tiene productos de primerísima calidad y en gran volumen como el mango. Toda esta agricultura agroexportadora en su mayoría está conformada por pequeñas unidades productivas de menos de 5 hectáreas. El 90% de las unidades productivas de las principales cadenas agroexportadoras es pequeña agricultura insertada a las cadenas modernas.
—De las regiones mencionadas, ¿cuál es el reporte de daños que han recibido de los agricultores y agroexportadores?
Hay 1.600 hectáreas agrícolas entre Tumbes y Piura afectadas, en Lambayeque 800 hectáreas de arroz y productos de primera necesidad. En la zona de Monsefú (Chiclayo) existen 500 hectáreas, también hay cultivo de banano afectados. En tanto, están en mejor condición aquellos cultivos de tallo largo como árboles de mango, palta, frutales. Estamos terminando temporadas y ha sido positivo porque no nos ha agarrado en medio de una cosecha. Pero, tenemos temporadas abiertas como la que está iniciando de palta hass, granadas, cítricos, espárragos. Son cultivos que hoy en día se están cosechando. Lo que sí será preocupante es si se confirma El Niño Costero.
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—¿El impacto en el agricultor se dará solo en su actual producción o también sobre su capacidad productiva?
En un campo de productos de primera necesidad, cuando hay una inundación se malogra todo. No solo si el cultivo ya está en etapa de cosecha o si la planta aún está creciendo. En estas ovaciones, hay que habilitar de nuevo el terreno para poder sembrar otra temporada. Prácticamente pierdes la temporada y pierdes la cosecha que es el trabajo 6 meses como mínimo. Así, pierdes el sustento y rompes el círculo económico. Aparte, se afecta todo el desarrollo económico de la región. En el caso de los cultivos de tallo largo, dependiendo de la situación, se puede malograr todo el periodo de cosecha o la futura cosecha. La lluvia en grandes cantidades, en zonas que no están preparadas, atoran los canales de riego o envía agua contaminada. No solo líquido sino sólidos.
—En estas situaciones se activa un Seguro Agrario Catastrófico para pequeños agricultores. Teniendo en cuenta lo descrito, ¿es suficiente esta ayuda?
Es insuficiente porque ese seguro está ayudando a un segmento de las unidades productivas pequeño. Según el censo del 2012 -porque no hay un nuevo censo- existen 2,2 millones de unidades productivas agrarias, la mayoría es pequeña agricultura y agricultura familiar. Esas personas muchas veces no tienen acceso a créditos ni a este tipo de seguros.
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—¿Qué productos son los más perjudicados por las lluvias? Y, si las hectáreas no son cultivables tras las lluvias, ¿qué productos ya no se van a poder producir por un tiempo?
Afectados pueden ser la uva y la palta hass. Si las lluvias continúan y se juntan con el Niño Costero, corren peligro US$ 600 millones en exportación de palta hass porque estamos empezando la temporada de cosecha y dura 6 meses. Lo mismo puede suceder con los cítricos, mangos y arándanos que pueden verse afectados. También se perjudican los productos de primera necesidad de tallo corto: desde el arroz, la papa, la zanahoria, legumbres, tubérculos que se siembran en las zonas comprometidas. Si las lluvias se prolongan veremos aumentos de precios en los mercados y muchas complicaciones en la agroexportación porque esto lleva sobrecostos y las pérdidas de cultivos. Las hectáreas afectadas tienen que desaguarse, y secarse. Todo eso cuesta y es difícil que los pequeños agricultores puedan hacerlo solos. Es muy probable que esas hectáreas pierdan las cosechas este primer semestre.
—¿Qué efectos puede tener sobre la infraestructura agraria?
El canal madre de Chavimochic en La Libertad se ha afectado en tres tramos y el sector privado ha tenido que ayudar a reparar. Sí va a haber afectaciones graves y va a costar muchos millones el poder recuperarnos. Esperemos estar preparados para que no hayan pérdidas de vidas humanas que es lo más importante. Espero que el gobierno esté considerando hacer mesas de trabajo urgentes con las instituciones del sector privado. Tenemos mucho que proponer pero necesitamos reacciones rápidas y toma de decisiones rápidas. Hacemos un llamado al gobierno y al Congreso para unirnos a trabajar ante esto que está sucediendo en el país y que podría pasar con El Niño Costero.
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—La conflictividad política y los cambios regulatorios fueron determinantes para las decisiones de inversión en el 2022. Este año, ¿ven que ello mejore?
Este año no veo nuevas inversiones hasta que no cambie el clima de negocios y la seguridad jurídica en el país. La regulación no está permitiendo que vengan inversiones nuevas extranjeras, ni inversiones locales. Ha generado una serie de riesgos y sobrecostos innecesarios en la producción que solo hace que los productos lleguen al mercado con costos más altos y menor margen de ganancia, como está sucediendo hoy en día.
—Como AGAP, ¿han tenido ya un acercamiento con el Ejecutivo para hablar sobre la promoción al sector?
Hemos tenido diálogo y tenemos diálogo con el ministro de Comercio Exterior, la ministra de Agricultura y de Economía. Hemos pedido reunión con el ministro del Interior y estamos viendo planes de ejecución para que no vuelvan a tomarse las carreteras, por ejemplo. Estamos trabajando temas de regulación de agua, regulación ambiental agraria. Lo que necesitamos es urgencia. Las soluciones no son difíciles, hoy tenemos un gobierno que no es culpable de todo lo que hay detrás. Sin embargo, tiene la obligación de acelerar los procesos para resolver este problema y aminorar los efectos no solo actuales sino futuros.
—¿Cuál es la perspectiva sobre la dinámica de exportaciones para este 2023?
La situación no está fácil, hemos empezado un año con bloqueo de carreteras y con crisis nacional crítica, económica y social. Las exportaciones el año pasado han subido pero no porque haya habido mayor inversión en el sector. Lo que ha sucedido es que las inversiones hasta el 2020, se dan sobre plantas y tierras nuevas. Lo que estamos viendo de crecimiento se deben a inversiones de antes del 2020. No va a ser un año fácil.