El ejecutivo conversó con Dia1 sobre el avance de las billeteras digitales en la región a raíz del lanzamiento del Índice de Inclusión Financiera de Credicorp elaborado por Ipsos, que fue presentado la semana pasada en el I Foro Regional de Desarrollo e Inclusión Financiera de la compañía peruana.
Después de la pandemia las costumbres de las personas evidentemente han cambiado. Hoy las billeteras digitales están tomando cada vez más terreno, pero no solamente como mecanismo transaccional, sino también como método de ahorro.
Sin duda la pandemia nos cambió la forma de vivir. Es decir, más allá del tema específico financiero, rompimos un montón de paradigmas. Y yendo a la pregunta concreta, sobre las billeteras digitales, nuestra visión fue una, pero con dos vertientes. Una es que nuestro principal competidor es el efectivo y el efectivo genera una serie de sobrecostos a la economía, a los bancos y sobre todo a las personas. Y en esa línea, [el tema] es cómo le hacemos la vida más fácil a las personas. Claramente creo que el éxito de las billeteras digitales, concretamente en nuestro caso de Yape, radica en que pagar con Yape es más fácil o genera menos fricción que el pagar en efectivo. Y eso te lleva al ahorro, es más fácil ahorrar porque al final puedes ahorrar de un sol en un sol yéndome al extremo, y no te genera ningún tipo de fricción.
Eso quiere decir entonces que la gente, al momento de interactuar con las billeteras, no solamente las ve como un mecanismo para transaccionar, sino como un servicio personal, para ver su saldo, por ejemplo.
Exacto. Y esa es justo la etapa [en la que está Yape] . YAPE nació con una visión de pago persona a persona y hoy día la visión que tiene es cómo te resolvemos el día a día con Yape. En Yape puedes pagar, ahorrar, pagar servicios, comprar algo, etcétera. Yape te hace la vida lo más sencilla posible.
Tiene que haber un punto de equilibrio en algún momento también.
Crucemos los dedos [risas]. Buena pregunta. La respuesta es sí. Ahora todo el mundo habla del éxito de Yape, pero Yape tiene ocho años y todavía no llega al punto de equilibrio.
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Pero, ¿es eso natural por la naturaleza del mecanismo?
Sin duda. La disrupción en general es así. En cualquier industria estas disrupciones que se vuelven rentables al día siguiente, o no existen o hay algo más que investigar. Como BCP, la visión de Yape está súper alineada a la inclusión financiera. Sí estamos convencidos de que el impacto positivo en los países, en la medida que haya mayor inclusión financiera, es brutal. Nuestra visión de Yape es claramente hacer un negocio, pero sobre todo, generar inclusión financiera.
Saliendo el BCP saliendo y mirando Latinoamérica, en países como Chile, en los que el tarjeta habiente está acostumbrado a utilizar débito, no funciona tanto, no son tan populares las billeteras, pero en economías como la nuestra o como la de Colombia o Panamá, sí. En ese sentido, ¿ven en América Latina una tendencia creciente? Es decir, ¿las billeteras seguirán el camino que ya han trazado?
Yo creo que sí. Una palabra con la que vi la luz es “fricción”. La gente usa el medio de pago que menos fricción le causa.
Fricción, ¿entendido como insatisfacción?
Qué tan complejo me es pagarte. Mi hipótesis es, por ejemplo, que el éxito de Uber es posible porque “no pagas”. En realidad, sí pagamos, pero no hay acción de pagar. Entonces, a tu pregunta, yo creo que la respuesta es -sin conocer el detalle de los ecosistemas-, yo creo que sí, porque es más fácil que yo te pague ahorita de mi celular a que te de un billete de S/10. Si genera menos fricción pagarte el billete de S/10, te lo voy a dar si estamos frente a frente. Pero, si te vas a tu casa, a tu oficina, pagarte el billete de S/10 me va a costar más, probablemente, porque tengo que ir hasta tu casa. Entonces, la respuesta concreta es sí, pero mientras menos fricción haya en los pagos -pagar, ahorrar, transferir, comprar una entrada para ir al fútbol o lo que fuera- [es mejor]. Creo que el mundo viene por ahí, y eso claramente le genera un beneficio a las personas, pero nos genera a nosotros también un beneficio, porque para los bancos el movimiento de efectivo es muy caro, y además [las billeteras] generan información y en países tan informales como el nuestro, donde acceder a información es muy complejo, esto es algo positivo. Alguien que no era sujeto de crédito porque solamente pagaba y recibía en efectivo, hoy día usa billeteras por lo que empieza a generar una huella digital y esa huella digital te puede permitir ofrecerle un crédito que antes era imposible.
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La manera de tomar créditos ha cambiado, sin duda. Y a luz del IIF, el Top to Box engloba a las personas a las que no les interesa/no los necesitan y a las personas que no tienen miedo a endeudarse. Estos últimos están incluso por encima del 20%. En el 2019 no había IIF, y no se ha medido, pero en su experiencia, ¿cree que este porcentaje ha subido, ha bajado o se mantenido? Esto, en un entorno de altas tasas.
Estamos en un entorno de tasas altas por inflación, sí, pero hemos estado hablando de inclusión financiera, por eso estamos haciendo una apuesta bien importante en educación financiera. Los productos bancarios no sean sencillos, la asimetría de información que hay entre un ciudadano de a pie y un banco es muy grande, y lo que queremos es reducir esa asimetría de información. Esa asimetría es lo que yo creo que genera temor, desconfianza. En la medida que nos podamos acercar, simplificar nuestros productos, acercar al consumidor, educarlo, ser más empáticos, el temor va a ir bajando.
¿Ser empático es la personalidad de Yape?
Sin duda.
¿Únicamente como negocio o es la manera en la que ustedes van a seguir explorando?
De hecho, Yape salió reconocida como la marca más querida en el Perú. Independientemente de la industria, y más allá del negocio, para nosotros es la verdad que un orgullo. Que un negocio financiero sea la marca más querida, es claramente que nos estamos acercando más y además, satisfaciendo una necesidad que estaba ahí latente en el mercado.
¿Cómo avanza el tema del QR en la interoperabilidad? A diferencia de un país como Brasil, nuestros QR nacieron con Yape y no con el Banco Central.
Exacto. Yape “sembrado” 2 millones y medio de QR.
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¿No es el mismo número de usuarios?
En comercios, en la bodega. Hemos resuelto o queremos resolver la mayor cantidad de necesidades de las personas, y esto también lo queremos hacer con los micro comercios. El cambio de paradigma que estamos generando para esa bodeguita [en transacciones es inmenso]. Creo que los Yape del mundo podemos, con esa visión de hacer negocio, pero también con la de incluir financieramente, de resolver necesidades y los dolores de la población, podemos hacer un cambio bien importante para los países, pero también para la imagen de la industria financiera. Tampoco somos de las industrias más queridas en el planeta.
Y también trabajar eventualmente con el gobierno.
Sin duda. El primer bono que se pagó en la pandemia, se pagó 100% presencial. En ese momento, caminaba por las calles y veía las agencias, y se me partía el alma al ver a la gente que pasaba 12 horas literalmente [esperando] para cobrar S/760. Porque, además, la capacidad instalada nuestra era menor. Luego, hubo los siguientes bonos y se fue pagando con billeteras. Entonces, te das cuenta que la masificación, pero siempre resolviendo puntos de dolor del ciudadano.
El efectivo es principal competidor, pero sacando el efectivo de la ecuación, ¿cuál es el siguiente gran competidor? ¿La ciberseguridad?
Desde el punto de vista de miedo, sí, sin duda. Porque además, dos cosas. Lamentablemente esa es una carrera de los buenos contra los malos, que no va a terminar nunca. Nosotros mejoramos nuestros parámetros de seguridad, ellos se vuelven más sofisticados. La confianza se construye de a poquitos, pero se destruye en una. La ciberseguridad, más que un competidor, es un posible disruptor del negocio. Y por eso también en el tema de educación invertimos mucho en educar sobre ciberseguridad. Claramente los bancos tenemos una responsabilidad, pero es una responsabilidad compartida. El usuario también tiene que ser más diligente.