Cuando hace 21 años Rosario Bazán, su esposo Jorge Arangurí y sus socios daneses decidieron comenzar la agroexportadora Danper, ella estaba segura de que podía comandar la empresa aunque no hubiera otra mujer como gerente general en el sector agrícola. No iba a ser tarea fácil. “Tenía temor, pero he aprendido que en la vida es natural tener temor y que lo importante es no dejarse paralizar. Siempre hay que actuar”, dijo a El Comercio en el 2011. Y en esa línea Danper fue creciendo con la idea de que solo se hacen empresas sostenibles cuidando a las personas y al medio ambiente.
Años atrás, por ejemplo, aunque su negocio era producir alimentos en conservas, Bazán prefirió invertir antes que en equipos que mejoren ese proceso en un centro de salud que atienda los problemas físicos y psicológicos de los trabajadores.
De este modo fue creciendo en esencia como una empresa socialmente responsable y sumando capacitaciones a empleados y productores de su cadena de valor. No era una estrategia que obedecía a fines comerciales o una moda, era algo en lo que Bazán creía: hacer las cosas bien y teniendo al trabajador como centro de la historia.
Esa misma consigna es la que ha hecho posible contar otra historia, una de desafíos y de éxitos empresariales que ha permitido crear oportunidades reales de desarrollo para la gente. Danper es una compañía de más de 6.500 colaboradores que factura cada año más de US$130 millones, y que se ha convertido en un proveedor confiable de espárragos, alcachofas, pimientos, papaya andina, quinua, y de otros productos peruanos en los cinco continentes.
Hoy Rosario Bazán es la única mujer nominada entre los 17 finalistas del Premio LEC.