La edad promedio de los campesinos en Filipinas es de 57 años. Los jóvenes se van del campo porque lo asocian con la pobreza, pero Cherrie Atilano (25 años) y su proyecto Agricool van a contracorriente de esa tendencia. Con Agricool se busca incentivar a que los estudiantes de negocios trabajen con agricultores y juntos creen empresas y desarrollen productos para ir más allá de los mercados tradicionales.
“Ahora los productores pequeños tienen el conocimiento para sembrar más de 10 productos en el mismo espacio en el que antes solo sembraban arroz”, dice Cherrie Atilano, quien fue parte de la delegación de 20 jóvenes emprendedores sociales que esta semana estuvieron en Lima para participar en el evento Laureate Global Fellows 2014, que organizó la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC).
Así como Agricool, otros proyectos han logrado ser sustentables fortaleciendo su organización y convenciendo a empresas y gobiernos de su efectividad. La lección es que se pueden echar a andar en todo tipo de realidades.
ZONA VERDE
El biólogo Daniel Uribe, de Costa Rica, comenzó en el 2008 un proyecto para devolverle vegetación a las playas de su país. Décadas atrás muchas zonas fueron barridas para que ganaran terreno la agricultura y la ganadería, pero esas comunidades costeras no prosperaron.
Por eso el proyecto Costas Verdes ya ha plantado más de 10 mil árboles con el fin de que la gente entienda que una playa reforestada es más atractiva para el turismo. “Trabajamos con voluntarios e involucramos a colegios en el plantado y mantenimiento de los árboles”, cuenta Daniel Uribe. “Nos interesa establecer una conciencia ambiental y ecológica como modelo de desarrollo”, añade.
El proyecto se sustenta con el aporte de empresas a esta iniciativa como parte de sus programas de responsabilidad social. Además, los hoteles con los que Costas Verdes tienen convenio cobran un dólar más por noche para destinar esa cantidad al proyecto. “Eso los ayuda para mejorar su categoría de ecoamigables, ya que el Gobierno promueve que los turistas elijan estos alojamientos”, dice Uribe. Su objetivo es reforestar la costa de todo el país.
POR MEJORES CLASES
El sistema educativo en Kenia está en crisis por el exceso de estudiantes por aula y la poca cantidad de maestros que pueden atenderlos. La solución de la joven Peggy Mativo a este problema fue iniciar PACE, una iniciativa que recluta y capacita a muchachos que han terminado el colegio para que colaboren como asistentes de los profesores.
De esta forma los muchachos aprovechan su tiempo libre mientras van descubriendo su vocación, y los profesores ganan mayor control sobre los salones, lo que mejora la dinámica de aprendizaje.
“La presencia de un asistente hace que las clases sean más personalizadas, porque antes el maestro solo llegaba a captar la atención de las primeras filas”, dice Mativo. Además, los jóvenes aportan soluciones creativas para, por ejemplo, abastecer las bibliotecas escolares. El objetivo es llegar a contar con 10 mil jóvenes asistentes en las tres principales ciudades de Kenia.