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A diferencia de otros grandes ejecutivos envueltos en casos de corrupción, Joseph Blatter no es un personaje hosco y desagradable, sino más bien ha sabido hacerse de una imagen afable y encantadora.
Es esta simpatía tal vez la que lo ha ayudado a hacerse de sólidas relaciones con múltiples autoridades y dirigentes alrededor del mundo y que le han conferido el poder del que hoy en día goza.
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El viernes este poder fue puesto a prueba cuando, contra viento y marea, fue elegido por quinta vez para la presidencia de la FIFA.
Joseph Blatter tiene 79 años y ha pasado 40 laborando en la FIFA. Llegó en 1975 a esta organización de la mano de su ex presidente el brasileño Joao Havelange y ha sabido ascender hasta ocupar el más alto cargo de la institución. En 1998, gracias a una elección muy cuestionada, se hizo con la presidencia por primera vez.
EL ESCÁNDALO
Sin embargo, la organización que parecía intocable esta semana se vio en el centro de los titulares. Siete dirigentes fueron detenidos en Suiza debido a una investigación por corrupción iniciada por el FBI.
En total, se presentaron 47 cargos contra los acusados, que incluyen sobornos, chantajes, fraude y conspiración para el blanqueo de dinero. El fraude asciende a 150 millones de dólares, bajo la forma de pagos ilícitos para la obtención de contratos vinculados a los derechos internacionales de los torneos y promoción. De esa cifra, 110 millones corresponden a la Copa América Centenario. El secreto a voces por fin se hacía noticia a viva voz.
A pesar de ello, la cabeza de la organización permanece aún inamovible. Walter de Gregorio, portavoz de la FIFA, diría ante la prensa: “El presidente no está implicado, ¿cómo puede usted decir que tiene que dimitir? [...] No está bailando en su oficina, está muy tranquilo, ve lo que sucede y coopera plenamente”. Días después, Blatter respiraba tranquilo al ganar su quinta elección.
Sobre sus ingresos económicos, Joseph Blatter ha sabido dejar una gran incógnita sobre el monto exacto de estos. Tanto así que ni siquiera la lista de “Forbes” tiene un estimado de sus ganancias y lo ubica, eso sí, en el puesto 70 entre los hombres más poderosos del mundo.
De lo que sí se tiene conocimiento es de las inmensas cantidades de dinero que mueve la FIFA: el 90% de sus ingresos proviene de la Copa del Mundo. La venta de los derechos de comercialización ascendió a US$4.500 millones en el Mundial de Brasil 2014, lo cual da cuenta de que en la organización se mueve mucho más que simples pelotas.
