Luis Leey

Fidelizar y retener al mejor talento en una empresa se ha vuelto un reto no solo para las áreas de recursos humanos sino también para la Gerencia General y cómo lograrlo una de las principales discusiones de los últimos años. Lograr encajar los valores e intereses personales de los colaboradores con la cultura corporativa se ha convertido en la nueva fórmula que buscan las compañías para lograr mantener a sus talentos.

De acuerdo con una publicación de la Organización de Directivos de Capital Humano, los empleados que tienen una mejor relación con la cultura organizacional son los que obtendrán mejores beneficios y permanecerán más tiempo en la empresa. Se le conoce como el fit cultural y se ha convertido en una práctica necesaria al momento de contratar a un candidato.

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Un empleado compatible con la cultura de la organización tendrá mayor satisfacción laboral, se sentirá más identificado con su compañía, permanecerá más tiempo en la empresa y, por lo tanto, tendrá un mejor desempeño. Además, estudios sugieren que existe una relación entre la cultura corporativa y la salud mental y física. Si el puesto de trabajo y la empresa encajan con la personalidad del trabajador, los niveles de estrés y ansiedad se reducirán considerablemente.

Sin embargo, centrarse exclusivamente en el fit cultural podría traer algunas desventajas. Por ejemplo, no definir lo que consideramos el fit cultural, podría llevarnos a contratar en base a características individuales o incluso prejuicios que podrían provocar la ausencia de diversidad e inclusión en nuestras organizaciones evitando contar con puntos de vistas diferentes y limitando la innovación.

Un estudio de la Universidad de Stanford y la Universidad de Berkeley concluyó que existe un concepto aún más importante que es la adaptabilidad cultural y podría ser la clave que influya en el éxito laboral. ¿Cuál es la diferencia? Mientras que el fit cultural evalúa si un individuo calza o no con la cultura organizacional de una empresa, la adaptabilidad cultural es un proceso en desarrollo por el cual una persona se adapta bien o no se adapta a la cultura de la organización en el tiempo. Por ende, el fit cultural se considera una característica estática mientras que la adaptabilidad cultural es un proceso dinámico.

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Entendiendo que la cultura organizacional de las empresas no es estática y hoy en día tiende a evolucionar mucho más rápido, reconocer esta dinámica resulta determinante en el proceso de selección de profesionales. De esta forma, las organizaciones que evalúen la adaptabilidad cultural de sus candidatos y no solamente el fit cultural, podrán contratar trabajadores que estén alineados con la organización y que, a la par, tengan la capacidad de adaptarse a los futuros cambios de la compañía desarrollando sus habilidades.

Con esta nueva mirada, donde ambos conceptos son puestos en práctica, se puede lograr el balance correcto para una contratación más exitosa. La investigación no niega la importancia del fit cultural, pero concluye que la adaptabilidad cultural puede tener una repercusión aún mayor. Aplicando ambos conceptos de evaluación podrían traer consigo el éxito laboral de los candidatos y por tanto una mayor la productividad de la empresa.

Luis Leey Socio Amrop Perú

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