Inés Temple

Hace algunos años, un amigo asegurador me explicó que la letra chica de esos largos contratos que nos presentan se escribe así para protegerse de ese 2% que los estafan con reclamos falsos y actos incorrectos realizados de mil formas creativas. Y por culpa de ese 2%, los demás pagamos precios más elevados y contratos casi imposibles de leer completos. Vivimos en el mundo de la desconfianza, mirando los titulares con las fechorías, crímenes, robos o estafas de ese 2%, que solo velan por sí mismos y sus cuotas de poder, sus intereses personales o partidarios, cometiendo actos de corrupción entre mil y otras cosas. Hoy me gustaría proponer focalizar nuestra atención en el otro 98%, en las personas de bien.

Necesitamos un cambio de perspectiva, un cambio de mirada para volver a creer y confiar. Necesitamos poder inspirarnos con lo que también pasa a nuestro alrededor, pero que no miramos o valoramos lo suficiente, encandilados como estamos con analizar, criticar y deprimirnos por quienes no valen la pena, aunque hayan sido elegidos para posiciones de poder, liderazgo o autoridad. Miremos a nuestro alrededor y validemos a los peruanos valientes que hacen las cosas bien y con decencia. A los jefes que tratan de ser mejores personas y mejores líderes y ven en nosotros aquellas versiones nuestras que solos no logramos ver. Celebremos a nuestros padres o maestros que nos inculcaron valores familiares y personales. A nuestros hijos que hacen las cosas mejor que nosotros. Miremos a nuestro alrededor a tanta gente solidaria, valiente y luchadora que trabaja día y noche para salir adelante enfrentando mil trabas, problemas y dificultades. Que sean ellos, su fuerza y sus valores quienes nos inspiren y motiven a seguir adelante cada día, con fe y compromiso renovados.

Necesitamos de esa inspiración para poder sacar adelante nuestros sueños y ambiciones, nuestras carreras, emprendimientos, empresas y familias aquí, en el Perú. Y para que ojalá tantos que se fueron quieran volver. Ya que nuestras autoridades no tienen una visión de país ni nos inspiran, cambiemos de perspectiva y de mirada, e inspirémonos entre nosotros mismos. Escojamos inspirarnos por ese 98% que perseveran en sus negocios a pesar de los corruptos y las ineficiencias del Estado. Inspirémonos con los que tienen una visión transformadora, un sueño grande para darles una vida mejor a sus clientes y colaboradores, a sus hijos y vecinos. Miremos a nuestro país con cariño y admiración renovados, reconozcamos nuevamente a nuestra cultura milenaria, nuestra rica historia, las grandes oportunidades que están allí en este país bendito lleno de riquezas y maravillas naturales admiradas por tantos. Inspirémonos por quienes logran que el Perú sea #1 en tantas cosas productivas, exportables, gastronómicas, turísticas, deportivas, etc.

Dejémonos inspirar por quienes aún apuestan por el Perú con esperanza y fe para volver a creer en nosotros mismos. Tenemos un gran país que necesita que creamos nuevamente en él, para hacerlo grande y próspero, con más oportunidades para todos.