(Por Jon Pérez, director de Engagement de LLYC Lima). El Teorema de Thomas indica que si una sociedad toma una circunstancia como real (póngase lo que se desee en la definición de realidad) sus consecuencias serán también reales.
Mucho se está hablando del coronavirus desde el punto de vista de la salud y sin reparar con detenimiento en el efecto que esta pandemia tendrá sobre el talento. Los profesionales que integran una organización son los encargados reales de materializar su propósito, por eso es que debemos realizar un esfuerzo específico para lograr que esta crisis, que se presume temporal, no desemboque en resultados permanentes.
- FMI “preparado para movilizar” US$ 1 billón contra el coronavirus
- Coronavirus: 5 medidas económicas sin precedentes que han tomado algunos países para enfrentar la pandemia
QUÉ PREOCUPA AL TALENTO
Según un reciente estudio de la consultora InTarget en el mercado local, los profesionales se muestran responsables y concernidos por temas de calado que afectan directamente a la propuesta de valor de las compañías.
En primer lugar, existe una preocupación por la forma de desempeño del trabajo vinculada, directamente, a la seguridad personal. En este sentido, parece lógico instaurar, comunicar, sugerir y valorar la opción de desempeñarse a través de opciones de home office (que hoy en día tienen grandes posibilidades gracias a los avances tecnológicos).
Por otra parte, y comprensible, existe una preocupación creciente por los efectos que esta crisis sanitaria tendrá sobre la solvencia de la economía y, en último término, sobre la permanencia de los proyectos empresariales de los que forman parte.
En tercer lugar, los encuestados manifiestan una inquietud palpable en lo que se refiere a la actitud reactiva de las compañías frente a una crisis que ‘se veía venir’ si ponemos el foco en países como Italia o España, en donde la pandemia nos ofrece una perspectiva temporal de lo que podría estar por venir.
Cómo afrontarlo desde el punto de vista de la comunicación interna, el engagement y la reputación como marca empleadora.
Atendiendo a lo anterior, y no únicamente a ello, proponemos una receta destinada a que una crisis temporal no genere resultados permanentes sobre el compromiso, la motivación y la marca empleadora de las compañías en el Perú:
1. Transparencia y diligencia. Las empresas no deberían incurrir ni en la complacencia ni en el alarmismo. La crisis que vivimos es global y debe ser tenida en la consideración necesaria de tal modo que la concienciación cale y genere comportamientos responsables que ayuden a paliar la propagación de la enfermedad Covid-19, pero sin caer en el alarmismo infundado. Hoy, más que nunca, es preciso huir de las fake news y mantener a las planillas informadas con referencias universalmente validadas, como la Organización Mundial de la Salud o el MINSA.
2. Tranquilización y puesta en valor del talento (con énfasis en el home office). En general, es preciso trasladar que lo que hace grandes a nuestras compañías es el intelecto de nuestros profesionales, y no únicamente sus cuerpos. En este sentido, es relevante ofrecer posibilidades de home office que tranquilicen al talento y permitan desplegar sus cualidades y aportaciones a través de canales digitales.
3. Apoyo a los mandos intermedios. Que son, al final, el principal canal de comunicación con el que cuentan las compañías. Es imprescindible hacerles partícipes de la estrategia de la compañía a la hora de afrontar esta crisis y proveerles con instrumentos que les ayuden a la hora de trasladar mensajes críticos sobre este tema, tales como mensajes básicos y Q&As.
4. Reconocimiento. En época de circunstancias excepcionales es preciso reconocer a los que hacen esfuerzos excepcionales para mantener vivas las organizaciones. En este sentido, cobran fuerza ideas relacionadas con el reconocimiento público a los profesionales (incluso considerando iniciativas de reconocimiento entre iguales con base en aspectos intangibles que apuntalen el buen ambiente y la resiliencia en tiempos de coronavirus).
5. Calma y perspectiva. Tan malo como no tomarse en serio la crisis es deformar por aumento su alcance. Es necesario trasladar el impacto real que esta pandemia tendrá sobre la vida diaria, la salud y sobre la economía, pero sin caer en mensajes catastrofistas que puedan minar la moral de la planilla y generar desafección hacia las marcas empleadoras. Hoy, más que nunca, hay que trasladar que hay gente preparada y decidida a los mandos de las naves.
6. Empoderamiento y ownership. Esta crisis sólo se solucionará si todos asumimos el papel responsable que nos corresponde. Resulta imprescindible, por tanto, incoar a los profesionales a seguir los requerimientos establecidos por organismos nacionales e internacionales y reforzar el mensaje de la aportación personal de tal modo que cada trabajador se sienta agente activo de la solución al problema.
El talento es el motor de la economía. Confiemos en que, con el cuidado adecuado, podamos rememorar esta crisis, dentro de años, únicamente como una horrenda anécdota.